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Las mujeres esto, los hombres lo otro. Las mujeres somos así, los hombres somos asá. A las mujeres les gusta X, a los hombres les gusta Y...
Cuando se habla de parejas en programas de radio, revistas y hasta libros, se suele hacer un gran ejercicio de exclusión. La costumbre es contraponer los géneros masculino y femenino. ¿Pero qué pasa cuando la relación es de un hombre con otro hombre, o de una mujer con otra mujer?
Según la psicóloga puertorriqueña Sheila Rodríguez-Madera, pueden darse uno o más de los siguientes escenarios: que ese tipo de relación se siga excluyendo, que se trate como una excepción o algo “especial”, o que se incluya de lleno en la discusión sobre el tema de las parejas.
Es en este último contexto que se puede correr el peligro de reproducir los mitos referentes a las relaciones heterosexuales o, “peor aún” –en palabras de la experta–, seguir difundiendo las falacias más comunes en torno a las parejas del mismo sexo.
“Lo que nos dicen las relaciones gay es precisamente que todos esos mitos parten de premisas incorrectas, como el mito que dice que porque soy hombre, me puedo acostar con cualquiera. La realidad es que cada pareja, sea heterosexual o gay, es distinta, y sus características dependerán de los integrantes que la compongan”, expresa la presidenta de la Asociación de Psicología de Puerto Rico y catedrática de la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.
La psicóloga entiende, de hecho, que muchas de las generalizaciones que suelen hacerse en cualquier tipo de pareja ya están en camino de volverse obsoletas.
“Las nuevas generaciones están cambiando. Hay más fluidez tanto en hombres como en mujeres. Por ejemplo, la gente ahora está mucho más abierta a identificarse como bisexual. Estamos en un momento distinto y vamos a ver manifestaciones distintas a nivel afectivo y erótico”, determina.
A continuación, la doctora Rodríguez-Madera repasa algunos de los mitos más comunes.
1. Uno es el masculino y el otro es el femenino
Si bien hay parejas que reproducen estos entendidos, hay muchas otras que asumen una versatilidad en términos de género y en asuntos de sexualidad que nada tienen que ver con ser una cosa o la otra.
2. Los hombres gay no tienen parejas estables
Este mito se escucha más sobre hombres que sobre mujeres, y no es cierto. De igual manera que hay parejas heterosexuales de corta duración por las características de los miembros que las componen, lo mismo pasa entre las homosexuales. Hay unas que son inestables y otras que son duraderas.
3. Dos mujeres muy “masculinas” no pueden estar juntas
Esa noción es incorrecta. Además, hay otras personas que son lo que se conoce como “gender queer”, que se enamoran del individuo sin importar su sexo, género u orientación sexual.
4. El más “masculino” toma la iniciativa en las citas
Hay tantas formas de hacer un acercamiento; esto tiene que ver con las características del individuo: si es tímido o seguro de sí mismo. Ni siquiera en los heterosexuales es válido decir que el hombre es quien tiene la iniciativa. Los estudios dicen que no es así.
5. La víctima de violencia es el componente más “femenino” de la pareja
La violencia no es asunto de corte heterosexual. En un estudio del doctor José Toro Alfonso y yo, de 2003, nuestros hallazgos apuntaron que los elementos asociados a la violencia doméstica van más allá de la masculinidad; más bien, van relacionados a los recursos y el acceso al poder en cualquier pareja de cualquier tipo.
6. Los hombres gay no tienen amigos, solo amigas
Hay gente que piensa que los hombres gay solamente se relacionan con otros hombres por medio del sexo. Esto no es real. Los hombres gay y las mujeres lesbianas tienen amistades de su misma orientación sexual, como también heterosexuales. En ese proceso de afirmar su identidad, el apoyo de los pares es fundamental. Existe un sentido de comunidad.