Brindar amor, ternura y alegría son las principales “tareas” de las mascotas Macallan y Bourbon cada mañana al llegar a las instalaciones del Grupo SEPI en San Juan. Las ejercen a cabalidad con entusiasmo pleno, buscando los mimos de los empleados que encuentran a su paso.

El schnauzer mestizo Olaf, más tímido, los observa desde la cercanía de su propietaria, la sicóloga clínica Amarilis Ramos, con quien prefiere aislarse y pasar tiempo en algún rincón de la oficina principal.

Hace cerca de cinco años que la doctora y presidenta del centro de servicios de salud mental comenzó a reflexionar sobre el concepto de integrar mascotas a la plantilla de trabajo, no solo en su compromiso por tenerlos cerca para cuidarlos, sino también para promover la serie de beneficios que envuelve contar con ellos en un ambiente laboral externo.

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“En términos de estudio, se ha evidenciado que el que el entorno permita espacios de mascotas, aumenta la probabilidad de visitas y de deseos de estar dentro de un ambiente de empresa, fuera del aspecto sicológico”, expuso en el marco del Mes Mundial de los Animales. “El comercio que te permite llevar mascotas tiene un 79% de probabilidad de que esa persona vaya a visitar. Y el 60% de las personas se queda más tiempo si el ambiente es ‘pet friendly’”, agregó.

“Ahora, cuando lo vemos en un entorno de estado emocional, se demuestra que hay unos cambios significativos en el estado de ánimo de una persona cuando está más cerca de su mascota”, manifestó complacida a este medio mientras sus bernedoodles Macallan y Bourbon reposaban en calma alrededor del escritorio. “Primero que todo, ayuda en las destrezas sociales. En muchas ocasiones, a veces interpretamos que las personas son tímidas o que no hablan. Pero no significa eso, es que pueden tener temor a hablar en público, a acercarse o abrirse a otras personas, y los espacios con mascotas abren esa oportunidad de tener una conversación”, detalló como una de las ventajas, entre tantas.

Los beneficios abarcan reacciones neuroquímicas, incluyendo bajar los niveles de estrés. “Cuando tenemos una mascota cerca, genera unos neurotransmisores que dan placer, que generan felicidad y estabilizan en la mayoría de los casos ese sentimiento que tiene la persona en momentos particulares, como la tristeza, por ejemplo”.

La iniciativa de la doctora inició al adoptar a Olaf, un perro rescatado. “Yo siempre he tenido mascotas”, expresó. “Siempre salgo tarde del trabajo. Entonces en cuanto a lo que tiene que ver con el alimento y otros aspectos, cómo vamos a manejar eso, me dio estrés y empecé a llevármelo poco a poco, y ya no supe cómo hacerlo diferente”, confesó. Eventualmente, la familia se agrandó con los bernedoodles, que aunque están presentes para interactuar con empleados y pacientes, no son denominados como perros de servicio.

“Lo que pasa es que el perro de servicio tiene que estar de 7 a 8 meses en entrenamiento, y mi corazón no pudo con tanto”, manifestó. “Nosotros trabajamos con menores. Tenemos 200 menores a cargo, aparte de los que nosotros trabajamos como pacientes externos. Yo vi una compañera que integraba las mascotas y otras alternativas en el proceso terapéutico de altos niveles de ansiedad, y funcionaba. Entonces, los incorporamos ya al proceso terapéutico”, agregó sobre lo que motivó a que formaran parte del compromiso de bienestar para la población que atiende, que incluye algunos con autismo, síntomas de ansiedad, pánico y otros.

No los fuerces

Dentro de la consideración por contar con mascotas en un entorno laboral, hay que tener en cuenta que no a toda persona le agrada esta dinámica. Además, hay quienes sufren alergias, lo que limita esta interacción. Ramos fue enfática en sopesar este aspecto a la hora de adoptar una política “pet friendly” en una empresa.

“Es importante que podamos orientar sobre el manejo o la creación de manuales adecuados para trabajar con ellos porque si hay una persona que quizás le tiene temor, o que simplemente no se siente a gusto en un ambiente de trabajo con mascotas, no podemos juzgar a la persona. Tenemos que tomar medidas para manejar eso responsablemente”, afirmó enfática.

“Lo otro es que no toda mascota disfruta compartir con personas distintas a las de su ambiente, por lo tanto, no todas pueden estar en un ambiente de trabajo, incluso para una visita”, alertó, y agregó que esto aplica a cuando se les lleva a negocios donde se permiten mascotas.

“Tenemos que ser conscientes de que ellos también pueden tener estresores. Ellos pueden ser simpáticos con todos los que vengan a la casa, por ejemplo, pero si vamos a llevarla a un restaurante, tenemos que estar conscientes de qué tan beneficioso es para esa mascota, porque puede darle estrés, sentirse incómodo por el ruido, por el piso, etcétera”.

Vigila su seguridad

Las mascotas siempre deben estar vacunadas y asegurarse que dentro de su personalidad, no son agresivas. “Debemos estar seguros que estén en un ambiente cómodo, que no pasan calor, que no pasan hambre, que no pasan sed”, detalló como medidas relevantes.

Por otro lado, el amor hacia los animales puede provocar que en el ambiente laboral haya quienes se motiven a darles meriendas u otros alimentos. Sin embargo, hay que ser juiciosos con esto.

“Hay espacios donde las mascotas no deben estar. Nunca deben estar en la cocina. Aquí ese espacio no está permitido para ellos”. Las medidas de higiene también se tienen que tomar en cuenta. “Por ejemplo, yo habilito un espacio para que las mascotas salgan por una puertita que hay aquí y ellos van a un área de patio donde ellos pueden hacer sus necesidades. No debe ser dentro”.

Para concluir, más allá del entorno laboral, la doctora compartió un consejo sobre el sentido de responsabilidad de los padres o adultos.

“Antes de comprar una mascota, siempre voy a recomendar adoptar”, dijo con énfasis. “Y si adoptamos una mascota, no podemos esperar que un niño cuide de la mascota porque es nuestra responsabilidad. Las responsabilidades las enseñamos nosotros los adultos. Si los menores adquieren una destreza de cuidado, deben ser supervisados”.