Las anécdotas de usuarios que mienten sobre su perfil en las redes sociales no son nada nuevo. Tampoco adoptar una identidad falsa para hacerse pasar por alguien interesante con miras a conquistar a otra persona. Pero, lo que sí es fuera de lo común es que una mujer casada se haga pasar por hombre para conocer y tratar de enamorar a quien fuera la amante de su esposo.

“Mi intención era destruirla”, responde con determinación Irene (su nombre ha sido cambiado) respecto a su experiencia, que nada tiene que ver con la ficción. “Yo me sentía destruida y pensaba que, si me la encontraba de frente, le quería caer encima”.

En el intento, se valió de una foto tomada de la Internet, de un modelo desconocido. Inventó un nombre y una vida. Y, luego, instó a la otra mujer a comunicarse con el personaje ficticio a través de Facebook.

Como parte de la dinámica, las excusas no han faltado para evadir el deseo de la mujer engañada, quien también es casada, de conocer al supuesto hombre. “Le digo que ‘por mi trabajo viajo mucho’ o si me pide el (número de) celular, que ‘no soy bueno con la tecnología y por eso no tengo uno’”. Mientras, procura “halagarla para que se mantenga interesada, lo que no es fácil porque se trata de una persona que te lastimó”, revela dolida.

En el proceso, ha percibido que esa mujer “es una persona con una autoestima muy bajita, con necesidad de reconocimiento”. Incluso, “en un momento me lloró sus necesidades íntimas; descubrí que es una persona bien infeliz”.

Del mismo modo, Irene reconoce que “me he divertido en cantidad”. Y, en vista de que nunca podrá presentarse en persona ante la antigua rival como el personaje inventado, en lo que se divierte, sus planes son “desaparecer un buen día”.

Juego arriesgado

Al presentar este caso al psicólogo Carlos Sosa como una muestra del uso de las redes sociales para lidiar con ciertos asuntos de pareja, el doctor plantea que “es un acto totalmente censurable”. Ha creado “lo que se llama una realidad virtual. Y de hecho, existen sites en Internet para este propósito, como el de Second Life, que tú creas un perfil a base de tu imaginación, incluyendo el de una familia con hijos virtuales y todo”. Pero a diferencia de la farsa de Irene, “en esta página cibernética todas partes saben que es una ficción”.

El también ex presidente de la Asociación de Sicología de Puerto Rico analiza que sus actos obedecen a que “se trata de una persona insegura, posiblemente con autoestima bien baja, además de inmadura psicológicamente”. A su vez, insiste en que “es una reacción de niña. Se le ocurrió ‘destruir’ y hacerle daño porque entiende que con este tipo de acción la va a sacar del panorama”.

El doctor añade que “es un juego muy peligroso porque esto puede tener unas consecuencias muy graves y peligrosas porque le puede hacer daño a la persona que involucra en esa realidad virtual”. Incluso, en esta situación en particular, “le puede costar la vida a la persona involucrada porque nadie sabe cómo reaccionará el compañero de esa mujer si descubre esa relación con el personaje ficticio, que es hombre”.

La motivación

Para justificar su farsa, Irene explica que descubrió que esta persona “le enviaba mensajes y fotos a mi marido al Inbox (de Facebook) y al celular. Eran de cómo estaba vestida o de partes íntimas de su cuerpo”. Puesto que tenía la contraseña de la cuenta de su esposo en esta red social, le resultaba fácil monitorearlo, así como descubrir que se trataba de una antigua conocida de él. Irene lo confrontó, pero a pesar de los mensajes de texto en los que él la invitaba a almorzar, de las fotos insinuantes recibidas por ella, de los más de mil minutos de llamadas al mes que su esposo dedicaba a la mujer, los que corroboró a través de facturas detalladas, y de que él creó una cuenta aparte para comunicarse a escondidas con ella, su marido siempre negó el supuesto romance que por alrededor de un año intranquilizaba a Irene. Tras el reclamo, él dejó de procurar a la otra. Pero en solo meses, se reanudó la comunicación, que finalizó poco tiempo después.

“Quizás él estaba pasando por una situación difícil”, analiza ella al mencionar las razones por las que permanece a su lado a pesar de la desconfianza. “Llevamos muchos años de casados y, aunque pasó eso, pienso que ha sido más lo bueno que lo malo (en la relación). Es un excelente padre y un excelente compañero”. Al dialogar con él al respecto, su esposo le ha comentado que “quizás la relación se descuidó”.

Además, Irene siente que “vamos a salir a flote porque, aunque le molesta que le cuestione mucho, lo amo y es el padre de mis hijos”. Sin embargo, reconoce que “es bien malo porque perdiste la confianza. Uno vive en esa incertidumbre. Yo le rebusco el celular, todo”.

¿Buena idea?

Mentir “por amor” en las redes sociales es muy común. Posiblemente, la motivación de Irene para crear un pseudónimo con propósitos vengativos no sorprenderá a más de uno. Sin embargo, ¿se justifica llegar al extremo de vivir una identidad falsa en Facebook para intentar salvar un matrimonio? Utilizar las redes sociales para este tipo de dinámica, ¿puede ayudar a mantener a nuestro lado a la persona que amamos?

“No”, responde enfático el psicólogo a ambas preguntas. “Esto es un cadáver guardado en su clóset que puede salir y obrar en contra de ella”, asegura respecto al asunto específico de Irene. “Si el esposo se entera, puede que pase lo que más ha temido, que es que él la deje”. Del mismo modo, el doctor responde que “él también falló porque, aunque no haya admitido la infidelidad, ninguna amiga te envía fotos de sus partes íntimas al descubierto. Eso implica que había una relación más profunda, más allá de una simple amistad”.

Sin embargo, “es importante que haya un interés genuino de perdonar de ambas partes de querer seguir juntos”. Y también, de buscar ayuda “de un terapeuta que pueda ayudar a subsanar la situación y seguir adelante y lograr un estado de felicidad como pareja”.

Consejos

Define si vale la  pena luchar por la relación.

Si hay admisión de infidelidad, es importante pensar si  estás dispuesto a perdonar con un interés genuino y con miras a reconciliarse.

De ser necesario, busca ayuda profesional para ayudarte a tomar la decisión adecuada (si reconciliarse o separarse) y saber cómo lidiar con la determinación tomada.

Fuente  Dr. Carlos Sosa, psicólogo

Para citas con el Dr. Carlos Sosa: 787-755-2402 o al 787-640-2823