El doctor Gonzalo Godoy, diabetólogo de la Clínica Alemana (Chile), cuenta que antes de la actual pandemia de COVID-19, los médicos de su área recibían entre cinco y seis llamadas al día por casos de glucemias (cantidad de glucosa en la sangre) elevadas, tanto en emergencia como en la sección de hospitalización de ese centro médico.

“Ahora que tenemos 60% de ocupación de camas por neumonías relacionadas al COVID-19, estamos registrando entre 24 y 40 de esas consultas al día [niveles altos de glucosa]; es decir, los requerimientos de insulina y de citas por glucemias elevadas aumentaron considerablemente”, afirma el médico

Y es que la relación entre el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) y la posibilidad de desarrollar resistencia a la insulina, la diabetes o empeorar la ya existente es cada vez más clara.

Justamente, eso es lo que plantea un estudio que publicó hace pocos días la Sociedad Internacional de Endocrinología. En él, los autores concluyen que el SARS-CoV-2 podría conducir a nuevos casos de diabetes tipo 2 y empeorar a quienes ya presentan la enfermedad.

“Hace varios meses, desde China, se empezó a reportar que los pacientes diabéticos con COVID-19 evolucionaban con cuadros más graves y con mayor mortalidad”, explica el doctor Godoy.

Y al revés, que personas con COVID-19 que sin haber tenido diabetes, presentaban glucemias muy altas y la necesidad de insulina. Entonces, ahora ya se habla de una relación bidireccional entre el virus y la diabetes?, comenta el médico.

De acuerdo con los autores de la nueva investigación, uno de los mecanismos por el cual el COVID-19 puede impulsar la diabetes o empeorarla sería a través de daños en el sistema endocrino.

Según indican, el nuevo coronavirus se une al entrar al cuerpo a una proteína llamada ACE2, la cual se expresa en muchos tejidos (incluidos los relacionados con la glucemia). Es como una especie de llave que le abre la puerta al virus.

“Esto permite que el coronavirus ingrese a varios tipos de células endocrinas y cause un caos”, indica el texto de la investigación”.

Noel Somasundaram, endocrinólogo del Hospital Nacional de Sri Lanka y uno de los autores del trabajo, explica a El Mercurio que “son varias las formas en las que el SARS-CoV-2 podría impulsar la diabetes. Una de las hipótesis es que el virus se une a los receptores ACE2 de algunas células endocrinas, específicamente las del páncreas. Esto puede ocasionar un inicio agudo de diabetes grave, amenazando la vida de la persona o empeorando la diabetes ya existente”.

El doctor René Baudrand, académico del Departamento de Endocrinología de la Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile, complementa diciendo que “no es que el COVID-19 eche a perder todo el sistema endocrino, pero algunos estudios sí indican que el virus podría destruir la función de las células pancreáticas y que eso explicaría el efecto en la desregulación de la glucemia”.

Una alteración en la función de las células del páncreas se traduce en que ya no hay células que secreten insulina y, por eso, se termina impulsando la diabetes, sostiene Paola Murgas, investigadora del Centro de Biología Integrativa de la Universidad Mayor.

“La insulina transporta la glucosa y, al disminuir la primera, no hay quien transporte la segunda, la cual se acumula en la sangre”, explica Murgas. “Básicamente, esto podría empeorar la resistencia a la insulina y causar diabetes tipo 2 o hasta 1, porque si hubiese una pérdida total de insulina, puedes llegar a necesitar inyecciones”, añade la científica.

Chequeos médicos

Ante la nueva evidencia, los expertos coinciden en la necesidad de que la población con resistencia a la insulina, diabetes o con predisposición a estas enfermedades tome con mucha seriedad las medidas de prevención. Pero también insisten en la importancia de los chequeos médicos posteriores a un cuadro de COVID-19.

“El que estos problemas aparezcan podría demorar”, advierte Murgas. “No es que me enfermo de COVID-19 e inmediatamente soy diabético. Por ese motivo, es importante que, una vez superada la infección por coronavirus, el paciente se realice chequeos con un equipo multidisciplinario, que incluya endocrinólogos, por lo menos durante un año”, agrega.

La importancia de la prevención

Los especialistas entrevistados son enfáticos en la importancia de que la población diabética se enfoque en duplicar los esfuerzos en la prevención de los contagios por COVID-19.

“Lo que hay que decirles a estas personas es que se cuiden más que el resto”, dice el doctor Godoy. “Que hagan medidas de cuarentena, incluso si en sus comunas las levantan, y también optimicen el control glucémico porque el virus se duplica menos en un ambiente de glucemia controlada; por lo tanto, se puede tener un mejor pronóstico”, agrega.

Baudrand complementa recalcando que “es muy importante que los pacientes con enfermedades crónicas se cuiden el doble y sigan tomando sus medicinas”.