Un columpio siempre es motivo de alegría, despierta una sensación de libertad y relajación. Sin embargo, también tiene usos más terapéuticos. Un método que lo utiliza como herramienta principal es el aeroyoga, creado por el español Rafael Martínez en el 2009 y desde entonces se ha registrado en cerca de 160 países.

Puerto Rico no es la excepción. El creador de esta marca recién se radica en la Isla en el mes de noviembre ofrecerá el curso para acreditar a nuevos instructores a nivel local y que estos posteriormente puedan impartirlos en gimnasios, clínicas, talleres u otros.

¿De qué se trata el aeroyoga? La definición más básica que ofrece Martínez, quien practica yoga por más de 30 años, es: “un método artístico de crecimiento personal en suspensión”.

“Me dedicaba exclusivamente a la pintura y el yoga era mi práctica personal. Me ayudaba en el proceso creativo, entonces veía todo el potencial que tenía para mí y llegó un momento en que se me ocurrió la idea de empezar a ofrecer este método”, explicó.

Este método, inspirado por la yoga creativa, tiene tres variantes: aeroyoga (holística), aeropilates (técnica) y aerofitness (aeróbica). Además, tiene tres niveles de intensidad y es propia para cualquier edad a partir de la etapa joven-adulta.

No requiere de una condición física óptima y es accesible para personas con movilidad reducida, pero quienes deseen certificarse en el método sí deben tener cierto conocimiento del cuerpo.

Los beneficios son múltiples y, según el creador, el aeroyoga fue desarrollado bajo supervisión de “médicos especialistas en medicina deportiva, fisioterapistas, incluso psiquiatras y psicólogos, ya que tiene un fuerte impacto a nivel emocional, pues ponerte bocabajo y en suspensión es fuerte”.

La columna vertebral, el sistema circulatorio y digestivo, y la piel se benefician de las posturas de esta disciplina, sobre todo por efectos de la suspensión e inversión. Fomenta la creatividad, desbloqueo, tonicidad, definición muscular, detoxificación y rejuvenecimiento.

“Conseguimos darle la vuelta al cuerpo y eso favorece el retorno venoso, que el flujo de sangre vaya hacia el corazón y el corazón bombee con más facilidad al resto del cuerpo”.