Oración, sacrificio y entrega Semana Santa
Hay quien espera con ansias estos días para disfrutar de un fin de semana largo de playa.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
PUBLICIDAD
Muchos asocian la Semana Santa con el momento del año en el que los pescados en Puerto Rico alcalzan su punto de mayor popularidad.
Durante el viernes de esa misma semana, los centros comerciales cierran y las calles lucen desoladas.
Hay quien espera con ansias estos días para disfrutar de un fin de semana largo de playa. Otros, sin embargo, asumen la Semana Mayor con fervorosa devoción cristiana y, desde la Cuaresma, realizan penitencias.
“La Cuaresma se compone de 40 días, a partir del miércoles de Ceniza, hasta la misa del Jueves Santo de la institución de la eucaristía”, sostiene el diácono de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, Pedro Nel Arévalo Hernández.
“Durante esos 40 días, la Iglesia le pide al fiel católico que tenga una mayor intensidad en la oración, en el sacrificio, y en la limosna para así prepararse para la celebración de esa gran noche de la Vigilia Pascual”, añade el diácono.
“Cuando yo llegué a Puerto Rico (hace 47 años), la gente tenía la costumbre de no celebrar fiesta ni baile durante la Cuaresma”, recuerda Arévalo.
“Durante todo el tiempo de la Cuaresma, la feligresía suele hacer distintos tipos de actos, como las penitencias, con el motivo de prepararnos para la Semana Santa y la Pascua”, comenta, por su parte, el sacerdote y director ejecutivo de Cáritas de Puerto Rico, Enrique Camacho.
El sacerdote sostiene que el propósito principal de estas penitencias es que los creyentes se identifiquen con el sacrificio de Cristo y con aquellas personas que sufren. “Es algo que no es sólo para la Cuaresma, nos ayuda para tener un cambio de actitud en nuestra vida”, advierte Camacho.
“Toda persona hace una petición o promesa distinta, por ejemplo, hay muchos que dejan de comer algo que les guste. Son distintos tipos de sacrificios de algo que verdaderamente les cueste”, comenta el sacerdote.
Las promesas de petición se realizan por diferentes razones: desde rogar por la salud de un enfermo, para que mejore la economía del hogar, o para la feliz solución de dificultades en una familia, sostiene, por otro lado, el monseñor José Emilio Cummings.
Los creyentes a los que les gustan los dulces, por ejemplo, se abstienen de comerlos. Aquellos que toman alcohol o fuman, dejan de hacerlo durante la sagrada celebración, acota Arévalo.
Durante la Cuaresma, otras personas ahorran dinero y, en el Viernes Santo, lo llevan a una parroquia, iglesia o capilla para ofrendarlo a organizaciones benéficas, como, por ejemplo, Unidos Contra el Hambre, añade el diácono.
“Mi abuela usaba un hábito blanco, ésa era parte de su penitencia. Hoy día eso ya no se acostumbra tanto, pero sí hay personas que lo practican voluntariamente”, manifiesta el sacerdote, quien añade que muchos incurren en esta práctica como una forma de identificarse con los pobres y recordar la importancia de la belleza interior y alejarse de la vanidad.
“Otros van caminando descalzos por el templo, ofreciendo ese caminar como sentido de humildad y de penitencia en el Viernes Santo”, concluye Monseñor.