Su historia aún no termina de dar la vuelta al mundo, pero Cheryl Cohen Greene ya es el rostro oficial y vocera de aquellos que trabajan ayudando a las personas a mejorar su vida sexual, con sesiones que terminan a veces, incluso, en la cama.

A sus 68 años, y con un cálculo aproximado de 900 personas con las que se ha acostado a lo largo de su carrera, Cheryl se siente orgullosa de su trabajo, pese a llevar más de tres décadas luchando por derribar los prejuicios de varios que aseguran que su oficio no dista mucho de la prostitución.

Como cuenta en su blog, su trabajo es más o menos el siguiente: una persona que por distintas razones no ha podido llevar una vida sexual sana con una pareja, y, por ende, ve entorpecidas o nulas sus relaciones amorosas, acude a un terapeuta o sexólogo que, según el caso, lo deriva a un sustituto de pareja, también conocido como ‘sustituto sexual’.

Como indica el protocolo, en seis o no más de ocho sesiones, el individuo tendrá la posibilidad de someterse a una terapia especializada, que incluye conocer su cuerpo, trabajar en sus miedos e inseguridades íntimas, e incluso iniciándose sexualmente cuando ya se es adulto y se tiene temor a enfrentar a una pareja con una notoria inexperiencia.

En cambio, una prostituta siempre espera volver donde un cliente, explica Cohen Greene -quien también es vicepresidenta de la Asociación Internacional de Sustitutos Profesionales (IPSA, en inglés)-, agregando que un sustituto quiere ayudar a superar las trancas para que se tenga una vida sexual feliz.

Con todo, y pese a que éstos últimos trabajan codo a codo con especialistas clínicos, en Estados Unidos aún hay un vacío legal que no diferencia esta labor con el oficio más antiguo del mundo. Y eso, en la práctica, ha tenido sus consecuencias sociales: “Cuando he dado conferencias sobre mi trabajo, ha habido asistentes que reaccionan como si yo fuera sucia y no mereciera respeto, porque he tenido sexo con más de 900 personas (…) Es terrible que una mujer que es abierta con su sexualidad sea vista como si tuviera un carácter cuestionable, y que para muchas personas, eso sea un justificativo suficiente para agredirla”, comentó en una de las tantas entrevistas que ha dado en los últimos meses.

El motivo de tanta atención pública se debe a la película “Las sesiones”, premiada en el Festival de Sundance y San Sebastián el año pasado, y donde Helen Hunt interpreta a la mismísima Cheryl, en uno de sus casos más famosos, el de Mark O’Brien.