Para llegar a esta conclusión, la investigadora de la Fairfield University (Estados Unidos), Linda Henkel, realizó dos experimentos similares.

"A los voluntarios se les hizo un tour por el Museo de Arte de Bellarmine. Se les mostraron diversos objetos durante una cantidad fija de tiempo. A algunas personas se les pidió tomar fotos de los objetos, otros solo tenían que mirarlos. Al día siguiente se les pidió recordar los objetos que habían visto y los detalles de ellos", explicó Henkel al diario El Mercurio de Chile.

Con atención

Según se vio, quienes no habían tomado fotografías lograron recordar más objetos y pudieron describirlos con mayor precisión que el resto. "Esto se relaciona con poner atención a nuestras experiencias. Si contamos con la cámara para recordar, no procesamos ni le ponemos atención a la experiencia de forma que logre ser parte de nuestra memoria durable", dijo la especialista.

"Creo que gastamos más tiempo detrás de nuestra tecnología (cámaras de fotos, teléfonos inteligentes, etc.) que experimentando el mundo de primera mano. Sin embargo, también pienso que cuando la gente pasa tiempo mirando sus fotos, estas les ayudan finalmente a recordar", agregó.

En el segundo estudio, se les pidió a algunos voluntarios que también tomaran fotos de los detalles de los objetos de arte.

En esos casos, las personas lograban retener más recuerdos, pero no del detalle del zoom, sino del objeto fotografiado en general. 

Según el estudio, los que no habían tomado fotografías lograron recordar más objetos y pudieron describirlos con mayor precisión. (Archivo)