Te parece que acabas de dar con tu alma gemela. Comparten los mismos gustos, demuestran  intereses afines y están de acuerdo en llevar a cabo diversos planes futuros en conjunto. 

 Y bueno, en vista de que sobra el amor, y de que  la idea del matrimonio, por ahora, te parece prematura,  comienzas a considerar  la posibilidad de una convivencia. Ahora bien, ¿estas razones serán motivo suficiente para reconocer que es momento de dar ese paso? ¿Qué otras consideraciones debes tener en cuenta?

  Al abundar sobre lo que implica el asunto de convivir como pareja, el psicólogo Carlos Sosa observa que se trata de “un tipo de relación que se está dando mucho en esta época”. Por supuesto, “tiene que ver mucho con la motivación personal, con el hecho de sentirse enamorado y querer compartir con la pareja en un plano más íntimo”, añade. 

Por otro lado, uno de los alicientes para muchas parejas es saber que “están juntos por un compromiso emocional, porque voluntariamente lo decidieron, y no por un contrato nupcial”. Y aunque todavía vivimos en una sociedad en la que  muchos se inclinan por el matrimonio, lo cierto es que “la gente más liberal entiende que no es necesario”. 

Pero no hay que confundir. Para los que  vean la alternativa de la convivencia como un método con más libertad, cabe aclarar que “igual hay un nivel de responsabilidad necesario para que la relación funcione exitosamente”.

  Para que esa alegría de los primeros días no se transforme en amargura, el psicólogo presenta varias recomendaciones que te ayudarán  a decidir si es momento de dar ese paso.

El doctor Carlos Sosa es psicólogo y ejerce práctica privada en   Hato Rey. Para citas, llama al 787-755-2402 o al 787-640-2823.

Por qué sí 

  - La convivencia es una unión que se caracteriza por ser honesta. Por eso se le conoce como espontánea, porque es estar al lado de una persona sin ataduras.  “Si estás junto a esa persona, es porque quieres y desean compartir más allá de un compromiso por papeles (legales)”, expone el psicólogo.

-   En vista de que ambos  saben que no hay una atadura formal, “esto sirve de motivación para esforzarse y poner más de su parte con miras a que esa pareja permanezca a su lado voluntariamente”, menciona el doctor. Aunque cualquiera pudiera pensar que el matrimonio  “no obliga (a estar con su cónyuge por tiempo indefinido), existen muchas parejas en las que uno o ambos en la relación deciden permanecer en ella por compromisos económicos, por mencionar un ejemplo”.

-   Si deciden terminar la relación, resulta mucho menos complejo en vista de que no hay que litigar, como suele ocurrir cuando ocurre un divorcio.

Por qué no

 -   Quienes disfrutan  la libertad de la  soltería deben pensarlo bien si no están seguros de comprometerse a respetar a su pareja y lo que implica la convivencia. “De ningún modo debe verse como un método para decir que se está  en pareja y, a la misma vez, comportarse como si estuviera solo”. No quiere decir que porque “no hay un papel firmado como matrimonio no hay un compromiso formal o serio, y que puede hacer y deshacer sin que necesariamente tenga que contar con su pareja”. Precisamente por eso, para algunos, incluso “igual esto puede ser una atadura”. 

-   Juntarse en pareja conlleva compartir responsabilidades (gastos, quehaceres domésticos,  etc.), y eso requiere de ajustes y acuerdos. Pregúntate: ¿estás  cómodo con la idea?  

-   Muchos consideran que la práctica de convivir implica contar con los mismos privilegios de una persona casada. Pero a nivel legal, el asunto es diferente. Lo ideal es procurar asesoría   para conocer tus deberes y derechos según tu situación en particular (la división de bienes si se compra una propiedad en conjunto, o si uno de los dos fallece, etc.).

Fuente: Dr. Carlos Sosa, psicólogo

Si te animas

- Asegúrate de que ha pasado tiempo suficiente como para considerar la idea de convivir. “En la mayor parte de los casos en que se juntan demasiado rápido, disminuyen las probabilidades de que resulte exitoso”.

- Ten presente que la convivencia exige un nivel de responsabilidad, “lo que  va a requerir un periodo de ajuste”, revela el psicólogo. “Y esos ajustes vienen con la convivencia.  Reconocer que, por ejemplo, ahora tienes que ceder un espacio en la cama, en el clóset, asimilar cuán desorganizado es tu  compañero o compañera”, enumera Sosa a modo de ejemplo. “Son detalles que quizás una persona no le dé la importancia al principio, pero luego sí moleste”.

- Además de amor, para tener éxito en esta dinámica se requiere un nivel de madurez psicológica bastante amplia.

- Recuerda que el respeto mutuo es una parte determinante en el éxito de la convivencia.

- No olvides  el compromiso ético de la fidelidad. “No hay que estar atado a un papel para ser fiel”, reitera el psicólogo.

 -Dialoguen para establecer las reglas. “Toda relación exitosa, no importa si es casado o no, implica un compromiso mutuo para seguir unas reglas”, comenta el doctor. “Ese compromiso va a facilitar la dinámica y el éxito de la convivencia, porque cada cual sabe qué esperar  de la pareja”. Como ejemplo, Sosa hace referencia a que “si a nivel económico  decidieron que haya una división equitativa de los gastos, y no se cumple, esto puede generar frustración de una de las partes”.

- Cuidado si, a escondidas,  el acuerdo  de convivir de tu parte surge con la idea  de que más adelante tu pareja te proponga matrimonio. “Si comenzamos con esa expectativa, de que se case conmigo, empezamos mal”, enfatiza Sosa. “Una cosa es que sea una aspiración que esté latente y, otra, que sea la motivación principal para tomar esa decisión”, reitera.

 - En el caso en que una o ambas partes  tienen hijos de una relación anterior, es importante aceptar el derecho de la pareja a relacionarse con ellos. De hecho, “una de las causas por la que fracasan las relaciones es porque el nuevo compañero o compañera  no acepta los hijos de su pareja”.