Sexo... y nada más

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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El cineasta y actor estadounidense Woody Allen aseguró en cierta ocasión que “el sexo sin amor es una experiencia vacía, pero como experiencia vacía, es una de las mejores”. Su visión, polémica por demás, revela quizás lo que muchos ya sabemos: hay personas que buscan encuentros sexuales simplemente por placer, sin asociarlos obligatoriamente con el amor. Para ellos, la popular idea de que “no hay mejor receta que sexo con amor”, sin duda, no tiene mucha validez, y el concepto “pareja sexual” no equivale necesariamente a “pareja sentimental”.
Aunque estos acuerdos suelen ser criticados por diversos sectores sociales, que los tachan de vacíos y lujuriosos, la Dra. Lourdes Soto de Laurido -educadora sexual certificada- explica que se trata de “decisiones conscientes” que nada tienen que ver con los adictos al sexo o personas casadas en búsqueda de una aventura extramarital. Son personas solteras -usualmente profesionales y con estabilidad financiera- que “lo único que quieren es una pareja sexual que los satisfaga, les guste y agrade, pero con la que no van a involucrarse”.
La especialista revela que, dentro de los nuevos paradigmas de comportamientos sexuales, a estos individuos se les conoce como “socios eróticos”, para quienes prevalece el disfrute físico libre de las ataduras emocionales que implica una relación tradicional. Entre las ventajas más importantes de este modelo, según detalla la Dra. Soto de Laurido, destaca la sensación de placer y disfrute que genera; sentir el interés genuino de compartir con alguien sin esperar nada a cambio (más allá del acto); y mantenerse activo sexualmente, que se ha descubierto científicamente que “mantiene al cuerpo funcionando adecuadamente a nivel físico y emocional”.
“Dentro de este paradigma erótico, la finalidad es el placer físico”, resume la sexóloga. “Usualmente, no se está buscando compromiso ni romance. Es una relación de satisfacción donde las partes pueden ser muy compatibles sexualmente hablando y cuidadosas con, su salud pues se protegen, pero están claros que el vínculo es para suplir una necesidad erótica. La filosofía es ‘yo me siento cómodo contigo, pero no voy a ofrecerte más de lo que puedo darte’”, abunda.
Aunque el goce es el enfoque en este modelo, la Dra. Soto de Laurido aclara que, en un escenario ideal, los socios eróticos no acostumbran a “utilizarse” como meros objetos de satisfacción o herirse emocionalmente. La ausencia de un compromiso formal no implica entonces que el respeto mutuo no esté presente. “No están degradando a las personas dentro del paradigma”, advierte la experta.
Las relaciones que se dan entre los socios eróticos, en las cuales prevalece el placer por placer, pueden ser sanas y provechosas si ambas partes están de acuerdo con la situación. No obstante, como señala la sexóloga, este panorama de sintonía no es tan común, y es entonces donde pueden aparecer una serie de riesgos, como una autoestima lacerada, inseguridades con la pareja, sentimientos obsesivos y hasta conductas maltratantes.
“Realmente es muy difícil mantener una relación de socios eróticos porque usualmente una de las partes se involucra y, contrario a lo que se piensa, en este momento la parte que más se está involucrando es el varón, no la mujer. Esto se debe a que el hombre no soporta pensar que ‘tú estás conmigo y puedes estar con otro a la vez’, o que otros entiendan que él ‘no es suficientemente hombre’ para la mujer”, asegura la Dra. Soto de Laurido.
Contrario a la educadora sexual, que sí le ve sus atributos al paradigma de los socios eróticos, el psicólogo Reinaldo Oquendo entiende que estas personas “no se están embarcando en una conducta responsable”, aunque deja claro que -como profesional- “no condena comportamientos, máxime de adultos conscientes de sus actos”. El especialista observa, además, que las relaciones estrictamente sexuales pueden ser el resultado de situaciones traumáticas, como una violación o pérdida de una pareja sentimental, así como de desórdenes de personalidad, incluido el narcisismo.
“Es una conducta libertina, más que responsable”, destaca el terapeuta de pareja y familia. “Hay personas que pueden caer en esa conducta porque tienen una necesidad de afecto, de ser feliz y amado, y llega esta persona sin expectativas que termina destrozándolos emocionalmente. Definitivamente, son más las consecuencias negativas que se pueden acarrear versus las gratificaciones que pueda tener una relación fortuita, de que sea nada más de satisfacción y gratificación sexual”, puntualiza Oquendo.
Para evitar estos riesgos, la sexóloga Soto de Laurido recomienda que las personas que deseen envolverse en una “asociación erótica” estén claros en la libertad sentimental que implica el acuerdo.