La boricua: una mujer completa

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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La mujer puertorriqueña actual es producto de una serie de transformaciones económicas, políticas y sociales que se han dado en nuestro país, sostiene el sociólogo José Luis Méndez.
Éstas han cambiado su personalidad, transformado sus relaciones de pareja y le han ofrecido oportunidades que antes no existían para ella.
Es a partir del final de la década del cuarenta, y principios del cincuenta, que la mujer se inserta en el mercado laboral durante el proceso de la industrialización del país. “Esa incorporación va a cambiar la imagen tradicional y la expectativa que anteriormente se tenía de la mujer, que era de la casa, que esperaba órdenes del marido y que estaba destinada al cuido de los niños”, acota el sociólogo. “Se incorpora a la clase trabajadora como empleada de fábricas, en servicio, o como parte de la actividad comercial; entonces, eso rompe el estilo de vida de épocas anteriores”, sostiene.
Por otro lado, Méndez advierte que no hay un solo tipo de mujer puertorriqueña, pues hay que tener presente la clase social de donde ésta provenga: alta, media o baja. “En cada uno de estos sectores, el comportamiento es distinto y habría que hablar no de la mujer en general, sino de la mujer en cada grupo social”, advierte.
“Se entiende por clase media, los sectores de la sociedad a mitad de camino entre la vida opulenta (clase alta), y los sectores más pobres (clase baja), que apenas tienen dinero para subsistir, afirma Méndez, a lo que añadió que, “posiblemente, la mujer más representativa de la sociedad puertorriqueña moderna es la mujer de clase media, que se incorpora cada vez más al trabajo”.
En fin, que no hay un solo tipo de mujer puertorriqueña, como tampoco existe un solo tipo persona en todo el inmenso planeta Tierra. La diversidad social y geográfica, entre muchos otros factores, determinarán las características de cada mujer y de cada hombre, reconoce el sociólogo. Sin embargo, hoy, Día Internacional de la Mujer, vale la pena destacar ciertas características generales sobre la fémina puertorriqueña moderna.
1. Antillana. Existe un contraste radical entre la mujer de aquí y la de otras partes del mundo, sin embargo, comparte muchos parecidos con la dominicana y la cubana porque todas proceden de una cultura similar, comenta el sociólogo José Luis Méndez.
2. Preparada. “Antes, el número de mujeres que llegaban a las universidades, que eran capaces de terminar una carrera y obtener un título era muy por debajo de los hombres. Ahora, el número es significativamente mayor”, afirma Méndez.
3. Profesional. “Vemos cómo hay un gran número de mujeres abogadas. Están también muy presentes en instituciones de salud, principalmente en la medicina. Están constantemente asumiendo posiciones de liderato, opina el sociólogo.
4. Independiente. Al ser una mujer trabajadora, no se siente sometida a las exigencias de su compañero sentimental porque ella sabe que está haciendo una contribución al hogar.
5. Pensante. De la misma forma en que se esfuerza para cuidar su hogar, sabe que tiene el derecho de exigirle la misma aportación a su pareja.
6. Luchadora. Es consciente y segura de sí misma, por lo que tiene mayor iniciativa. “Por ejemplo, en la Universidad de Puerto Rico, en esta huelga, vimos a una mujer que estaba muy activa, en la primera línea de las actividades de confrontación con la Policía”, advierte, a lo que añade que éstas participaban en las manifestaciones pasando por los mismos peligros y las mismas vicisitudes que los estudiantes varones.
7. Competitiva. “En las profesiones, en la vida política, en los deportes… Yo diría que no hay una sola actividad actualmente en la que la mujer no tenga una presencia y un nivel de competitividad similar a la del hombre”, afirma Méndez.
En la diáspora
El sociólogo José Luis Méndez advierte que, actualmente, viven en los Estados Unidos alrededor de 300 mil puertorriqueños más de los que viven en la Isla, de manera que, cuando hablamos de la mujer puertorriqueña, tenemos que pensar también en aquella que cruzó el charco.
“Tanto la mujer y el hombre que emigran tienen el reto de estar en una sociedad distinta, que no es la suya, y en la que constantemente se les niegan espacios y tienen que irlos conquistando, muchas veces a través de un esfuerzo muy grande y sacrificios. Muchas veces, pasando por humillaciones y discrimen”, advierte.
El sociólogo mencionó tres boricuas que han abierto surcos para el resto de las mujeres de nuestro país: Antonia Pantojas, educadora y defensora de los derechos civiles y fundadora de ASPIRA; Sonia Sotomayor, jueza del Tribunal Supremo de los Estados Unidos; y Nydia Velázquez, representante por el Distrito Congresional número 12 de Nueva York.