Ante el desconocimiento y, según el lugar donde viva, la persona intersexual puede ser blanco de burlas, rechazo social y discrimen, ya sea en la escuela, el empleo o hasta a la hora de recibir algún servicio. 

El primer encontronazo lo enfrentan sus padres cuando los médicos le proponen la cirugía de asignación de sexo, que en muchos casos supone la remoción de órganos (como testículos u ovarios) y conlleva a la esterilización, con resultados que, de acuerdo a las propias experiencias de los afectados, a menudo son rechazados. 

En este dilema, una parte aboga por hacer cuanto antes una cirugía de asignación de sexo, mientras que la otra reclama que no se apliquen tales cirugías al menos hasta que la persona tenga capacidad para decidir. Los primeros argumentan que de esa manera se adaptarán mejor a lo establecido por la sociedad, los segundos condenan que se tome una decisión de tal magnitud sin conocer el sentir de la persona. 

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“Aquí (en Puerto Rico) practicamos una medicina similar a Estados Unidos, donde se recomienda la cirugía temprana de reasignación de sexo”, explicó el endocrinólogo pediátrico Francisco Nieves.

En ocasiones, dicha cirugía se hace necesaria para evitar otras complicaciones como infecciones urinarias. Pero el asunto es diferente cuando la cirugía respondería solo al hecho de satisfacer la percepción social, caso en el que los padres pueden decidir que su descendencia crezca y decida por sí misma si adopta uno u otro sexo o continúa su vida como intersexual. 

Sin embargo, esos progenitores tienen que encarar casi de inmediato el asunto de la inscripción en el Registro Demográfico, que solo admite femenino o masculino. 

Si bien los padres pueden contar con más tiempo una vez muestran evidencia médica, tienen que lidiar con la presión de que eventualmente la inscripción debe ocurrir en una de esas dos formas. A ese respecto, el doctor Nieves considera que el Registro Demográfico “podría incorporar en su reglamento una categoría de sexo indeterminado, como ocurre en Alemania hace algunos años”.

Algunos países y jurisdicciones han dado pasos de reconocimiento a los intersexuales, que van desde permitirles inscribirse en documentos oficiales en una tercera categoría que no sea ni masculino ni femenino, hasta restringir o incluso prohibir las intervenciones de asignación de sexo a menos que sea por razones médicas. En contados casos, las personas operadas han demandado con éxito contra los doctores y clínicas que les sometieron al proceso cuando eran bebés.

Para mostrar cuantas complicaciones puede enfrentar un intersexual basta mencionar otro asunto de alcance internacional que aún está lejos de resolverse, como es la participación de personas intersexuales en eventos deportivos, que por regla solo distinguen las categorías de masculino y femenino. El tema ha ganado más relevancia luego que se conociera de atletas que se habían sometido recientemente a operaciones de gonadectomías (extirpación de testículos u ovarios) o clitoridectomías (remoción del clítoris) parciales, para poder satisfacer las exigencias de controles hormonales y que no se conociera su condición de intersexual. 

En fin, que queda mucho por ajustar en un mundo diseñado para dos sexos y en el que los avances científicos muestran cada vez con más certeza que existe una diversidad de condiciones que hacen que muchas personas no sea necesariamente ni XX ni XY.