Entre el orgasmo y la muerte

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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Recientemente, el actor David Carradine fue hallado muerto en el clóset de un hotel de Tailandia, víctima de lo que se sospecha que fue un episodio de asfixiofilia o asfixia autoerótica, que terminó mal. El cuerpo de Carradine tenía ligamentos alrededor del cuello y los genitales, y las investigaciones preliminares de suicidio han pasado a revelar que la muerte pudo haber sido accidental, mientras que el homicidio no ha sido descartado.
El lamentable caso trae a colación las conductas sexuales de las que menos se habla: las parafilias. La palabra derivada del griego pará ("al margen de...") y filia ("amor"), se refiere a prácticas sexuales que son, por naturaleza, riesgosas e inaceptables por la sociedad en general. Sin embargo, cualquier conducta sexual que dependa de ciertos factores para alcanzar el orgasmo (por ejemplo, sólo tener sexo con personas altas, o en habitaciones de cierto color) pueden derivar en una parafilia.
Consultado sobre el caso de Carradine, el sexólogo Juan Carlos Malavé Rexach señala que una persona puede tardar entre seis y 10 años en desarrollar una parafilia. "Las personas sienten un vacío existencial y tratan de llenarlo con trastornos parafílicos o sexuales, así como el adicto al alcohol o las drogas llena sus vacíos con sustancias".
Pasión por la asfixia
Estudios psicológicos han considerado que la asfixiofilia puede tener raíces en la respuesta natural del cuerpo a la falta de oxígeno. Por ejemplo, es común que los niños jueguen a contener la respiración, para luego tener una sensación eufórica al volver a respirar, que puede venir acompañada de mareos, ver luces o experimentar temblores. Esto no significa, sin embargo, que el juego infantil derive obligatoriamente en esta conducta.
Sobre el trastorno sexual, Malavé señala que el individuo "necesita sentir menos oxígeno en el cerebro, y combinado con la culminación sexual, causa una euforia... lo peligroso de la situación es que, cada día, la persona es más exigente, y muchos terminan muriendo en el acto, porque siempre quieren más, hasta que se asfixian", resalta.
Según el sexólogo, estas conductas no nacen de la noche a la mañana, pueden tomar entre seis y 10 años en desarrollarse, y envuelven un alto grado de ritualidad. "Durante la asfixiofilia, la persona usa sogas, bolsas o incluso bolas para ponérselas en la garganta y restringir el paso de oxígeno mientras se masturba o ve alguna revista o película pornográfica", señala. "Es un tipo inconsciente de sadismo, y también se puede dar en pareja".
Cabe destacar que la persona que practica la asfixiofilia no quiere morir, sino alcanzar el placer, y reconoce los riesgos. "Los asfixiofílicos más inteligentes lo hacen en pareja por si necesitan ayuda, pero muchos de ellos, por la carencia emocional, no tienen pareja y lo hacen de forma individual", recalca Malavé.
El caso de Carradine todavía está bajo investigación, pero de la investigación se desprende que la forma en la que murió sugiere que el actor sabía lo que estaba haciendo, pero al final cometió un error que resultó ser fatal.
Parafilias comunes
Pedofilia: Actividad sexual con niños de 13 años o menos. Considerada como una de las peores desviaciones sexuales.
Exhibicionismo: Exponer los genitales a extraños.
Voyerismo: Observar a otras personas en actividades sexuales, sin su consentimiento.
Frotismo: Tocar o rozar con los genitales a otras personas, sin su consentimiento.
Fetichismo: Obtener placer sexual de objetos inanimados.
Masoquismo sexual: Lograr el orgasmo a través del sufrimiento.
Sadismo sexual: Alcanzar el éxtasis haciendo sufrir a otros.
Fetichismo travesti: Sentir placer sexual al vestirse con ropas del sexo opuesto.
Otras categorías de parafilia incluyen diagnósticos en los que el individuo deriva placer de prácticas sexuales con cadáveres (necrofilia), animales (zoofilia), orina (urofilia), heces (cropofilia) o llamadas obscenas (escatología telefónica). Existen decenas de otras parafilias, todavía bajo estudio, reconocidas por la Asociación de Psicología Americana.