Llegó agosto, mes donde muchos vuelven a sus rutinas, ¿también notaste como durante el verano había más personas disfrutando?

Vivimos en la era de la tecnología y solo basta entrar a alguna red social para ver cómo han aumentado los “post” e historias de viajes, cenas, la apreciación de atardeceres, playas, “brunch” y más, algunos a solas otros en familia, con amistades o pareja.

Me encanta ver este contenido, pero fue inevitable preguntarme; ¿por qué esperar a que llegue una fecha en el calendario para permitirse disfrutar?, ¿por qué no disfrutamos así siempre?, ¿por qué asociamos el placer solo con “tiempo libre” o, peor aún, solo con el sexo?

El placer se activa a través de experiencias sensoriales que nos brindan bienestar y no no se limita al sexo. También puede surgir de algo tan simple como una ducha caliente o el primer sorbo de tu café. Y, sí, los beneficios están más que comprobados.

Conectar con el placer reduce el estrés, mejora tu autoestima, fortalece tus relaciones y hasta eleva tu energía creativa. No lo digo yo, lo dice la ciencia: cuando activamos el placer, nuestro cuerpo libera dopamina, oxitocina, serotonina y endorfinas, las famosas “hormonas de la felicidad”. En otras palabras, darnos permiso para disfrutar nos hace más felices, más relajados, más presentes y vivos.

Entonces, ¿por qué nos hemos desconectado del placer? Entre la rutina, la culpa y las creencias culturales que arrastramos como “el placer hay que ganárselo”, “es egoísta”, “es pecado” o “es solo sexual” hemos aprendido a verlo con culpa o a sentir que no lo merecemos. Muchas personas no se permiten disfrutar porque sienten que no tienen tiempo, recursos o el permiso. Y así, sin notarlo, vamos postergando todo lo que nos da vida. Nos alejamos tanto del placer que hay personas que ni siquiera saben lo que les gusta.

No esperes tener tiempo: crea momentos. Pequeños actos de placer diario pueden transformar por completo tu estado mental y emocional. Por eso, hoy quiero invitarte a mirar el placer desde otro ángulo. Desde uno más consciente, más íntimo, más cotidiano. Porque el placer no debería ser un lujo reservado para los fines de semana o las vacaciones: el placer debe ser parte de tu estilo de vida.

Hoy quiero invitarte a mirar el placer desde otro ángulo, desde uno más consciente, más íntimo, más cotidiano. Porque el placer no debería ser un lujo reservado para los fines de semana o las vacaciones: el placer debe ser parte de tu estilo de vida"

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Sí, leíste bien: un estilo de vida. El verdadero placer está en lo pequeño, en lo cotidiano: en el café que te disfrutas sin mirar el reloj, en la canción que te mueve el alma mientras cocinas o limpias, en la ducha caliente que te abraza el cuerpo, en el atardecer que pinta el cielo como un lienzo, en el momento en que respiras profundo y dices: “estoy aquí”.

Y, claro, también en lo sexual.

Pero qué mucho se nos olvida que el camino es tan o más placentero que el destino. Nos enfocamos tanto en la penetración y en el “hay que lograr un orgasmo” que ignoramos los detalles que nos llevan al éxtasis: una caricia lenta, un suspiro compartido, una mirada que desnuda más que el cuerpo. Pues queremos orgasmos explosivos, pero no nos estamos permitiendo disfrutar el proceso. Y ahí, precisamente está la clave.

La salud sexual es integral, incluye el cuerpo, la mente, las emociones, los vínculos, los deseos, la autoimagen, la autoestima y el placer. Y desde ya te digo: puedes tener una vida profundamente placentera, aunque no tengas pareja, aunque no tengas relaciones sexuales y aunque estés en pausa. ¿Y cómo se logra eso?

Conectando contigo, con tu cuerpo, con tus sentidos, liberándote de culpas y creencias que ni siquiera son tuyas, pero que cargamos sin darnos cuenta. Porque el placer no es un destino, es una decisión. Una forma de habitar tu cuerpo, tu día, tu deseo. No necesitas un spa, necesitas permiso interno. Y el placer, escúchame bien, es tuyo por derecho, no por esfuerzo.

Y cuando te conectas con ese placer se nota, porque el placer no solo se siente… también se refleja, en tu energía, en tu actitud, en cómo hablas, cómo te mueves, cómo te relacionas contigo y con los demás. Una persona conectada con su placer suele sentirse más segura, más enfocada y hasta más creativa. Porque cuando nos sentimos bien con lo que somos y lo que sentimos se nos hace más fácil crear, proponer, resolver y vivir con intención.

El placer despierta nuestra energía vital. Nos saca del automático. Nos devuelve la chispa.

Así que recuerda: La vida no espera y el placer tampoco debería hacerlo. La vida es ahora. No hay un momento perfecto, no existe una fórmula única. Solo hay un cuerpo que quiere sentirse, un corazón que quiere expresarse y una mente que necesita descansar del piloto automático. Porque todos merecemos una vida rica en placer, presencia y propósito.

Y el momento para comenzar es ahora.

(Este artículo es solo para fines informativos y no debe tomarse como asesoramiento médico ni reemplazo terapéutico. Si deseas aprender más sobre cómo conectar con tu placer de forma consciente, tienes preguntas o inquietudes específicas sobre tu bienestar sexual, te recomiendo consultar con un profesional de la salud. Para una atención personalizada te invito a agendar una consulta sexológica conmigo. No olvides seguirme en las redes para más contenido @LaylaMParty)