La enfermedad de Alzheimer es una patología que tiene una gran prevalencia en el adulto mayor. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es un síndrome debido a una enfermedad del cerebro, generalmente de naturaleza crónica o progresiva, en la que hay deficiencias de múltiples funciones que repercuten en la actividad cotidiana del cerebro. El Alzheimer afecta la habilidad de las personas para recordar, razonar y comunicarse, siendo esta la causa más común de demencia, un deterioro gradual de la memoria, el comportamiento y otras funciones mentales.

Las funciones cognitivas de la persona con Alzheimer, como pensar y hablar, la memoria, el juicio y la orientación, se van deteriorando a lo largo de la condición impactando la ejecución de las actividades diarias. Las tareas que por mucho tiempo aprendió y realizó la persona se convierten en pasos difíciles de hacer o comprender. Los retos y desafíos a los que se enfrentan son innumerables. Su prognosis dependerá de muchas variables internas y externas. La progresión de la enfermedad y el efecto que tiene varia en cada persona.

La Terapia Ocupacional realiza un papel clave en el tratamiento del Alzheimer ya que procurará capacitar a la persona a alcanzar el mayor grado de independencia posible en su vida diaria en áreas como autocuidado, ocio, trabajo, entre otros. Esta disciplina atiende las prioridades y necesidades del paciente integrando diferentes enfoques compensatorios y de adaptación con el propósito de mantener su funcionamiento óptimo y la participación en las actividades de su interés.

Los terapeutas ocupacionales trabajan con el paciente de Alzheimer desde diferentes enfoques de tratamiento y técnicas. A continuación, se presentan siete técnicas de intervención en estos pacientes:

1. Modificaciones en las actividades

Se analizan las actividades o tareas significativas de la persona con el fin de diseñarlas para que las pueda ejecutar de una manera más fácil, simplificando comandos, para mantener por más tiempo tanto la independencia como la autonomía personal y funcional en sus actividades diarias. Se deben repetir las instrucciones según sea necesario, utilizar palabras fáciles de entender con un tono de voz respetuoso.

2. Modificaciones en el ambiente

Se evalúa el o los lugares o entornos donde el paciente pasa más tiempo o realiza actividades diarias, como por ejemplo la habitación, sala, baño, entre otras áreas con el propósito de sugerir cambios que faciliten su movilidad, prevenir caídas y mantener su participación. Una buena iluminación ayudará a mantener a la persona orientada al igual tener los lugares (puertas y gavetas) claramente rotulados.

3. Entrenamiento en el uso de equipos de asistencia tecnológica

El uso de la tecnología de asistencia en pacientes con Alzheimer incluye productos (tanto genéricos como personalizados), modificaciones ambientales, servicios y procesos que permiten la participación de personas en múltiples ambientes. Desde el entrenamiento del uso de utensilios para la alimentación, equipos para la vestimenta o aseo, hasta la recomendación a familiares o cuidadores sobre instalaciones de sensores de movimiento o de ubicación para la persona con Alzheimer, cuando existe el riego de desorientación.

4. Orientación a la realidad

Dado los cambios en las funciones cognitivas según el avance de la condición, se integran estrategias terapéuticas como colocarle fotos de la persona y familiares y/o cuidadores, se utilizan identificaciones o “nametags” al ofrecer servicios, tener visible relojes y calendarios, entre otros artículos que le permitan al paciente mantenerse orientado en tiempo, lugar y espacio.

5. Estimulación cognitiva

Consiste en el uso de técnicas que estimulen el desarrollo de habilidades cognitivas, como la memoria, el pensamiento lógico e inferencial, el lenguaje y la forma de pensar. La estimulación cognitiva implica la realización de diferentes actividades como por ejemplo, ejercicios para ejercitar la memoria de personas mayores como rompecabezas, crucigramas y dinámicas relacionadas al pasado o actividades cotidianas que promuevan la reminiscencia.

6. Estimulación sensorial

Varios estudios han demostrado que la estimulación sensorial disminuye la ansiedad, agresividad y apatía de la persona con Alzheimer, proporcionándole un estado de bienestar y seguridad a la hora de realizar sus actividades cotidianas. Consiste en potenciar y mantener las funciones de los cinco sentidos mediante actividades de atención, concentración, fijación, coordinación, motricidad y reconocimiento de estímulos.

7. Psicomotricidad

Mediante estas intervenciones se ejercitan la mente, cuerpo, afectividad y roles sociales del paciente. SE ofrecen actividades adaptadas que promuevan la coordinación, equilibrio, fuerza muscular, coordinación motora, motricidad, esquema corporal, percepción del cuerpo en el espacio, procesos mentales como la memoria reciente y remota, atención, lenguaje expresivo y comunicativo, comunicación no verbal.

La terapia ocupacional juega un papel importante en la educación del cuidador y sus familiares. Entre las recomendaciones para los familiares y cuidadores esta hacer una reminiscencia casera en el que se puedan ver fotos, imágenes de eventos y vacaciones familiares, hablar de su la vida profesional del paciente y conversar sobre hechos pasados que eran recuerdos agradables. Se deben contar aquellas historias positivas y de agrado para el paciente una y otra vez. Aunque no existe suficiente evidencia científica para avalar esta intervención, la misma puede estimular positivamente a la persona afectada ayudándole a mantener su atención y manteniendo los vínculos emocionales con sus familiares.

Entre más pronto se inicien las técnicas adecuadas tras el diagnóstico, mayores serán las posibilidades de que la persona pueda llevar una vida independiente dentro de los límites de su salud durante muchos años.

Para más información sobre este tema puedes enviar un mensaje a través de la página de Facebook @ColegiodeProfesionalesdeTerapiaOcupacionaldePuertoRico.