Hablamos de sexo: El cuerpo no se apaga con la menopausia
“La sexualidad también evoluciona. Puede convertirse en un momento para reconectarnos con el deseo desde otra perspectiva”.

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Nos han hecho creer que la menopausia es el final. El final del deseo, de la piel radiante, de la juventud y de esa versión “válida” de nuestro cuerpo. Nos han educado desde el miedo, desde la idea de que cuando llega esta etapa “ya todo se acabó”.
Pero la verdad es otra: la menopausia no es un problema que resolver, es un proceso natural e inevitable que nos invita a reconectar con nosotras desde un lugar más consciente y amoroso. El conocimiento es poder y con ese poder llega la calma, porque tenemos las herramientas para reconocer, sobrellevar y adaptarnos a los cambios que nuestro cuerpo va experimentando. La menopausia no marca un final, sino un “level up”, un nivel superior del cuerpo: una nueva versión que requiere desaprender lo aprendido para aprender a cuidarnos de otra forma.
La realidad es que la menopausia no llega de un día para otro. Antes de ese momento existe una etapa llamada perimenopausia, que puede comenzar varios años antes y en la que el cuerpo empieza a enviar pequeñas señales de cambio. En esta fase, los niveles hormonales, especialmente el estrógeno y la progesterone, comienzan a fluctuar. La menopausia, por su parte, se define cuando han pasado 12 meses consecutivos sin menstruación. Es decir, la perimenopausia es la transición y la menopausia marca el inicio de una nueva etapa donde las hormonas ya se estabilizan en niveles más bajos. Aunque ambas pueden compartir síntomas, cada mujer lo vive de manera única.
Algunas apenas notan cambios, mientras que otras pueden experimentar síntomas más notorios o molestos. No existe una experiencia universal, porque cada cuerpo, historia y estilo de vida es distinto.
Los síntomas más comunes incluyen sofocos, sudores nocturnos, alteraciones del sueño, resequedad vaginal, disminución del deseo sexual, cambios en el estado de ánimo, sensibilidad en los senos, aumento de peso o dificultad para concentrarse. Sin embargo, su intensidad, frecuencia y duración pueden variar mucho de una mujer a otra.
Y algo muy importante: los resultados de laboratorio no siempre reflejan lo que realmente está ocurriendo en tu cuerpo. Los niveles hormonales pueden cambiar de un día a otro, lo que hace que muchas veces los análisis salgan “dentro de rango”, incluso cuando ya estás viviendo este proceso. Por eso, el diagnóstico no debe basarse únicamente en números, sino en tu sintomatología, en cómo te sientes y en la observación consciente de tu cuerpo.
Algo que debemos tener claro es que la menopausia no es un diagnóstico médico ni una enfermedad, es un proceso biológico natural por el que todas las mujeres atravesaremos en algún momento de la vida. Durante esta transición pueden aparecer síntomas que merecen atención y acompañamiento, pero eso no significa que algo esté “mal”. No hay nada que curar, sino mucho que comprender. Verla como un proceso y no como un problema nos ayuda a cambiar la narrativa: no se trata de “detener el tiempo”, sino de acompañar con conocimiento, cuidado y empatía una etapa que marca evolución, no pérdida.
Acompañar esta etapa conscientemente significa entender que nuestro cuerpo necesita nuevas formas de cuidado. La alimentación, el descanso, la actividad física, la salud mental y, por supuesto, la salud sexual, se vuelven aliados esenciales para sentirnos bien. No se trata de volver al cuerpo que teníamos, sino de aprender a amar el cuerpo que tenemos hoy.
La sexualidad también evoluciona. Puede que la lubricación o la respuesta erótica cambien, pero eso no significa que es el final del placer. Al contrario, puede convertirse en un momento para reconectarnos con el deseo desde otra perspectiva, explorando nuevas formas de sentir y disfrutar. Con el acompañamiento adecuado —ya sea con productos íntimos, ejercicios o simplemente diálogo y autoconocimiento—, la intimidad puede ser más plena que nunca.
La clave está en educarnos y escucharnos, en dejar de temerle a los cambios y empezar a verlos como una oportunidad para redescubrirnos. Porque cuando entendemos lo que ocurre en nuestro cuerpo dejamos de pelear con él y empezamos a acompañarlo con amor.
La menopausia no es el cierre de un ciclo, es el comienzo de una nueva relación contigo misma. Una etapa que invita a escucharte, a cuidarte y a disfrutar de tu cuerpo desde un lugar más sabio y presente. Cambia el cuerpo, cambian las emociones, pero lo que no cambia es tu derecho a sentirte viva, deseada y en plenitud.
Dejemos de ver la menopausia como el final de algo y empecemos a verla como una oportunidad para reconectarnos con nuestro poder más auténtico: el de conocernos y evolucionar. Porque cuando aprendemos a mirar el cambio sin miedo descubrimos que el cuerpo no se apaga... solo se transforma.
Tu cuerpo no está fallando, está evolucionando y tú también.
(Este artículo es solo para fines informativos y no debe tomarse como asesoramiento médico ni reemplazo terapéutico. Si deseas aprender más sobre cómo conectar con tu placer de forma consciente, tienes preguntas o inquietudes específicas sobre tu bienestar sexual, te recomiendo consultar con un profesional de la salud. Para una atención personalizada te invito a agendar una consulta sexológica conmigo. No olvides seguirme en las redes para más contenido @LaylaMParty)