Esperanza contra la uveítis
Existe un tratamiento efectivo para esta condición que afecta la salud del ojo.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Mucho se habla sobre cataratas y glaucoma, pero muy poco se sabe sobre la uveítis, una condición que afecta la salud de los ojos y que cada vez cobra más fuerza entre personas jóvenes en la Isla.
“La uveítis es una causa de pérdida de visión en un grupo productivo de la sociedad. Son niños y gente joven quienes mayormente la sufren porque, aunque le da a las personas mayores, la mayor parte de los pacientes de uveítis tienen menos de 50 años. Si tú no la tratas adecuadamente, puedes quedar ciego porque la infección daña los tejidos. También puede desencadenar en otras condiciones. Soy especialista en uveítis y en infecciones oculares y como el 75 al 80% de mi práctica es uveítis”, explica la oftalmóloga Carmen Santos.
La uveítis es una inflamación que ocurre en la úvea, un área ubicada entre las capas del ojo llamadas esclera y la retina. La úvea tiene tres componentes: la parte trasera, llamada coroide, que es una capa de vasos sanguíneos grande que suple la retina y la esclera; al frente se encuentra el iris, que es lo que le da la parte de color al ojo; y el cuerpo ciliar, un área gelatinosa que con el tiempo, la edad y los traumas puede degenerarse y sufrir problemas.
La experta señala que la uveítis se divide en tres tipos, que se catalogan de acuerdo al área del ojo que afecte. De manera que se puede diagnosticar la uveítis anterior, intermedia y posterior, además de la panuveítis que afecta la totalidad del ojo. Cada una de esas se divide entre las infecciosas y las no infecciosas.
“Lo primero que debes hacer cuando te llega un paciente con uveítis, no importa del tipo que sea, es descartar las causas infecciosas para poder saber qué tratamiento se le va a ofrecer”, señala la doctora Santos.
Cómo detectarla
Los síntomas de esta condición son variados. Cuando se trata de uveítis anterior, el paciente puede experimentar dolor, ojos enrojecidos y cambios en la visión, aunque en niños la uveítis crónica puede no presentar síntomas.
“Las uveítis intermedias o posteriores pueden o no darte síntomas, o los síntomas que dan usualmente son como si estuvieras viendo a través de lluvia o de un cristal borroso. Muchas veces la persona empieza a ver puntitos y lucecitas porque tienen células en el vitrio”, enfatiza Santos.
La uveítis infecciosa se trata con antibióticos, antivirales y antiparasíticos, de acuerdo a lo que ocasione la condición. Mientras que la modalidad no infecciosa se controla utilizando agentes inmunomoduladores que modifican el sistema inmune para que pueda combatir la inflamación.
Santos menciona que la primera línea de tratamiento consiste en el uso cortisona o prednisona, que puede aplicarse a través de gotas, píldoras y hasta inyecciones o implantes en el área.
Cuando la condición no se puede controlar con una dosis razonable de cortisona, se requiere intentar con un medicamento diferente que ayude a detener la inflamación. Tradicionalmente esta segunda línea de tratamiento ha estado compuesta por lo que se conoce como agentes inmunomoduladores, que destruyen las células para eliminar la inflamación. Más recientemente se han comenzado a utilizar los agentes biológicos, un grupo de medicamentos que en lugar de atacar todas las células, sin discriminar si están afectadas por la enfermedad o no, van dirigidos a atacar unos componentes específicos de la reacción inflamatoria.
A través de pruebas que se realizan al paciente se puede identificar si hay presencia de ciertos componentes inflamatorios que se llaman citoquinas y entre las que se encuentra el factor de necrosis tumoral.
Estos nuevos tratamientos biológicos atacan ese componente de inflamación sin destruir las células normales.
Nueva opción. Por más de una década Humira se ha utilizado para tratar otras condiciones como la enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, psoriasis en placas, hidradenitis supurativas así como artritis reumatoide, artritis idiopática juvenil y artritis psoriásica. Estudios clínicos recientes comprobaron que los beneficios de este medicamento se extienden a personas que padecen de uveítis intermedia, posterior y panuveítis no infecciosa en pacientes adultos.
Este estudio se realizó con dos grupos de pacientes, uno de ellos con uveítis activa y otro con uveítis inactiva.
“Humira se estudió en los pacientes de uveítis intermedia, posterior y panuveítis y se encontró que el grupo de pacientes que usaba Humira pudo bajar la cantidad de cortisona y se mantuvo mucho más controlado. Su tiempo para llegar a fallo de tratamiento –que es cuando la inflamación aumenta o que las personas perdieran visión- fue mucho más prolongado en los pacientes que estaban en Humira que los que no estaban”, explica Santos.
El tratamiento de Humira consta de inyecciones que se ponen con unas dosis más altas al principio y luego una inyección de 40 milígramos cada dos semanas. La especialista destaca que el tiempo de tratamiento es indefinido mientras el paciente reaccione de manera favorable.
No obstante, al igual que ofrece el gran beneficio de controlar la uveítis, Humira también tiene efectos secundarios que pueden ir desde infecciones graves, reactivación del virus de la hepatitis B, insuficiencia cardiaca, infecciones como tuberculosis y hongos generalizados. Otro efecto secundario poderoso es la posibilidad de desarrollar cáncer, especialmente linfomas, pues al suprimir el factor de necrosis tumoral, el organismo queda imposibilitado de combatir células malignas.
(Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media para Abbvie Corp.)