Ya sea por la envidia que causan las sonrisas perfectas y luminosas de las celebridades o por el sinfín de productos para blanquear los dientes que vemos en las tiendas, la realidad es que la mayoría de las personas desean tener una dentadura blanca y sin manchas. Y es que, ciertamente, los dientes blancos como perlas no sólo son atractivos, sino que se consideran actualmente un símbolo de éxito y estatus.

Así parecen comprobarlo los resultados revelados por un estudio de la Academia Americana de Odontología Cosmética (AACD): un 88% de los estadounidenses encuestados siempre recuerdan a alguien con una sonrisa especialmente atractiva, mientras que un 85% coincide en que una desagradable puede disminuir las oportunidades de prosperidad profesional. En fin, que una sonrisa seductora abre puertas en el ámbito social y laboral.

Ante este panorama, no es de extrañar que los tratamientos de blanqueamiento dental sean tan populares en estos tiempos, bien sean los que se realizan en la oficina dental o en la casa. Aunque existen varios métodos para lograr la anhelada blancura (boquillas con gel de peróxido, tiritas desechables, con luz L.E.D., etc.), el dentista José R. Matos asegura que la finalidad es siempre la misma.

“El blanqueamiento es un proceso que busca aclarar los dientes mediante un agente químico que crea una reacción de oxidación, eliminando progresivamente los pigmentos orgánicos del diente”, explica el Dr. Matos. “A la postre del tratamiento, todos los productos te van a llevar al mismo blanqueamiento, lo que varía es la rapidez del proceso. Los resultados dependen, además, del color que presenta el diente”, detalla el catedrático asociado del Recinto de Ciencias Médicas.

Entre las sustancias que manchan la dentadura se destacan el café, el vino tinto, los refrescos, el tabaco y los productos altos en colorantes.

Lo último en blanqueado

Si bien el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) en altas concentraciones fue por años el producto por excelencia para blanquear los dientes, el también dentista Darrel Hillman señala que “la nueva ola de blanqueamiento” -iniciada a finales de los ochenta- favorece en cambio el peróxido de carbamida. Este producto químico, que es un antiséptico oral, “es un vehículo que libera peróxido de hidrógeno más suave, o sea, en menor concentración, y por lo tanto no quema ni lastima las encías, como solía suceder con los agentes oxigenantes utilizados anteriormente”,dice el Dr. Hillman.

Precisamente por ser más seguro y rápido, el peróxido de carbamida es el agente blanqueador más recomendado en los consultorios dentales. Se aplica en forma de gel en unas boquillas de vinil suave hechas a la medida por el dentista, que luego son usadas por el paciente en la casa para su comodidad.

La duración del tratamiento varía de persona a persona, pero los doctores Matos y Hillman coinciden en que en dos semanas ya se puede llegar al tono deseado. Los moldes o trays se colocan en la dentadura usualmente a la hora de dormir, aunque algunos pacientes necesitarán usarlos por periodos más largos. El proceso puede, también, extenderse por cuatro semanas debido a la intensidad de las manchas, pero no más de seis, pues no hay estudios científicos que comprueben la seguridad en ese rango de tiempo.

Para resultados más rápidos, el paciente puede optar por el blanqueamiento con tecnología L.E.D. (luz emitida por diodos), el sistema más costoso en esta materia. El calor emitido por las lámparas dentales activa el gel blanqueador y acelera la liberación del peróxido de hidrógeno. Sin embargo, el Dr. Hillman opina que es más cómodo y costo-efectivo para el paciente el tratamiento a base de peróxido que prescinde de la iluminación L.E.D.

“Realmente, la sustancia que blanquea es el peróxido de carbamida. Las luces sólo lo hacen en menos tiempo, pero realmente no se ha encontrado que ayuden o hagan más eficaz la sustancia”, asegura el experto.

Ojo a los Bleachings agresivos

Una de las preocupaciones mayores de los dentistas son los sistemas de blanqueamiento casero que utilizan concentraciones muy altas del peróxido de carbamida. Los dentistas usualmente comienzan los tratamientos al 11 por ciento, y pueden llegar a aumentar la intensidad hasta el 20 por ciento. Sin embargo, recientemente han salido al mercado métodos con lámparas L.E.D. para usarse en la casa con un 35 por ciento de peróxido de carbamida, una cifra que podría ser riesgosa para la salud oral de quien las utilizan.

“Todos los estudios que se han hecho de seguridad de esta sustancia están basados en el peróxido de carbamida al 11 por ciento. Todas estas concentraciones de 15, 20 y 25 no tienen aún investigaciones que comprueben su seguridad. Puede que lo sean, pero no hay pruebas todavía”, subraya el dentista Hillman.

Los peligros más comunes que pueden traer estos productos tan concentrados son hipersensitividad en los dientes, irritación del tejido blando (encías y parte interior de los cachetes) y manchas blancas temporales en la dentadura a causa de la falta de calcio. Algunas boquillas estándares que vienen con los productos de blanqueado casero pueden, además, causar problemas con la mordida.

Para evitar estas complicaciones, los dentistas enfatizan la importancia de realizarse una buena evaluación dental previo a someterse a uno de los tratamientos de blanqueamiento. El dentista será el que determinará si el paciente cuenta con la salud oral adecuada para sobrellevarlo.