Cuidado con idealizar a tu pareja ciegamente
Considerar que tu otra mitad es demasiado perfecta es un problema que puede ocasionar grandes conflictos.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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Dice el refrán que el amor es ciego, y la experiencia nos ha enseñado a reconocerlo en muchas ocasiones, especialmente en ese periodo de enchule que suele darse al inicio de una relación sentimental.
Es entonces cuando, enamorados al fin, vemos a la pareja con una mirada más que halagadora: es guapa, inteligente, respetuosa, amigable, trabajadora, comprometida, con buen sentido del humor... En fin, que la lista de atributos extraordinarios es larga, al punto que muchos –en plena fase de ceguera– ven sólo lo que quieren ver.
De acuerdo con el psicólogo clínico Luis Caraballo, esta idealización es hasta cierto punto normal en las primeras semanas, o incluso meses, del romance, que es cuando solemos atribuirle al otro esa serie de encantos que no necesariamente posee.
Sin embargo, el experto advierte que mantener esta perspectiva superoptimista sobre la relación por largo tiempo puede ser muy perjudicial.
Y es que, según apunta Caraballo, cuando la idealización sobrepasa sus justos límites y alcanza un punto extremo, la persona tiene una engañosa percepción del otro que no está basada en la realidad, sino en deseos.
“Es bien común en esa primera etapa de la relación que uno tenga un grado de idealizar a la otra persona cuando se están conociendo. Esa idealización no dura mucho tiempo. Ahora bien, cuando ya persiste y se vuelve exagerada, pasa de ser de una etapa normal a algo más problemático. Pasa de una idealización común casi a una ceguera, en la que no se quieren ver los otros puntos que están al alrededor de esa persona, que no necesariamente son tan buenos como se vieron inicialmente”, precisa el psicólogo.
El experto en conducta destaca, en este sentido, que en estos casos se produce una especie de pacto de negación, que –aunque es inconsciente– hace que la persona niegue todo lo malo o lo que no le gusta del otro.
Caer en este tipo de idealización patológica es particularmente peligroso con el paso del tiempo, que es cuando el velo de la ilusión se viene abajo y deja la verdad al descubierto.
Ahí, la pareja cae también del pedestal que ocupaba y la persona se enfrenta a la realidad de golpe: ese compañero sentimental no es tan perfecto como se pensaba, causando mucho dolor y frustración.
Para evitar que esto ocurra, el doctor Caraballo aconseja no perder de perspectiva que a las personas hay que quererlas sabiendo que no son perfectas... y con defectos incluidos.
En cualquier caso, la pareja no merece estar ni en un lado ni en otro de la balanza: ni es un catálogo de cualidades ni una suma de defectos.
“La vida te va a dar la oportunidad para que empieces a evaluar objetivamente a esa persona. Inicialmente, le vas a dar un 10, pero eventualmente las experiencias te darán el chance de saber el verdadero número que la persona es”, concluye el doctor Caraballo.
Riesgos de idealizar
Ama con los ojos abiertos y evita caer en un periodo de ceguera emocional, en el que ves a tu pareja sin defecto alguno.
Te ciegas a la realidad
Cuando idealizas desmesuradamente, creas una imagen distorsionada de él o de ella basada en tus deseos y no necesariamente en la realidad. Por ende, nunca podrás ver y evaluar objetivamente a la persona. “La emoción inicial te crea un velo que te hace ver lo que quieres”, apunta el doctor Caraballo, psicólogo clínico.
Dolor y decepción En el momento en que esa persona que considerabas perfecta cae del pedestal y te falla, la frustración que sientes podría llevarte a una depresión. “Si no logras identificar tempranamente quien es de verdad esa persona, con el tiempo vienen problemas, como la infidelidad y el alcoholismo”, dice el experto.
Baja autoestima La consecuencia de que conviertas a la pareja idealizada en el eje de tu vida es que, cuando choques con la realidad, tu autoestima se verá lacerada. “Llega un momento en que te hundes tanto en esa relación que, cuando miras afuera, ya te ves tan absorbido que dices: No vale la pena salir de aquí’”, lamenta el especialista.
Te quedas estancado El permanecer al lado de una persona que no es tu media naranja impide que te des el espacio necesario para conocer a la que sí lo es. “Creas un discurso de que ‘la persona ideal no existe’, cuando realmente te estás privando de la oportunidad de iniciar una relación con alguien que reúna las cualidades que buscas”, afirma.