El Comité Europeo de Empresas del Vino (CEEV) criticó hoy las carencias de la legislación acordada por los Veintisiete para regular la producción de "vino orgánico" y alertó de las dificultades que conllevará para muchos operadores.

"Dado lo extremadamente complejo y exigente que es producir uva biológica, nos parecía importante asegurar una transformación óptima. Consideramos que el nuevo reglamento no va en la buena dirección y lo lamentamos", indicó en un comunicado el secretario general del CEEV, José Ramón Fernández.

Fernández expresó su confianza en que la cláusula de revisión que prevé la legislación para 2015 "permita corregir algunos puntos" y avanzar en la línea por la que abogan las bodegas.

Según el CEEV, las nuevas reglas incluyen "insuficiencias" que pueden ser perjudiciales para los productores de vinos de uva ecológica y dificultar el desarrollo de ese producto en Europa y su competitividad internacional.

Uno de los principales problemas, consideran, es que excluye la posibilidad de aplicar prácticas para la producción de vino que se utilizan habitualmente en la agricultura biológica.

Por su parte, el secretario general de la Federación Española del Vino (FEV), Pau Roca, señaló que a las empresas europeas les preocupa "no estar ya en condiciones, a la vista de la limitación de las prácticas enológicas utilizables, de poder aprovisionar de manera adecuada al mercado".

La UE decidió esta semana dotarse de una normativa común para regular la producción de "vino orgánico" y completar el vacío legal actual, que solo permite saber si los caldos han sido elaborados a partir de uvas ecológicas.

La nueva legislación, que establece las técnicas y sustancias autorizadas en la producción de ese tipo de caldos y fija los criterios para poder incluir el etiquetado "vino orgánico", se aplicará a partir de la cosecha de 2012.

Entre otros aspectos, prohibirá el uso de ácido sórbico o la técnica de la desulfurización y obligará a respetar un nivel de sulfitos inferior al del vino equivalente convencional.

La UE contaba en 2010 con 75.000 hectáreas de viñedos orgánicos, entendiendo como tales los que no usan herbicidas, pesticidas o fertilizantes sintéticos.

En España la superficie creció de manera considerable en dos años, al pasar de cerca de 14.000 hectáreas en 2008 a 17.600 hectáreas en 2010.

Aún así, España está lejos de otros productores europeos de vinos, como Italia (que pasó de 29.500 hectáreas en 2008 a 30.300 en 2010) o Francia (que contaba con 15.400 hectáreas en 2008 y con 21.400 en 2010).