No permita que lo ciegue el coraje
Quedarse callado ante la violencia intrafamiliar, a nivel social, no es opción.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Un instante de ira captado por una cámara de seguridad se regó como pólvora, reflejando la cruda realidad del maltrato infantil en Puerto Rico. Lo peor del caso es que, si no fuera por ese vídeo, tal vez nadie se hubiera enterado.
La cultura de silencio que permea en los hogares sobre temas de violencia intrafamiliar es uno de los peores males de la sociedad: si nadie lo dice el ciclo continúa. Es por ello que hay que hablar, denunciar y ser proactivos.
De acuerdo con el psicólogo Javier Piazza, el caso de Katherine Rodríguez Romero, de 26 años y quien fue sentenciada ayer a cuatro años de probatoria por golpear a sus hijos de cinco y ocho años en medio de un centro comercial en Caguas “no es un hecho aislado… esto pasa porque el maltrato viene ocurriendo con anterioridad”.
El experto aseguró que este tipo de conducta “no sale de la noche a la mañana. Posiblemente los niños ya venían siendo maltratados, pero no había sido reportado”, comentó.
La conducta violenta de los padres maltratantes surge “cuando la persona enfrenta las cosas con frustración, cuando las cosas no salen como quieren o se hacen en el momento que quieren. Estas conductas explosivas no siempre son hacia los niños; pueden ser hacia la pareja, rompiendo cosas en la casa, explosiones de gritos… si no se busca ayuda a tiempo, se puede llegar al maltrato físico”.
El caso no es necesariamente una rabieta temporera, según Piazza, y hay que considerar otros factores que hayan desembocado en esa deleznable conducta. “Hay una condición psiquiátrica que se llama Trastorno Explosivo Intermitente, en el que las personas con poca tolerancia pueden llegar al maltrato físico o destruir cosas. Estas personas no se reconocen como maltratantes; entienden que están disciplinando al muchacho. Ella probablemente no pensó que la estaban mirando; simplemente se molestó y lo ‘corrigió’ con maltrato”, explica el psicólogo. “Por eso es que es importante que las personas que estén cercanos a ellos (como en este caso, la pareja de Rodríguez Romero) los reporten para que busquen ayuda. Si esto no llega a pasar (que quedara captada en vídeo) posiblemente esos niños hubieran seguido siendo maltratados”, lamentó.
Círculo vicioso
Cabe destacar que, en defensa de la mujer, el abogado Pedro Antonio Vargas Echevarría, de la Sociedad para la Asistencia Legal (SAL), planteó que “hay que entender que mi representada antes de este caso había sido víctima de violencia doméstica y de niña fue víctima de maltrato”.
Si bien una cosa no excusa la otra, Piazza coincide en que “la literatura dice que una cantidad de personas que han sido maltratadas tienden a ser maltratantes cuando crecen. Tenemos que ver si fue la forma en la que me disciplinaban, pues así disciplino en adelante. No necesariamente tiene que ser así, uno madura y recapacita, pero la literatura sí presenta que eso es posible”.
¿Es rehabilitable?, le preguntamos.
“Hay personas que aprenden a manejar sus conductas. Esa persona tiene que pasar por todo tipo de evaluaciones y luego el Departamento de la Familia hará visitas supervisadas con los niños, hasta que poco a poco se vaya viendo si ella tiene la capacidad de relacionarse y mantener a los niños. Pero sí, hay personas que se recuperan y tienden a modificarse con terapia”.
Por otro lado, Piazza es enfático en que “hay que investigar si (Rodríguez Romero) presenta alguna condición psiquiátrica, si presenta alguna condición de uso de sustancias que propició esto. Las personas que la atiendan tienen que hacer una evaluación completa para ayudarla a que controle sus impulsos, y muchas veces se logra hasta con medicación. Todos son rehabilitables a menos que una condición neurológica no se los permita”, explicó el psicólogo.
Evite llegar al abismo
El psicólogo urgió a que si una persona tiene tanto coraje como para llegar a pensar en atacar a los suyos o incluso a extraños, tiene que entrar en un proceso de autoevaluación y buscar la raíz del problema. “Con los niños, siempre van a querer cosas de las tiendas y no van a tener controles, porque son chiquitos. Para prevenir, se les dice que si van a salir y se portan bien van a tener un premio –un mantecado, una paleta, lo que sea- y se les puede entrenar en buena conducta. Hay que darles destrezas de disciplina, pero los padres tienen que ejercer autocontrol y, si es necesario, desarrollarlo con terapia”, explica Piazza. “Hay técnicas de manejo de coraje que pueden recibir, y terapia cognitiva-conductual”, propuso.
Pero, partiendo de que no es un episodio aislado –y cada día se reportan más y más casos de violencia, tanto en la familia como entre extraños-, el psicólogo comentó que “estos casos desgraciados pueden servirle a otras personas para enseñarles que, si estás perdiendo la tolerancia, busques la ayuda necesaria. El maltrato infantil no es solo sacudir al niño: los gritos, las manipulaciones, los castigos excesivos y hasta no atenderlos son formas de maltrato”.
Quedarse callado, a nivel social, no es opción. “Para eso está Familia, y se puede reportar anónimamente a Emergencias Sociales; ellos se encargan de dar seguimiento y a veces, por el mero susto de que te llamaron, empiezas a tener control”, comenta el psicólogo. “Nadie se debe callar ante el maltrato de un niño o la violencia doméstica. Hay que reportarlo”, concluyó el experto.
El Dr. Javier Piazza trabaja en Servicios Psicológicos Raigambre. Para consultas, llame al 787-292-0205.


