Si alguna vez has padecido de una erupción o sarpullido sabrás lo molestoso que puede ser: no solo tratar la picazón o irritación de la zona, sino el malestar de no saber cuándo se va a terminar de quitar o por cuánto tiempo hay que tomar medicamentos.

Ahora, multiplica eso por 10 o hasta 100, y tienes en tus manos lo que hace en tu cuerpo la culebrilla, una enfermedad producida por el herpes zoster.

Esta semana, del 23 al 29 de marzo, se celebra la Semana Nacional de Educación y Prevención contra la Culebrilla, y para empezarla con el pie derecho entrevistamos a un especialista sobre este mal, sus síntomas y cómo prevenirlo.

Un virus de dos caras

El doctor Armando Torres, consultor de enfermedades infeccionas del hospital Menonita de Caguas e HIMA San Pablo, en Cupey, hace la distinción entre la varicela y la culebrilla.  "La varicela es un virus que provoca una erupción que pica y arde y produce vesículas (ampollas) que, al séptimo día, ya no es contagioso; las bolitas están secas y usualmente no deja secuelas". 

La culebrilla, por otro lado, es la "segunda parte" de la varicela y mucho más violenta. "Lo que podemos ver luego de un ataque de varicela es que el virus queda en estado vegetativo, en algunas personas para toda la vida, pero hay otras que a medida que van perdiendo las defensas del cuerpo, ya sea por edad o condiciones de malignidad -como cáncer, VIH o enfermedades crónicas de los pulmones o riñones- el virus podría volver a despertar", advierte el infectólogo.

Un sistema inmune comprometido y haber padecido de varicela se convierte, entonces, en una tormenta perfecta. "La culebrilla causa una inflamación mucho más severa en los nervios periféricos y se siente como una quemazón, alteración de temperatura, como si te dieran un puyazo o incluso una puñalada", dramatiza Torres. "No tienen ni que tocarte, el dolor puede ser voluntario. A medida que aumenta la edad, los pacientes que tienen culebrilla pueden desarrollar una secuela, llamada neuralgia posherpética".

Esta última es la más desesperante y debilitante. "Puede ser incapacitante, por el dolor que causa, y puede causar depresión severa al no poder manejarla", advirtió el galeno.

Forma de contagio

La varicela se pega a través de contacto con las ampollas de un paciente infectado o hasta por vía aérea, ya sea que el paciente estornude o tosa cerca de la persona sana. Los síntomas pueden ser como los de una monga, con la diferencia de que se siente, además, como picaduras de mosquito en el cuerpo. A los siete días, el ciclo contagioso del virus termina.

En el caso de la culebrilla, las ampollas se pueden ulcerar y dejar la piel en carne viva, "Como una quemadura con aceite hirviendo", ejemplifica Torres. Complicando el cuadro entra la neuralgia, que puede llegar a atrofiar los nervios afectados si no se trata a tiempo.

"Cuando se sospecha que tienes culebrilla, debes acudir al médico cuanto antes porque hay un marco de 72 horas para recibir antibióticos y que el efecto de la infección sea más manejable", recomienda el galeno. "Si por alguna razón no llega a ir al médico, pues ya hay que tratarlo con un neurólogo o un especialista en manejo del dolor", que es lo que más aqueja a los pacientes.

Ah, por cierto: sobre el mito de que cuando la culebrilla se "muerde la cola" mata a la persona, Torres explicó que "si eso pasaba no era porque el virus le dio la vuelta al nervio, sino porque la disminución de las defensas era tan exagerada que éso era lo que los mataba". Para efectos de la población en general, "el 99.9% van a ver la culebrilla en un solo lado de su cuerpo y no, no es un consuelo, pero idealmente uno tiene que tener perfectamente claro cuándo empieza a manifestarse el virus". 

¿Cómo prevenirlo?

No hay forma de saber si se va a desarrollar culebrilla pero, si se ha padecido de varicela, siempre hay una posibilidad. La única forma de ponerle alto a la situación es vacunándose contra el virus, especialmente a partir de los 50 años, aunque algunos planes médicos la cubren a partir de los 60, según explicó Torres. 

"Una persona que nunca haya tenido varicela y se exponga al herpes zoster puede desarrollar la infección. El mejor momento para poner la vacuna es cuando la persona tiene más de 50 años y más si ha padecido de varicela antes".

¿Por qué la edad? "Porque las defensas comienzan a bajar", explica el infectólogo. "Inclusive se dice que a los 85 años de edad la mitad de la gente ha padecido culebrilla al menos una vez... además, si te dio no significa que no te pueda volver a dar. Si tuviste un episodio, cuando pase te debes volver a vacunar", aclara Torres.

A juicio del doctor, nadie tendría que pasar por esto porque hay formas de evitarlo, pero la gente tiene que ser consciente y cuidarse. "Es un caso de una enfermedad donde la diferencia entre prevenirla y las consecuencias que tienes que afrontar por padecerla son abismales e innecesarias", enfatizó Torres. "Una culebrilla es una condición que, dependiendo de la persona, puede ser una complicación leve hasta perder movilidad... la vacuna contra la varicela es obligatoria en los niños, pero la del herpes zoster es opcional y todo el mundo debería ponérsela, sobre todo si tiene el sistema inmune comprometido. Las medidas preventivas tienen que entrar en la cabeza de todos; es como con la influenza: todos deberíamos estar vacunados", recalcó.