La migraña es un padecimiento que se asocia usualmente a fuertes dolores de cabeza, además de síntomas como fiebre y náuseas. Se estima que más del 15 % de la población mundial padece de esta dolencia que se presenta tanto en hombres como en mujeres. 

A continuación, consejos para  aliviar esos repentinos ataques:

-Consulta médica

Es importante hablar con un doctor para encontrar la mejor forma de tratar la migraña. Una de las opciones que pueden darnos es vincularnos a un medicamento que se acomode a las necesidades del organismo.  

-Evitar los dulces

La migraña suele presentarse en diversas etapas de la vida, desde la  niñez. Tanto los menores como algunos adultos tienen un gusto excesivo por los  dulces. Lo que se recomienda es evitar alimentos con alto contenido de azúcar, sobre todo durante un ataque de migraña para que  no se prolongue o agrave. 

-No consumir alcohol

El exceso de bebidas embriagantes resulta más perjudicial en las personas que sufren de migraña y no debe consumirse mientras se presenta esa enfermedad. De igual forma, es recomendable ingerirlo esporádicamente y en reducidas cantidades.

-Infusiones

Cuando una persona que sufre de migraña tenga un repentino ataque, se le pueden brindar infusiones de manzanilla, hierbabuena o jengibre para aliviar el dolor de cabeza, mareos y las náuseas. De igual forma, para reducir la jaqueca y una posible fiebre, es recomendable poner paños de agua fría sobre la frente de los afectados.

-Alejarse del ruido

Para que el dolor  no aumente, hay que ubicarse en lugares en los que haya silencio. El ruido de dispositivos electrónicos y la luz reflectora de los mismos también perjudica al paciente y puede aumentar el malestar.  

-Reposo

Ante un fuerte ataque de migraña, lo primero que debe hacerse es guardar reposo y posponer las actividades que estemos haciendo o tengamos pendientes, porque además de no poder concentrarse, la persona pensará únicamente en el malestar que lo está aquejando. Es por ese motivo que se debe estar en un lugar con poca luz, silencioso y preferiblemente quedarse recostado en la cama.