No es para que entres en pánico, pero, ¡nos tienen rodeados! Los microbios, virus y bacterias están en todos lados. Son parte de nuestra vida diaria y hay que aprender a lidiar con ellos porque no van a desaparecer. Claro que, en circunstancias como la presente, cuando el virus AH1N1 circula por el mundo, haciendo estragos, no hay que bajar la guardia.

Sin embargo, proteger nuestra salud y la de nuestros seres queridos, aunque no es una tarea imposible, sí puede resultar laboriosa, pues son muchas las variables que hay que contemplar. Y no se trata sólo de lavarse bien las manos. En momentos como éstos, se hace imperativo que, más allá de la higiene personal, la higiene de todo y de todos en el hogar sea impecable.

Es fácil contagiarse

Según nos recuerda la Dra. Linnette Rodríguez Figueroa, catedrática auxiliar de la Escuela Graduada de Salud Pública y del Centro de Preparación en Salud Pública de la UPR, “cuando una persona está infectada y tose, esas gotitas (de saliva) se mueven por el aire y entran en contacto por la boca o la nariz de otras personas (saludables). Pero, también pueden caer en otras superficies”, advierte.

El virus AH1N1, prosigue la experta, “puede sobrevivir en superficies duras, no porosas -como metal o plástico- entre 24 y 48 horas. Y sobre superficies porosas como papel o tela, puede sobrevivir de ocho a 12 horas”.

Por su parte, el Dr. Ángel Soto, médico primario y director médico de Wellness Alliance, recomienda que para proteger nuestro hogar, lo primero que debemos hacer al llegar a casa de la calle, antes de saludar o besar a la familia, es “ducharnos, lavarnos la cabeza, lavarnos bien las manos. Y si vas a usar un gel con alcohol para limpiarte, debes frotarte las manos hasta que se evapore”.

A continuación, algunas medidas para protegernos.

 

Para más información y para poder acceder a varios móduos sobre influenza pandémica, visita el portal de www.rcm.upr.edu/PublicHealth/Videos/Modulosinteractivos.html.

En la casa

Limpia todas las superficies que puedas con cloro, limpiadores antibacteriales o vapor. Recuerda que para que un producto antibacterial sea verdaderamente eficaz tiene que contener, al menos, un 60% de alcohol como ingrediente activo.

Manten toallitas antibacteriales cerca de los artículos y áreas de uso compartido en el hogar: teléfono, controles remotos, teclados de computadoras, perillas de puertas, etc. No olvides los juguetes de los niños.

Luego de que estornudes o tosas, rocía el ambiente con un spray desinfectante. Procura que los demás hagan lo mismo.

En la cocina

Asígnale a cada miembro de la familia un set de vasos, platos y cubiertos, y no dejes que nadie los comparta.

Destina otros sets de vasos, cubiertos y vajilla para las visitas.

No permitas que nadie beba directamente de las botellas de agua, leche o jugo que haya en la nevera.

Usa servilletas de papel en vez de servilletas de tela. Y para el uso diario en la casa, siempre que puedas, usa vasos, platos y cubiertos desechables.

A la hora de fregar, hazlo con agua caliente y abundante jabón. Después de una primera enjuagada, llena el fregadero con agua y añade ocho gotas de cloro por cada litro. Sumerge los trastes en esta solución durante una hora antes de enjuagarlos por segunda vez y ponerlos a secar.

Al menos dos veces al día, pasa un paño con desinfectante por las agarraderas de las gavetas y de las puertas de la nevera y el microondas.

En el baño

En lugar de una toalla de manos, usa papel toalla o servilletas para secarte las manos. Recuerda que con la humedad y el calor, las toallas se convierten en terreno fértil para las bacterias.

Cambia las toallas de baño con frecuencia y lávalas en abundante agua caliente con un detergente antibacterial o un poco de desinfectante.

Lava la cortina de baño y el forro de la cortina, por lo menos una vez a la semana.

Varias veces al día rocía todas las superficies del baño -sobre todo el lavamanos, el inodoro y el picaporte de la puerta- con un spray desinfectante.

En el dormitorio

Limpia todas las superficies de tu cama y mesas de noche con un limpiador desinfectante por lo menos una vez a la semana.

Cambia la ropa de cama al menos una vez a la semana y antes de poner el juego de sábanas nuevo, rocía el colchón y las almohadas con un spray desinfectante.