Los niños muy inteligentes, llamados superdotados con frecuencia, aprenden rápidamente, son creativos, tienen una excelente memoria y se interesan por temas poco usuales para su edad, como puede ser la física. Su curiosidad y sus habilidades sobre el resto de sus compañeritos son, ciertamente, bastante evidentes tanto en la escuela como en el hogar, y son muchos los padres que se enorgullecen de las aptitudes sobresalientes de sus hijos.

Estos atributos, sin embargo, suelen tener su rostro más negativo. Tras décadas estudiando el comportamiento de los niños con coeficientes intelectuales superiores, los psicólogos señalan que la mayoría de ellos son desobedientes, intranquilos e indisciplinados en el salón de clases, pero no necesariamente por capricho.

Y es que, según explican, estos pequeños se aburren en el aula porque sus capacidades superan los currículos académicos convencionales y, como consecuencia, tienen poca motivación de sus maestros.

La importancia de la disciplina

La psicóloga Carmen Márquez Pérez señala que si bien los niños superdotados tienden a ser difíciles de controlar, esto no debe ser una excusa para no disciplinarlos. La experta destaca que los padres tienen la responsabilidad fundamental de ponerles reglas y normas de comportamiento a sus niños en la casa, de modo que no presenten problemas de conducta fuera de ella.

“Estos niños que son inteligentes retan más al adulto porque tienen precisamente la inteligencia para hacerlo, y también porque quieren mantener el control”, detalla la Dra. Márquez Pérez, dejando claro que no todos los pequeños superdotados se rebelan contra la autoridad, por lo que no se puede generalizar.

“Aquí lo importante es el estilo de disciplina de papá y mamá, y la clave es la consistencia. Si no hay consistencia y no hay unas reglas y unos límites claros, el niño se va a desviar a lo que el quiere hacer, que es lo que estamos viviendo mucho hoy día”, advierte la especialista en conducta.

Son varios los riesgos que se corren cuando los padres permiten que estos niños los controlen a ellos y a otras personas. Además de problemas en la escuela por su desinterés en el aula, los superdotados que están “por la libre” tienen dificultades relacionándose con los demás. La Dra. Márquez Pérez reconoce que son usualmente rechazados por amigos y compañeros, pues ellos quieren que los demás hagan lo que ellos digan. Como resultado, “no van a ser empáticos con la gente”, observa la experta, y esto incluye a algunos de sus maestros.

“Van a vivir en un mundo desorganizado porque no tienen estructura, lo que va a repercutir posteriormente en sus logros y éxitos laborales, así como en su vida de pareja. Esto es como una cadena, que una cosa va a impactar la otra”, asegura.

El ejemplo a seguir

Los psicólogos advierten que el afecto y la buena educación en el hogar son las bases para que los niños superdotados manejen efectivamente sus conductas inapropiadas. Los padres, específicamente, son los encargados de sentar el ejemplo frente a sus pequeños en todo momento.

¿La mejor forma de hacerlo? Teniendo una comunicación saludable entre los miembros del núcleo familiar, siendo amorosos y dándoles a los niños el espacio para ventilar sus corajes y frustraciones.

“Para disciplinar, tú tienes que tener unas herramientas emocionales como padre. Papá y mamá no pueden manejar el coraje de los niños si tienen falta de control, si son impulsivos y si son agresivos en la disciplina. La relación de pareja entre ellos, además, tiene que ser un ejemplo de comunicación y de expresión afectiva”, puntualiza la Dra. Márquez Pérez.