A Irisainelly Hernández Vélez le cambió la vida en un parpadeo, justo al levantarse para ir a trabajar.

La mujer de 37 años residente en el barrio Jauca de Santa Isabel había sido diagnosticada con neuromielitis óptica en 2012, aun así, laboró esporádicamente en Nueva York y Puerto Rico hasta que de un momento a otro quedó paralítica.

“Mi primer síntoma fue a los 29 años que me empecé a quedar ciega, pero mi vida era normal y con los años no tuve problemas, así que me fui a Nueva York y trabajé en una escuela como asistente de maestro como nueve meses. Pero regreso a Puerto Rico porque empecé a sentir un dolor fuerte en el brazo izquierdo, para que mi neurólogo Ángel Chinea y mi médico primario, José Daniel Quiles vieran la situación”, manifestó Hernández Vélez.

“Basado en un MRI me diagnosticaron con una enfermedad llamada neuromielitis óptica, que es casi prima de la esclerosis múltiple, pero todo estuvo tranquilo hasta que en el 2015 me dolían los dos brazos, me evaluaron y me dijeron que todo estaba bien, pero de un momento a otro me levanto para ir trabajar y me caí, y desde ese momento hasta hoy no he vuelto a caminar”, lamentó Irisainelly quien laboró con el Departamento de Educación en el área de monitoría federal.

Desde entonces, Hernández Vélez se mantiene confinada a una silla de ruedas, pues sus piernas no se mueven.

“Me quedé paralítica, mis piernas no se mueven nada, esto es como si yo hubiese recibido o disparos o producto de una pelea fuerte. Tengo circulación, sensibilidad, pero mis piernas no se mueven; gracias a Dios no tengo problemas cerebrales o pérdida de memoria”, contó.

“Tengo las manos atrofiadas, de los 10 dedos puedo mover dos de la mano izquierda, porque la mano derecha se cerró completa y no puedo abrirla. He tomado terapia física, acuática, ocupacional, estuve hospitalizada en Manatí”, añadió la santaisabelina.

En la búsqueda de alternativas que le devuelva movilidad a sus extremidades, Irisainelly viajó al hospital John Hopkins en Baltimore, Maryland, a donde le dieron esperanza a través de un tratamiento que cambiaría su vida para bien.

No obstante, ella no quiso quedarse fuera de su casa, así que volvió a Puerto Rico ya que el procedimiento es posible en el Centro Médico Adaptógeno.

“Ellos me orientaron sobre tratamientos de medicina regenerativa y células madres y laser intravenoso. El doctor me asegura que como mínimo podré dar patadas con mis piernas y quienes me conocen saben que, si mis piernas vuelven a moverse, nada me impedirá volver a caminar, porque voluntad me sobra”, confesó.

Es por eso que Irisainelly está recabando la generosidad del pueblo con el propósito de completar los gastos del tratamiento que comenzaría esta misma semana. Además de la necesidad de otros productos diarios como pañales, toallas húmedas, medicamentos fuera de recetario y transportación para sus citas médicas.

Para detalles puede llamar al 787-422-2392.