Famosos se ciegan por el poder hasta en la cama
Acostumbrados a arriesgarlo todo para alcanzar sus metas, algunos extienden ese comportamiento al ámbito personal.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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No basta señalarlos con un dedo acusador y reclamarles: “¿Por qué fueron infieles? ¿Porque les dio la gana o, simplemente, porque podían?”. Ha llegado la hora de tratar de entender por qué cada día parecen ser más los famosos y poderosos que comenten actos crasos de infidelidad, aun estando casados y sabiendo que sus vidas están en la palestra pública y que las probabilidades de que los pesquen son astronómicas.
De hecho, uno de los casos más sonados recientemente, el del escandaloso romance de David Petraeus con Paula Broadwell, quien escribió su biografía y quien, como Petraeus, está casada, provocó la renuncia del militar como jefe de la CIA y nos motivó a auscultar si es que los poderosos como él se atreven a ser infieles porque se sienten invulnerables o si es que hoy día tenemos más maneras de pescarlos in fraganti. Para ello, consultamos con el médico psiquiatra Douglas Romero, quien nos brindó su perspectiva profesional al respecto.
Como prueba de esto, Romero nos recuerda que el renombrado diplomático y escritor Henry Kissinger “una vez dijo que el poder es el más grande afrodisíaco”. Por otro lado, “otro factor importante en hombres en posición de poder es que se vuelven más deseables para el sexo opuesto. Esto crea una situación en la cual tienen damas compitiendo por su atención, a veces hasta con intenciones de aprovecharse de la posición de la persona. Para muchos de estos hombres, mantener su fidelidad puede convertirse en un reto debido a la disponibilidad de personas dispuestas a envolverse con ellos”.
Por otra parte, el médico reconoce que “el tener una relación ilícita tiene su elemento de excitación y variedad. Esa sensación puede ser extremadamente intoxicante para algunas personas una vez prueban la manzana prohibida”. Y si se les da bien, en ocasiones, añade el galeno, esto puede convertirse en un comportamiento repetitivo que los motive a estar siempre “buscando la próxima aventura”. Algunos, incluso, logran mantener relaciones estables fuera de sus matrimonios porque con las mismas llenan “alguna faceta de sus vidas que entienden (que no satisfacen) en su casa”.
¿Por qué los perdonamos?
En ocasiones, luego de cometer serias transgresiones de acuerdo con la opinión pública –como ha sido el caso de Bill Clinton y Tiger Woods, por ejemplo–, algunos famosos y poderosos vuelven a caer, como quien dice, “en gracia”. Para ello, el Dr. Douglas Romero tiene esta explicación:
“Hay un dicho que dice que ‘el público tiene memoria corta’. Muchos de los tropiezos de los poderosos son simplemente el escándalo del día. Contratan a especialistas en control de crisis y siguen un libreto que les permite regresar a sus puestos en poco tiempo como si no hubiera pasado nada. Hay que entender que, independientemente de los escándalos públicos, las infidelidades –aun las de los hombres poderosos– son eventos privados entre un matrimonio y la otra persona, y no son de la incumbencia del público general, en la mayoría de los casos”.
Perfil de un poderoso infiel
De acuerdo con el psiquiatra:
La mayoría de los hombres poderosos tienden a ser adultos maduros que todavía no tienen la mentalidad de que vivimos en un mundo de comunicaciones globales instantáneas que hace muy probable que los descubran.
Algunos subestiman la habilidad de las personas para reconocerlos y descubrirlos.
Con frecuencia, la relación ilícita es un secreto a voces y, a veces, hasta la misma esposa lo sabe. ¿Por qué no salió antes a la luz pública? Pues, porque todos tenían sus razones para mantener el silencio.
Muchos de estos hombres prefieren mantener la relación discreta.
Cuando se trata de relaciones que llevan tiempo establecidas, pudiera ser que para los involucrados sea un alivio que, finalmente, la relación salga a la luz pública para poder convertir su relación en una formal.
“En el mundo moderno, toda comunicación genera un rastro. En la era de la Internet, toda vida es pública y el anonimato no existe”, señaló Romero.
Ellos... y ellas
Entre los poderosos, los hombres no son los únicos que cometen indiscreciones maritales. Por ejemplo, la princesa Diana reconoció haber tenido un romance clandestino mientras estaba casada con el príncipe Carlos. A Hillary Clinton también le achacaron un affair con Vince Foster, un abogado de la Casa Blanca que luego se suicidó.
Por ello, le preguntamos al médico psiquiatra Douglas Romero si piensa que existe alguna diferencia entre cómo se comportan las mujeres y los hombres en puestos de poder.
El especialista lo explica de este modo:
Las mujeres poderosas necesitan algunas características masculinas para sobrevivir en los círculos de poder.
En sus relaciones sentimentales, tienden a ser más cuidadosas, pues el machismo predominante les asigna un mayor estigma en caso de infidelidad o promiscuidad.
En la política, las féminas tienden a presentarse virtualmente asexuales y se tiende a disminuir el rol de su pareja para presentar la imagen de control.
Dentro de la industria privada, muchas mujeres actúan de modo similar a sus colegas masculinos debido a que mientras generen ingresos para una compañía, su sexualidad no es tan importante.
Las mujeres no tienden a ser tan infieles como los hombres. Y cuando lo son, suelen ser mucho más discretas para evitar el estigma social.
Más que ser infieles, las mujeres poderosas tienden a tener más parejas en serie.
Douglas Romero es médico psiquiatra con práctica privada en San Juan. Pueden llamar al 787-764-5642 o visitar www.mimejoramiento.com o www.siquiatriaexplicada.com.