El “jangueo” en los 20 te ayuda a estar mejor a los 50
Según la investigadora principal, Cheryl Carmichael, la falta de un círculo social es tan dañino que aumenta la mortalidad temprana.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
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Siempre se ha visto la interacción social como uno de los aspectos que contribuyen a una buena salud física y psicológica, pero ahora un estudio también muestra que las relaciones sociales que una persona tenga en los 20 y la calidad de las relaciones a partir de los 30 años puede influir en su bienestar más tarde en la vida.
Según la investigadora principal, Cheryl Carmichael, la falta de un círculo social es tan dañino que aumenta la mortalidad temprana. “De hecho, tener pocas conexiones sociales es equivalente a fumar cigarillo, y más peligroso para quienes toman cantidades excesivas de alcohol o sufren de obesidad”, indicó, según reportado en el portal EurekAlert, la investigadora de la Universidad de Rochester.
El estudio muestra que las interacciones sociales cuando se está en los veintitantos permiten construir la base para determinar quiénes somos. “A menudo es en esa época que nos encontramos con personas de diversos orígenes, con opiniones y valores que son diferentes a los nuestros y aprendemos a cómo manejar esas diferencias”, señaló Carmichael.
Aun cuando se entiende que las interacciones sociales a partir de los 30 años no tienen beneficios psicosociales más adelante en la vida, quienes manifestaron haber tenido relaciones satisfactorias en ese periodo de vida reportaron grandes niveles de bienestar en una edad más madura.
A los investigadopres les sorprendió encontrar que los veinteañeros socialmente activos no necesariamente llegaron a los 30 con relaciones de calidad.
Para la investigación, Carmichael contactó personas que tenían 20 años en la década del 70, y luego diez años después, que participaron en el estudio Rochester-Interaction Record (RIR). De los 222 participantes, la investigadora logró darle seguimiento a 133.
Durante unos 22 años los participantes documentaron sus interacciones sociales en diarios. Si los encuentros duraban más de diez minutos, tenían que clasificarlos como íntimos, agradables o satisfactorios. Ya con 50 años, Carmichael les pidió que completaran una encuesta en línea sobre la calidad de su vida social y el bienestar emocional en la mediana edad. Se les preguntó sobre la soledad y la depresión, además de la calidad de sus relaciones con las amistades más cercanas.
“Teniendo en cuenta todo lo que pasa en la vida en esos 30 años –matrimonio, formar familia, hacer una carrera- es extraordinario que haya una relación entre las interacciones sociales de los universitarios y jóvenes adultos y la salud emocional en el futuro”, expresó la profesora del Brooklyn College.