No hay edad para el cuidado de la piel
Muchas personas empiezan a ocuparse del cuidado de la piel después de llegar a la adultez. Sin embargo, mientras más temprano se empiece a cuidar ésta, mejor.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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Es mejor prevenir que tener que remediar.
Muchas personas empiezan a ocuparse del cuidado de la piel después de llegar a la adultez. Sin embargo, mientras más temprano se empiece a cuidar ésta, mejor.
Luis Ortiz Espinosa, dermatólogo y director de Nova Derm Cosmetic and Laser Center, asegura que el cuidado de la piel es importante a cualquier edad. “La piel del niño y la del adolescente está empezando unos procesos. Si uno descuida la piel temprano en la vida, va a tener daños posteriores bien marcados”, asegura Espinosa.
“Esa piel va a estar expuesta a una serie de factores que son nocivos, como es la contaminación, el ambiente, el calor, el frío y la exposición a la radiación que viene del sol”, advierte el dermatólogo, quien destaca que la mayor importancia de la piel es que es la barrera que protege los órganos y los sistemas internos del ser humano.
Por otro lado, el doctor advierte que hay que diferenciar entre lo que es el cuidado estético y el médico. Hay niños y jóvenes que pueden padecer enfermedades en la piel que, posiblemente, requieran atención médica.
Leida Franco, esteticista y propietaria de Euroderm Salon & Spa, considera que para gozar de una buena piel hay que tomar mucha agua, esto ayudará a eliminar las toxinas del cuerpo. También recomienda una buena alimentación y que se consuman frutas que tengan mucha fibra, como las uvas, las fresas, las ciruelas y las pasas.
“Comer constantemente y en exceso puede causar impurezas en la piel. El chocolate, la mantequilla, el ketchup, la mayonesa y otros (alimentos) con alto contenido de grasas pueden afectar la piel y provocar acné”, añade Franco.
“Cuando hablamos de la piel de un niño, vamos a pensar en la de un menor de ocho años, antes de que entre en la pubertad. Esa piel de un niño puede absorber elementos del medioambiente, incluso perder más agua que la de un adulto porque tiene más superficie de exposición”, asegura el dermatólogo.
Por otro lado, los mecanismos de defensa de la piel de un niño todavía no han madurado, situación que la hace más susceptible a la radiación solar, a las infecciones y a las bacterias, entre otras. Además, la piel de los niños tiene algunas áreas en las que los vellos todavía no se han desarrollado.
“En la adolescencia hay algunos cambios relacionados con unos procesos que tienen que ver con las hormonas y con la genética”, acota el doctor.
En esta etapa de la vida es normal que surjan brotes de acné, estrías, caspa, vellos y que su piel se torne grasosa. “Vamos a ver unas condiciones que no se van a ver en la niñez. El fluido sebáceo también cambia, por eso la piel se pone más grasosa. Si el joven ha tenido problemas de resequedad (en la piel), también se pueden amplificar”, explica.
“Hasta el sudor le va a cambiar por la cuestión hormonal. Las glándulas ecrinas están en la piel. En la adolescencia, hasta el olor de la piel cambia, como pasa en el embarazo y en la menopausia”, puntualiza el doctor, quien explica que esto se debe a los cambios hormonales.
Espinosa opina que, a pesar de que existe la posibilidad de que los menores de edad puedan tener disciplina, hay que dirigirlos. También es importante el factor ejemplo. “Si ellos ven que el papá se está poniendo protector solar, ellos van a querer ponerse protector solar”.
“Crear conciencia en un adolescente es más difícil si no se ha empezado desde temprano. Hay que ayudarlos a que desarrollen una actitud positiva sobre los cuidados y los tratamientos de la piel. No se les puede regañar mucho. No sirve la prohibición en esa edad”, sugiere el doctor.
A algunas jóvenes les comienzan a surgir brotes de acné entre los 10 y 11 años, mientras que en los varones, entre los 12 y 13 años. Esta condición de la piel puede persistir hasta los 19 años. “Hay algunas mujeres que les comienza a los 35 años en vez de a los 13”, advierte Espinosa.
Por su parte, Franco opina que, cuando el adolescente comienza a presentar estos cambios en la piel, hay que llevarlo al dermatólogo y a una buena clínica de estética para comenzar con limpiezas profundas. “De no llevar a cabo esta acción preventiva, se le puede convertir en un acné crónico y su piel padecerá de poros dilatados por no habérseles eliminado las impurezas a temprana edad”, asegura.
El dermatólogo recomienda que los pacientes que sufren acné se lo traten a tiempo, pues éste puede dejar cicatrices en la piel que se hubieran podido evitar con los cuidados indicados.
“Tenemos unas tecnologías con las que se puede tratar el acné y también los vamos ayudando con su cicatrización. Ciertamente, dependiendo del problema que esté enfrentando en la piel, debe ir (el joven) al profesional indicado que le trate la condición”, acota.
Espinosa sostiene que las marcas del acné se eliminan con microdermoabrasión, peelings, tratamientos faciales y algunos tipos de láser que ayudan en la regeneración del tejido. “Las más que se usan para las cicatrices del acné y el enrojecimiento que deja (el acné) es el láser de pulso, que estimula la regeneración de la piel y aumenta la producción de colágeno. A eso le añadimos otros lásers, como el fraccionado, radiofrecuencia y a veces rellenamos (las cicatrices) con colágeno y Restylane”, añade.
Este tipo de tecnología ayuda también a disminuir manchas en la piel, a eliminar vellos no deseados, entre otras condiciones estéticas.
“Con el adolescente es bien importante el aspecto mental y el emocional, porque hay daño en la piel, pero el daño mayor es en la mente. Hay algunos pacientes que no saben lidiar con esto”, advierte Espinosa.
“Yo tengo algunos pacientes que han dejado de ir a la escuela, no quieren salir de la casa. La gente se encarga de recordárselos (el acné) cada vez que los ven en la calle. Ese tipo de comentarios los puede llevar a la depresión y a problemas emocionales que les empeoran más el acné”, concluye Espinosa.