Salen caras las constantes interrupciones
Una vez ocurre una interrupción le tomaría al empleado -en promedio- unos 23 minutos para poder regresar a donde estaba previamente.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
PUBLICIDAD
“Disculpáme un segundito… okay”. “Perdona que te interrumpa”… “Con tu permiso, esto es breve”… “¿Te puedo hacer una preguntita rápida?”
Seguramente en tu ambiente de trabajo escuchas éstas y otras frases similares, más comúnmente de lo que piensas.
Y sin lugar a dudas, una interrupción puede resultar bien molestosa; aunque quizás ese no sea el mayor problema en un ambiente de trabajo; lo peor es que se trata de algo bien costoso.
Nuevos estudios económicos aseguran que las interrupciones le cuestan a los negocios en Estados Unidos la friolera de cerca de 500,000 millones, al año, según un estudio de Basex Research.
El experto en ciencias sociales Shankar Vedantam asegura que cualquier cosa que nos distraiga de ese trabajo principal -escribir un reporte, sacar alguna cuenta o terminar de ejecutar algo-, como cuando viene alguien a pedirte un favor, es como si un vínculo se rompiera. Cuando tratas de continuar con lo que estabas haciendo tu mente va a estar en otra parte.
En el caso de enfermeras o pilotos una de esas interrupciones puede ser desastrosa.
El estudio reveló que una vez ocurre la interrupción le tomaría al empleado -en promedio- unos 23 minutos para poder regresar a donde estaba previamente.
Eric Blumberg, sicólogo de la Universidad George Mason, ha realizado estudios sobre este particular y aunque hasta el momento su solución ha sido las estimulaciones del cerebro mediante pequeñísimas descargas eléctricas, lo que según sus conclusiones ayuda a retomar las tareas en menos tiempo, no se trata de una solución muy viable que digamos.
Aparte de ser increíblemente ineficiente, cada interrupción conduce a una mayor cantidad de estrés, fatiga, problemas de calidad en las tareas, irritabilidad y errores.
Varios estudios citados por la página electrónica Fast C@mpany han mostrado que las interrupciones le roban entre el 30 al 60% del día a un empleado o un mínimo de unas tres horas.
Es fácil culpar a las redes sociales, los amigos o compañeros de trabajo de robarte el tiempo. Sin embargo, el 50% de las veces es el mismo empleado quien se detiene en lo que está haciendo, moviéndose de una tarea a la otra antes de que haya terminado alguna de ellas.
Finalmente, aunque el trabajador de hoy es muy hábil en posponer muchas cosas, no lo hace cuando se trata de interrupciones. Otro estudio encontró que 73% de las interrupciones se atienden inmediatamente, lo que alienta a quien interrumpe lo vuelva a hacer.
Para erradicar esta conducta cada persona debe tratar de determinar cuánto tiempo realmente pierde con estas interrupciones. Cuando la persona se dé cuenta de que el tiempo es irremplazable, seguramente estará más dispuesta a crear un cierto espacio libre de distracciones, a menos que se trate de alguna emergencia.
No contestar llamadas, no leer emails todo el tiempo, cerrar las ventanas del chat o de cualquiera de las redes sociales en ese momento de mayor necesidad o de mayor productividad pueden ayudar mucho. O al menos eso es lo que recomienda Edward G. Brown, autor del libro The Time Bandit Solution: Recovering Stolen Time You Never Knew You Had.