Presentá, mandona, sobreprotectora y muy criticona.

Así ven algunos a sus suegras, muchas veces con razón y otras con no tanta.

¿Todo iba bien en la relación con la pareja hasta que la cosa tomó un rumbo más serio? En un abrir y cerrar de ojos, la suegra empezó a opinar sobre las decisiones de la pareja. Las críticas de cómo la nuera cocina o limpia son la orden del día, así como las visitas sin avisar. En fin, una pesadilla de la que no saben cómo salir.

Este escenario les pone los pelos de punta a muchas parejas y, lógicamente, trae consigo discusiones, malestar y situaciones desagradables entre las partes.

¿Por qué se fue de las manos? Porque nadie le puso un “hasta aquí te metes”.

Cuando la suegra se mete es porque normalmente hay problemas de fronteras previos en la relación. En este caso, es una madre que nunca rompió ese círculo de dependencia con su hijo o hija. Entonces, viene esta otra persona, que es la pareja, pero nunca se separa psicológicamente de ella o él y continúan una relación patológica de codependencia, coinciden los expertos. Por cierto, esto se da mucho en la cultura latina en la que la madre regularmente impone su criterio.

¿Consecuencias? El fin de la relación, si no se reconoce que es un problema y se combate a tiempo.

¿Qué hacer?

Si estás pasando por una situación parecida, y por el bien de todos en la familia, puedes solucionarla. Lo importante es ponerle unos límites respetuosos, aunque firmes, a esa suegra presentá. 

Dialoga con ella sobre lo que te molesta.

Establece horarios de visita. Acostúmbrala  a que te llame antes de caer como paracaídas.

Toma decisiones con tu pareja. Escucha a tu suegra, pero no dejes que sus opiniones sean determinantes.

Evita los ultimátums. No digas a tu pareja  frases como “tu madre o yo”. A la larga, solo traen más problemas.

Aprende a poner límites, no esperes a que los problemas estallen para ponerles freno a los abusos de tu suegra.

Suegra tóxica

Estas señales de alerta indican que tu suegra puede ser una mala influencia en tu relación.

Llega a la casa sin avisar.

Interfiere en la crianza de los hijos. 

Critica constantemente al yerno o a la nuera.

Siente que puede tomar decisiones en casa de la pareja.

No pierde ni pie ni pisada al yerno o la nuera.