“La vida sexual con mi pareja se convirtió en una lata. El solo quiere tener sexo en la misma posición y cree que con sus caricias me excita o lo paso bien. He tratado de hablar con él, pero se niega a tener esta conversación íntima. Tenemos una linda familia, lo amo, pero ya no estoy soportando esa rutina para hacer el amor”, cuenta al borde de la angustia Pamela, casada hace 7 años con Juan Pablo. 

Su caso no es un hallazgo. 

“Creo que gran parte de no ser creativo en la sexualidad se debe en gran parte al estrés en que vivimos. Tanto los hombres como las mujeres estamos sometidos a constantes presiones, y a veces preferimos tomar un camino conocido en vez de innovar y en el sexo sucede a menudo”, comenta la doctora de familia, Carolina Diomedi (dradiomedi@gmail.com) 

Entonces, añade la doctora, como están irritables y con baja tolerancia a la frustración el hablar sobre algo que están haciendo “mal” no es posible, porque en el imaginario eso no sucede. Porque, ¿cómo va a ser “aburrido” en la cama cuando es tan exitoso en su vida profesional?

“Ese cuestionamiento no funciona para ellos. Por eso es mejor sugerirles que hagan actividades que lo saquen de la rutina en que se ha convertido su vida y que aprendan a manejar su estrés en forma constante”, sostiene Diomedi. 

Dice que se ha comprobado, que cuando se liberan de las presiones y de la crítica, vuelven a desatar su creatividad erótica y se abren con mayor facilidad al diálogo. La amenaza de no ser lo suficientemente “machos” es una amenza que desaparece.

De todas maneras, afirma la doctora, el tener una vida sexual deficiente y aburrida en relación al estándar de la pareja, es un asunto de a dos y que conlleva revisar el estado de comunicación que están llevando. 

“Si no puedes hablar con claridad ni gozar de tu sexualidad, probablemente es porque hay algo en ti que tampoco está funcionando. Las personas tendemos a echarle la culpa otro y no ser responsables de nuestros actos. Si algo no funciona, toma la iniciativa, desarrolla tu sensualidad y sale de la queja”, declara. 

Aunque siempre será más eficiente buscar el tiempo y lugar adecuado. Y, ¿por qué no ir a un sex shop o buscar literatura?

La pasión y el deseo

Para la psicoanalista Constanza Michelson (http://psicoanalisisylaciudad.blogspot.com) el tema fundamental que se esconde está en que el deseo sexual, en la estabilidad de una pareja, empieza a disiparse. “Por ende, el no tener una sexualidad satisfactoria, se vuelve un problema ya que vivimos en una sociedad donde tener mucho sexo es una prescripción que solo alimenta la ansiedad”, dice. 

Afirma que al estar en pareja hay que renunciar a que la pasión nunca será la misma que los conquistó. Esto, porque la pasión y la energía estará puesta en construir hogar, familia, educar a los hijos y se cambiaría por el sentirse seguro. 

“Lo que pasa es que en las parejas estables la novedad se pierde. Y en las mujeres es más fuerte el impacto que esto provoca. Para ellas, el sexo está muy ligado al amor y en los primeros tiempos es un desafío importante donde hay mucho deseo, cuando atrapa a su hombre, el deseo se fuga y se traslada, por ejemplo, a la maternidad”, explica la psicoanlista.

En otro polo, continúa, el hombre está escindido de la problemática del amor en el sexo, y por lo tanto, para ellos el sexo está desligado del compromiso. 

La propuesta del psicoanálisis para salirse de la rutina, aconseja, es introducir la novedad pero sin ponerse el gorro ni separarse de la pareja. 

“La psicología diría que hay que encontrarse más, nosotros decimos que hay que desconocerse, porque en la medida que más propietario te sientes del otro, menos deseo hay”, afirma. 

En ese sentido, el llamado es a dejar de ser transparente con el otro e instalar el enigma, el misterio porque desde esa duda o desconocimiento se empieza a formar el deseo. “Ser otro sin buscar a otro. Manten la distancia y mueve la zona de confort… Acaso, no te preocuparías si tu marido se pone flaco, anda guapo… o qué pasaría si tu cambias y te preocupas por ti… Se abren las sospechas y como no quieres perderlo, atinas y tu deseo despierta porque deja de ser tan familiar”, reflexiona la psicoanilista Constanza Michelson.