Estás cordialmente invitado a visitar una farmacia sin paredes ni techo, sin góndolas ni cajas registradoras, sin horas de cierre ni artículos con fecha de expiración. Esta  farmacia  encierra toda la sabiduría de las generaciones pasadas  y  alberga la esperanza de las generaciones futuras que buscan alternativas naturales para proteger su salud y sacarles el mayor provecho a nuestros recursos. Sin más rodeos, estamos hablando de la farmacia que queda en el patio de tu casa, el jardín de tu abuela, el bosque detrás de la propiedad de tus tíos y el parque de tu urbanización.

 Y es que la salud y el bienestar, el alivio y la prevención se encuentran en cada árbol, arbusto, enredadera y yerbajo de nuestra flora tropical.

La medicina verde está dondequiera, como bien nos ilustrara  María Benedetti, educadora etnobotánica y experta en medicina verde. Para demostrarlo,  junto a Benedetti -quien laborara durante cinco años en el Jardín Botánico de Caguas- recorrimos el parque de una urbanización de la capital, mientras nos mostraba -una, tras otra, tras otra- plantas de todas clases que pueden usarse en la medicina natural para confeccionar remedios.

“Estamos en un bosque y aquí todo es medicina. Lo que pasa es que tendemos a pensar que los árboles son sólo ornamentales”, se lamentó la experta.

Al rescate de la sabiduría ancestral

Pero, ¿cómo saber qué plantas se usaban -y se usan- y para qué? ¿Con qué hojas se hacen guarapillos, con qué tallos se preparaban jarabes y con qué raíces o cenizas se confeccionaban ungüentos? Para descubrirlo, María -quien es autora de varias publicaciones- recomienda que no nos olvidemos de las generaciones que nos precedieron.

“Hoy día, hablamos mucho de la sustentabilidad”, reflexionó Benedetti, lo que “implica que los recursos no se minen, sino que se utilicen respetuosa y responsablemente para que existan poblaciones abundantes y saludables para las generaciones futuras. Pero, para poderlo hacer, hay que conocer. Por eso, les pido que comencemos a hablar con los viejos, con los abuelos. Preguntemos, ¿cómo se utilizaba esta planta? ¿Para qué servía este árbol? Vayamos rescatando ese conocimiento ancestral que nos permitirá vivir de lo que tenemos aquí, en Borikén”.

Con sus publicaciones Sembrando y sanando en Puerto Rico y Hasta los baños te curan: plantas medicinales, remedios caseros y sanación espiritual en Puerto Rico, María Benedetti ha hecho, precisamente, eso. Su interés en la medicina verde, la medicina gratis que encontramos en el patio de la casa, la llevó a expresar en el prefacio de uno de sus libros: “[...] decidí investigar -mediante entrevistas- el sistema de salud autóctono puertorriqueño. Es decir, el que abarca tanto la siembra como la curación a base de plantas. Mientras sobrevivan los conocimientos tradicionales y nuestros recursos botánicos, este sistema estará siempre a nuestro alcance. Sólo nos toca aprender a valorarlo y a utilizarlo”.

   A continuación, una pequeña muestra de las numerosas plantas medicinales sobre las cuales María Benedetti habló. 

Algunas plantas medicinales

Guanacaste  -  Es una voz nahuatl que significa oreja. Por eso, a las vainas de este árbol -que, contrario a las que comúnmente conocemos, son redondas- las llaman “oreja de mono”. “Este árbol leguminoso de América Central es de la misma familia del flamboyán”. En algunas culturas se comen las semillas y también las usan en artesanías. Éstas -que  tienen un 35% de proteína-  se secan, se tuestan y se usan como harina. La resina del árbol se usaba contra la tuberculosis, y la corteza y las vainas nuevas se cocinan en agua y se usan en baños para las hemorroides inflamadas, pues son astringentes.

