“No es fácil. Después de meses sin tener nada con ella, uno ya ni se atreve a buscarla. Uno da por sentado que ya uno no le atrae”.

Con este sentir, “Alberto” (quien prefirió ocultar su nombre real) describe lo incómodo de pasar tres meses sin tener intimidad sexual con su pareja de 7 años de matrimonio.

Al indagar si llegó a comunicarle su sentir, expresa que fue una experiencia incómoda por no saber cómo abordar el tema. Además, menciona que ya lo había hablado en una primera ocasión, “y (ella) cambió por unas semanas, pero después volvió a lo mismo. Y ya uno se pregunta si es uno el que está fallando. Te da miedo de que en el juego de seducirla, te rechace. Y pierdes la esperanza. Entonces te pasa por la mente la idea de buscar en la calle esa parte (el encuentro sexual), con otra”. También, el hombre de 34 años aseguró que aunque ha coqueteado con la idea de ser infiel, no lo ha hecho “porque la quiero y no soy hombre de eso, pero tampoco me gusta la idea de estar así en esas toda una vida”.

La falta de comunicación es, sin duda, uno de los problemas más comunes en muchas relaciones de pareja. También, la queja –en especial, de los hombres- de que con el paso del tiempo los encuentros sexuales disminuyen. Pero no siempre la idea de dar el primer paso para hacerle saber a la mujer el descontento de una pausa prolongada en la vida íntima, les resulta fácil.

La doctora Carmen Valcárcel, experta en sexualidad humana, menciona que “en el periodo de distanciamiento la relación va creando una muralla invisible que es cada vez más difícil de superar. Todos los prejuicios, percepciones y conflictos se amplifican”. Según explica, “comienzan a sentir que han perdido su capacidad de comunicar abiertamente sus sentimientos, que se les juzgará severamente y que serán rechazados de intentar acercarse. Es el miedo a ese rechazo la fuerza mayor que permite que no puedan recuperar la intimidad fácilmente”.

En el caso de Carlos (nombre ficticio), de 39 años, llegó a pasar un mes sin tener relaciones íntimas. “También sufrí miedo al rechazo”, reconoce. Lo que empeoró la situación fue que, aunque lo llegó a dialogar con su entonces pareja, quien tenía 30 años, “como que los deseos se me quitaron por otros problemas no relacionados al sexo, como los ataques y críticas continuas a mí o a mi familia. Se lo dije pero no hacía nada para cambiar sus acciones”. La resignación dio paso a la costumbre, hasta que se divorciaron.

Da trabajo

La doctora Valcárcel aclara que “existen situaciones razonables que podrían causar una pausa en las relaciones sexuales por un tiempo considerable”, como por ejemplo “enfermedades, cambios en el núcleo familiar, movimientos laborales y activación militar”. En casos como estos, “el regreso a la cotidianidad de las relaciones de pareja puede ser difícil”.

Ahora bien, la sexóloga expone que “cuando una pareja deja de tener intimidad por un periodo prolongado de tiempo, corre el riesgo de distanciarse. Si entre dos personas no existe intimidad sexual se entiende que solamente existen lazos de amistad o de compañerismo. La intimidad, incluyendo la relación sexual, ayuda a mantener la conexión emocional, al igual que la física, y define la pareja. Si ocurre distanciamiento entonces se hace aún más difícil reanudar la intimidad”.

La sexóloga advierte que “si no se habla con honestidad de las razones o situaciones que han llevado a la pareja al lapso en la intimidad, entonces se convierte en un esfuerzo inmenso el reanudar la confianza en la intimidad y, sobre todo, la actividad sexual”.

Un círculo vicioso

“Los sentimientos más comunes asociados a la falta de intimidad son confusión, frustración y coraje”, expone Valcárcel. “Estos y otros sentimientos negativos provienen de varias ideas y percepciones. Muchas veces piensan que se ha terminado el amor, que su pareja está siendo infiel o que se les rechaza porque no son capaces de satisfacer a su pareja. Como muchas de las preocupaciones vienen de la inseguridad, se crea un círculo vicioso de preocupación-inseguridad-distanciamiento”.

Por otro lado, algunos consideran la idea de la infidelidad, lo que “en un momento de distanciamiento empeora la situación en la mayoría de los casos. A menos que esté totalmente seguro de que ocurrirá una ruptura definitiva, ser infiel se convierte en una complicación. La misma tiene repercusiones nefastas en la relación si se descubre que has sido infiel. Aun cuando la persona crea que no se va a descubrir, la carga emocional del distanciamiento provoca vulnerabilidad y puede provocar que entre en relaciones paralelas”, alerta la doctora.

¿Y cuál es el momento oportuno para hablar a tu pareja del tema? “La mejor forma de acercarse puede ser particular a cada pareja”, responde Valcárcel. “Sin embargo, hay algunas estrategias generales que podrían seguir”, añade, y advierte que darle largas al asunto para “buscar el momento apropiado” puede acentuar la distancia. “Una vez te das cuenta de que hay distanciamiento, ese es el momento para separar unos minutos y conversar sobre lo que está sucediendo”, explica.

Para concluir, la doctora señala que “lo más importante en una pareja que ha dejado de tener intimidad es determinar cuál es la causa principal del distanciamiento”, y reitera que “la base del éxito es la honestidad”.