Del dolor a la resignación ante la perdida de un ser querido
Es normal entrar en un estado de shock cuando perdemos a alguien trágicamente.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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La pérdida de un ser querido siempre es un evento traumático que puede agudizarse cuando se produce bajo circunstancias trágicas o inesperadas.
Las muertes súbitas son más difíciles de aceptar y asimilar que aquellas que están relacionadas a enfermedades degenerativas, pues el doliente no tiene la oportunidad de prepararse emocionalmente
De acuerdo con la sicóloga Mineira Serrano Morales, es normal que en casos de muertes trágicas, los seres allegados a la persona fallecida entren en un estado de shock y no puedan creer lo que ha ocurrido.
“Ese bloqueo que le da a la persona afectada por la muerte inesperada de un ser querido tiene que ver con el proceso de asimilación, en el que se ponen en marcha mecanismos de defensa que nos protegen de la realidad de la muerte”, explicó la sicóloga.
La profesional de la salud mental indicó que unas de las características más comunes dentro del proceso de duelo por una muerte trágica, “es la posibilidad de desarrollar un estrés postraumático”.
“Si se dan síntomas como insomnio, irritabilidad y sensación de desapego de la realidad es posible que esté pasando por un estrés postraumático”, ilustró la doctora.
No obstante, si el doliente recibe ayuda sicológica adecuada, la misma puede ayudarle a asimilar, poco a poco, la realidad de la pérdida.
“Que es la primera tarea del duelo”, señaló Serrano Morales.
“Cuando las personas afectadas por una muerta trágica buscan ayuda sicológica, es necesario dejarlos hablar sobre cómo recibió la noticia, cómo reaccionó y cómo fueron los ritos de despedida”, enumeró Serrano Morales.
La especialista en sicología indicó, además, que otras sensaciones frecuentes entre las personas que pierden a alguien de manera traumática son los sentimientos de culpabilidad.
“Para que esas personas afectadas puedan superarse, es importante, aunque duela, que vuelvan a la realidad de lo ocurrido y contextualicen el momento de la muerte de ese ser querido; que no se circunscriban a cómo fue el deceso, sino también que hable sobre lo que ocurrió días antes, cómo estaba el fallecido, cómo eran sus vidas. Esto ayuda a que puedan ir aceptando que los accidentes y otros sucesos desafortunados ocurren, que no dependía de ellos lo que pasó”, puntualizó la especialista.
Por otra parte Serrano Morales hizo claro que tenemos que ser conscientes de que cualquier cosa que le digamos a una persona triste por el fallecimiento trágico de un ser querido, no aliviará de inmediato su dolor.
“Por eso lo más importante es dejarlos exteriorizar su dolor y expresarse con llanto o enfado, dependiendo de cómo ellos se sientan en ese momento”, mencionó.
La sicóloga enfatizó en que no hay nada de malo sentirse apenado por la muerte inesperada de alguien a quien querías mucho y que el proceso de recuperación emocional no es el mismo en todas las personas.
“Quienes sufren una muerte trágica tienen que darse permiso para estar en duelo, para llorar esa partida. Eso es bien importante. El dolor no es para siempre; el dolor en algún momento sale a la superficie. Ellos tienen que aceptar el hecho de que estarán menos atentos e interesados por sus ocupaciones habituales o por sus amistades durante un tiempo. Eso es normal”, concluyó la doctora Serrano Morales.
Cómo ayudar
A continuación te ofrecemos algunas recomendaciones para que puedas ayudar al doliente a sobrellevar su proceso de duelo ante la muerte trágica o inesperada de un ser querido.
1. Dale espacio si te lo pide.
2. Acompáñala y escúchala si lo necesita.
3. Demuéstrale tu interés y hazle ver que estás abierto a la comunicación.
4. Atiende su dolor y el bloqueo que experimente los primeros momentos.
5. Muéstrate interesado en lo que la persona quiera compartir.
6. Ayúdala a coordinar los servicios funerales si te pide que lo hagas.
7. Permanece a su lado de forma auténtica, con cariño.
8. Si no se sabes qué decir, es mejor que no digas nada. A veces un gesto de solidaridad y amor, como un abrazo, es más reconfortante y adecuado.
9. Ofrécele ayuda en sus tareas cotidianas: gestiones en el banco, la compra, la limpieza, el cuido de sus niños o mascotas u otras diligencias.
10. Si te pide compañía en su casa, trata de hacerlo y ofrécele distracciones.