Lo que se descuida, se pierde, incluso en el amor. Porque si una relación no se cuida se va perdiendo la ilusión y las ganas hasta tal punto, que todo carece de sentido. Los pequeños detalles cotidianos son los que marcan la diferencia, más aquellos que permanecen invisibles a los ojos pero que brillan con luz propia.

Cuidar el amor y tu relación es algo que parece muy obvio para muchos; sin embargo, aunque en verdad conoces muy bien la teoría, en la práctica puede ser que no seas tan hábil.

“Muchas parejas se olvidan de seguirse conquistando después de casados. Van perdiendo el interés en irse descubriendo como cuando se enamoraron y llegan a un punto en el que se olvidan de los pequeños detalles que hacen que cada día se vuelvan a enamorar”, afirma la consejera de pareja Angélica Portillo.

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Al final te das cuenta que lo pequeño siempre es más importante. Las conversaciones a las 3 de la mañana, las sonrisas espontáneas, las fotos graciosas que te hacen reír a carcajadas, los poemas de 10 palabras que te sacan una lágrima, los libros que nadie más conoce y se vuelven tus favoritos, una flor que te pones en el cabello, el olor del café que comparten por la mañana. Eso es lo que verdaderamente vale la pena; las cosas diminutas que causan emociones gigantescas.

Por eso los pequeños detalles tienen tanto poder, pues su peculiaridad les permite revertir situaciones complicadas, inundar el alma de energía positiva, sacar sonrisas de las caras más tristes o, incluso, provocar un llanto, etc.

Lo que está claro es que, para bien o para mal, los detalles marcan la diferencia. Además, resultan interesantes porque, cuando suceden, lo hacen de forma espontánea; y esto no es otra cosa que la cara más honesta de la vida.

No hagas con el amor lo que hace un niño con su globo, que al tenerlo, lo ignora y al perderlo, llora.

¿Quién no se ha visto en una situación difícil? ¿Quién no ha dado y dado, pero obtenido poco a cambio? Cuando esto ocurre, algunos suelen justificar a la otra persona, pero lo que realmente hacen, es excusarse a sí mismos. Y es que tienes que hacer entender a la otra persona que el amor es una relación bilateral que se nutre de reciprocidad y de cuidados mutuos.

Esto a su vez resultará en beneficios personales y relacionales, pues ser emisores y receptores de cariño y de atenciones te hacen sentir una persona merecedora de amor, lo cual mantendrá tu autoestima y tu bienestar emocional en buenas condiciones.

Si optas por taparte los ojos, no hablar y solucionar estas cuestiones, tu relación fracasará. La ausencia de muestras de interés y de gratitud en el amor acarrean dudas e inseguridades sobre la pareja y la permanencia de lo que se supone que debe ser el nexo de unión entre dos personas.