Lo vemos  todos los  días al entrar  a las  redes  sociales: un bombardeo de fotos  y vídeos de menores. 

El diario de vida de los  niños  inicia con  las  dos rayitas  en la prueba  de  embarazo  que anuncian la llegada  de un bebé. A partir de ese  momento comienzas a compartir  el sonograma,  el   embarazo, la llegada del bebé, la  primera toma de leche, su primer diente  y por  ahí  siguen centenares de fotos  y  vídeos  con las que  inundas tus  redes  sociales.  

Muchos  padres  y  madres  lo hacen en su deseo de mostrar  la felicidad  que viven  al lado de sus menores  y  compartir el crecimiento de sus hijos  con el  resto  de sus  amigos en la  web. Algunos no  son   conscientes de que la práctica de subir fotos y vídeos de los hijos a las redes sociales pudiera  afectar  el desarrollo psicológico de los menores, anular los  límites  y hasta  poner en riesgo la  seguridad  de la familia, entre otras cosas.  

En el mundo de las  redes  sociales este  comportamiento  que  ha  sido estudiado por diversos profesionales de  la salud  mental ,  se  le  conoce  como oversharing, un término anglosajón que define la obsesión por compartir en la web absolutamente todo lo que se hace a través  de  fotos y  vídeos,  especialmente de los hijos. 

La vulnerabilidad a la que expones a tus hijos, sumado a  la  falta  de seguridad familiar y  el modelaje de vivir sin privacidad son los primeros  riesgos que  resalta  el psicólogo clínico Héctor Coca sobre la  mencionada práctica. 

“El  70%  de lo que van hacer tus hijos y la visión  que van a tener  del mundo proviene de  los padres. La familia es el modelo de socialización número uno. Al exponer a  tus hijos en Facebook o en cualquier otra red social, uno de los peligros  más grandes  es que nuestros  hijos ven la vida privada y la intimidad como algo  abierto donde los límites no existen. Esto tiene unas implicaciones serias  dentro del aprendizaje, porque nuestros niños se  crían sin límites y que  todo el mundo  puede tener acceso a  su vida privada. Eso  es muy peligroso”, explicó el  psicólogo. 

Como ejemplo de esta tendencia señaló  que  el  niño ve a  la madre  escribiendo una molestia, una queja y expresando  su  estado emocional  sin ninguna confidencialidad en la red  social, por lo  que  puede  entender que se trata de un comportamiento racional que también puede realizar habitualmente. 

“Mami  pone  todo  en Facebook y esas  emociones dejan de ser  confidenciales. La  exposición  te genera  una vulnerabilidad enorme  hacia las  otras  personas. Eso  puede  abrir  las  puertas a darle  confianza a  todo el mundo y  el niño pueda  estar  vulnerable  al  acercamiento  de  gente  mal intencionada y  pedófilos”, comentó Coca, que  a  su  vez  enfatizó  en el asunto  de  seguridad.  

Un punto  sumamente  serio antes  de   que   los padres    publiquen  un vídeo en  redes  sociales  es que deben  saber  que esas imágenes  de su  hija con dos lazos  y  estrenado ropita nueva  pude ser  perfecta para  los que  se dedican  a  la  trata  humana,  el crimen de mayor lucro en el mundo.  

Para mantener  control  de tu   intimidad  y la de tus  hijos   -que  no  son  conscientes  de  que mamá  y  papá ha hecho su  vida  pública-  debes saber que  entre  mayor exposición, mayor  peligro para propiciar  el  acercamiento  de extraños  al  menor. 

“La foto que  pusiste  de tu niña  bien bonita  en la  red social   le va a  llegar  a un  traficante  de  India y  tu nena  le  gustó para  un comparador de niñas que  le dijo  que  quería  una nena  así para ponerla a  trabajar. Aunque por cuestiones de seguridad  a  ese  comprador  se  le  haría difícil llegar acá, lo cierto  es  que  no  se  puede  subestimar”, añadió  el psicólogo.

Otro aspecto que lamenta  Coca  de  esta  práctica  es que el tiempo que  se dedica a las  redes sociales  implica  menos  tiempo  de calidad con el menor. 

Entre  sus  sugerencias  para minimizar los  riesgos figura  el conocer de  antemano las  medidas  de privacidad  de  la  red social. Ajustar los settings para  que aunque  el perfil  sea  privado solo se  dé autorización a un grupo  selecto de personas  que  podrán ver  esa  imagen o  vídeo.