Comer tarde repercute en las bacterias de nuestro organismo y eso puede provocar problemas metabólicos e intestinales, inflamación, menor pérdida de peso si seguimos una dieta y obesidad. La investigadora Marta Garaulet, experta en cronobiología, lo ha comprobado en un estudio de la Universidad de Murcia en colaboración con la Universidad estadounidense de Harvard y el Centro Superior de Investigaciones Científicas.  

“Hemos demostrado que hay un ritmo diario en la microbiota”, explica Garaulet. Eso quiere decir que la diversidad de las bacterias cambia a lo largo del día y de la noche. “Y a mayor diversidad, mejor salud”, apunta.

Un cambio de ritmo que han observado en un estudio, publicado en la revista científica The Faseb Journal, centrado en diez mujeres, de 22-23 años y de constitución delgada, que comieron lo mismo, pero una semana a las 2:00 p.m. y otra semana a las 5:30 p.m.

“Hemos visto que se invierte completamente el patrón del ritmo de las bacterias que, en solo una semana, se adaptan en su composición, diversidad y abundancia en función de la hora de la comida cambiando así su ritmo”, indica Garaulet. Ese cambio en la hora de comer de una semana a otra puede tener sus consecuencias fisiológicas en las personas.

“Los ritmos que se asocian a comer tarde son más obesogénicos, más inflamatorios. Y, además, podría explicar en parte por qué cuando las personas comen tarde pierden menos peso en un tratamiento dietético”, señala.

Y, sobre todo, se observa en las bacterias orales. La saliva es importante porque con ella tragamos millones de bacterias que colonizan el intestino.

“Se ha demostrado, según un estudio reciente publicado en Science, que las bacterias 

orales que tragamos influyen de forma importante en la inflamación del intestino y en enfermedades como la de Crohn”, dice Garaulet, que afirma que la comida del mediodía debe ser la más importante pues aporta el 45% de la energía del día. Comer tarde puede asociarse con problemas metabólicos”.

Por eso se estudia la comida del mediodía en los pacientes, porque es la principal del día; una costumbre más de países mediterráneos y que se asocia con una mejor salud metabólica, frente a otros países que dan protagonismo a la cena. 

Según Marta Garaulet, lo ideal es comer entre la 1:30 y 2:00 p.m.