Siempre se habla de lo ideal que sería que cuando una pareja se divorciara mantuviera una relación cordial en honor a los buenos tiempos. Sin embargo, esta idea no siempre resulta del agrado de todos, en particular para el nuevo amor de uno de los separados.

Esta dinámica se complica si la pareja divorciada tiene hijos, lo que hace que la comunicación entre los ex esposos sea una ocurrencia obligada.

Precisamente, esta realidad está molestando a Javier, quien ve con gran recelo la cordialidad existente entre su esposa Viviana y el ex marido de ella.

La situación

 

Luego de varios meses de noviazgo, Javier y Viviana se casaron a principios del año pasado. Pero, todavía no cumplen su primer aniversario de matrimonio cuando ya confrontan problemas con relación al ex marido de Viviana, con quien ella procreó a su único hijo, Joshua, de siete años. Javier se opone a que su esposa siga relacionándose con él, petición que resulta un tanto compleja para ella dada la referida relación del ex compañero con su hijo.

Los padres del niño se divorciaron porque se casaron demasiado jóvenes, sin estar preparados para ello. Más tarde, se dieron cuenta de que lo que los unió no fue amor, sino que simplemente se gustaban y se caían muy bien. A pesar del divorcio, siguen llevándose de maravillas. Ésa es la verdadera razón del malestar del marido nuevo, de quien, dicho sea de paso, ella sí está muy enamorada.

En vista de la dificultad del matrimonio para ponerse de acuerdo, optaron por consultar su situación con el psicokinesiólogo y psicoterapeuta Andrés Colberg.

 

Él dice

“Sé que se trata del papá del nene de mi esposa, pero me molesta mucho que ella y su ex marido sigan en contacto y hablen tanto. Por eso, le he sugerido que los días en que a él le toque ver al niño, se lo lleve a un lugar en común, como la casa de su abuela, para que él pase a recogerlo allá en vez de asomarse por aquí. Yo no tengo problemas con el nene porque es un niño muy bueno, pero se me hace difícil trabajar con el hecho de que mi esposa siga relacionándose con ese hombre, sobre todo, cuando la veo tan risueña cuando le habla por teléfono dizque para asuntos del hijo”.

 

Ella dice

“Desde que éramos novios le he asegurado a Javier que mi relación con el papá de Joshua es solamente por el nene. Desde el divorcio, hemos mantenido una relación cordial por el bien de nuestro hijo; no ha pasado de ahí. Cuando conocí a Javier, ya yo tenía más de dos años de divorciada. Pero, mi esposo no se siente convencido e insiste en seguir monitoreando las veces que hablo con el papá del nene. Eso ya me está empezando a incomodar, aun cuando fue algo que hablamos durante nuestro noviazgo. Y lo que es peor, mi hijo ya está notando la tensión que esto está causando entre nosotros, lo que lo hace sentir incómodo”.

La opinión experta

 

“Cómo me molesta el afán desmedido de algunos por controlar a los demás. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Es que habla pobremente de nosotros el que los seres cercanos y queridos tomen decisiones libremente? Si esto no es una sinvergüencería, por lo menos es una muy mala costumbre.

No conozco la edad de Javier, pero se comporta como un chamaquito adolescente (sin ofensa para con los chamaquitos adolescentes): desconfiado y egoísta. Deniego su petición de que se le otorgue peso a su molestia.

Para comenzar, el divorcio de Viviana con su ex se dio en muy buenos términos. Ambos se dieron cuenta de que fueron inmaduros al casarse; su atracción fue de gusto y afinidad, pero no de amor, e hicieron lo propio. Fueron sabios al transformar su relación romántica en otra cosa, por el bien de los tres.

Cuando Javier arribó a la vida de Viviana, ya ella tenía más de dos años manejando su relación con el ex de una forma conveniente y saludable.

Y por último -pero de mayor importancia-, Viviana y su ex están emparentados para toda la vida por vía de Joshua, gústele a quien le guste. Javier no tiene voz ni voto, principalmente, porque Vivi y el ex han tomado una postura razonable y nutritiva para las partes envueltas.

Está fuera de lugar el que Javier pretenda que por su incomodidad gratuita (por sus pantalones) Viviana suspenda toda relación con su ex. Está fuera de lugar que se le antoje alterar los términos de encuentro entre el nene y su papá. Y está fuera de lugar que porque alucina (tripea en ketchup) que Viviana se torna risueña al hablar por teléfono con su ex, la obligue a abandonar toda cordialidad.

A Viviana le digo: Si fantaseo un poco, me luce que te has divorciado del tipo maduro y te has casado con el equivocado. En tanto Javier dude de ti y del tipo de relación que has escogido para con tu ex, los dos andan cojos: él, por dudar de tu capacidad como dueña de tu vida, como madre y como persona moralmente íntegra; y tú, por no ponerle límites. Si Javier monitorea las veces que te comunicas con tu ex y tú lo permites, los dos están chuecos como pareja.

Por encima de que hablaran de esto durante el noviazgo y no hayas tomado acción -al punto de que no es sino hasta ahora que te empiezas a inquietar y tu hijo se hace eco de la tensión entre sus adultos-, has pecado por tolerar lo que no se debe.

Javier y Viviana: Ustedes encarnan con claridad la transgresión de límites razonables. Las fronteras en alto representan la salud de las personas que conviven; preservan el respeto y la expectativa de que todo lo que provenga del otro es bueno. Al no respetar estas verjas -porque se les ignora, se les salta o derriba-, la relación se hiere de gravedad. Así de seria es su situación.

No esperen a mañana para diseñar su estrategia como pareja. Háganlo ahora. Busquen ayuda profesional.

 

 

 

 

 

Andrés Colberg es psicoterapeuta y psicokinesiólogo con práctica en San Juan. Para más información o citas, llama al 787-630-4393 o accede a www.sanacionenmovimiento.com.

 

¿Cuál es tu problema?

Si tú y tu pareja quisieran que Andrés Colberg analizara su problema, escriban los dos -cada uno describiendo su sentir- a:

A tu manera / Entre Dos
PRIMERA HORA
PO Box 2009
Cataño PR 00963