Flamboyán - Es uno de nuestros árboles más emblemáticos, pero no es nativo de la Isla, sino  de Madagascar. En África y en la India las hojas se usan para hacer tés “que sirven  como laxante, como las hojas de sen. Las flores del flamboyán, en guarapillo, ayudan a bajar la regla y a limpiar la matriz. Y las flores y los tallos nuevos se mezclan con alcohol (preferiblemente, con brandy) para hacer tinturas que ayudan a combatir la anemia. “En tiempos de escasez”, cuando no había carne, “el flamboyán era un suplemento alimenticio”.

Maga - Es de la familia del algodón y de la pavona (como comúnmente se conoce al hibisco). “Todas dan fibra buenísima”, aseguró María Benedetti. Las flores y las hojas se usan en jarabe para la tos.

Ceiba - Según Benedetti, para no dañar el árbol -conocido en otras partes como kapok-, la gente cosechaba las raíces para hacer mesas, bandejas, bateas “y hasta puertas”. Las hojas nuevas son comestibles y pueden comerse hervidas. “Las semillas dan un aceite que se ha usado alrededor del mundo para combatir la lepra” y muchas otras condiciones de la piel.     

Palma real - Antes, cuando se construían casas  con madera de palma real, las comadronas raspaban las maderas de las paredes y las puertas, “y sacaban un polvo que le decían ‘polvo real’. Lo mezclaban con aceite de palo y hacían una pasta. El aceite de palo es antiséptico y   se usaba como desinfectante para los ombligos (de los bebés)”. Las yaguas de las hojas secas se quemaban y las cenizas se mezclaban con manteca de cerdo, la injundia de una gallina, manteca de cacao o aceite de coco y “lo untaban para la falfallota. Eso bajaba la hinchazón”.

 Higüero - Este árbol centroamericano ha sido sumamente importante para la cultura local. Además de que la cáscara de su fruto se usa para ditas, vasos , platos y otras cosas, esta planta cura la sarna en los perros y en los humanos. La pulpa verde se le restriega encima a la piel del animal. Los taínos hacían un jarabe con la pulpa madura y su jugo. En tiempos más modernos, “después del parto, las doñas tomaban una pócima que se preparaba en la misma higüera. Se añadía jengibre, canela y clavos y se dejaba fermentar. Se tomaba el liquido y se comía la pulpa para ayudar a limpiar el útero después del parto. El jugo de las hojas también se usaba en gotitas  para combatir dolor de oído”. 

Malagueta - “Este árbol nativo de las Antillas”, informó Benedetti,  “fue descubierto por los españoles en el área de Maricao”. Además de que inhibe la descomposición, “es fuente de un aceite que es la base de los alcoholados”. Tiene propiedades antivirales y antiinflamatorias. También, es un antidepresivo y un estimulante para el ánimo. Picando las hojas y calentándolas en aceite de oliva, se usa para el crecimiento del cabello, frotándolo en un masaje vigoroso sobre el cuero cabelludo. “¡Es un botiquín completo!”.

Nim - Familia de la caoba, en la India es un árbol sagrado. Su uso principal es en la agricultura como repelente de plagas, sin tener que usar venenos e insecticidas.  “Pero lo más importante es su  valor contra la diabetes y contra el cáncer. Para la diabetes, se usa guarapillo hecho con las hojas y también para inhibir el crecimiento de tumores cancerosos”, explicó María.

Albahaca - ”Es una planta que no sólo es digestiva,  sino también antiviral. Como antiviral, se pueden consumir  las hojas en pesto, por ejemplo, o en vinagretas y aderezos para ensaladas. También, se puede usar como jabón en una palangana con agua o en la bañera o haciendo aceites”. Otro beneficio es que, “al consumir albahaca diariamente, uno se vuelve inmune a los mosquitos”. Además, “tomada en guarapillo frío, refresca mucho y baja la temperatura del cuerpo”.

Sabías que...

 Para hacer el mejor guarapillo de plantas aromáticas, no debes hervir las hojas. Mejor, ponlas en agua a temperatura ambiente y caliéntalas en la hornilla a fuego bajito, tapadas. Antes de que hierva el líquido, apaga la estufa y deja reposar las hojas en el agua durante un rato. También puedes hacer límbers con este líquido.