¿Alguna vez te ha pasado que, al llegar por primera vez a un lugar, te da la impresión de ya haberlo visto? En ocasiones, ¿has tenido la sensación de estar viviendo una experiencia que te parece ya vivida? En ese caso, estamos hablando de un fenómeno que se conoce como “déjà vu”.

Pero cuando hablamos de ese reconocimiento no nos referimos a la familiaridad natural que nos despierta la imagen de algo que vemos. Por el contrario, se trata de una sensación de extrañeza ante una experiencia que, aunque la creemos nueva, nos parece pasada; es decir, ya vivida.

El concepto

La expresión “déjà vu” es de origen francés y significa “ya visto”. El nombre se debe al investigador Emile Boirac (oriundo de Francia), nacido a finales del siglo XIX. Boirac, quien demostró un gran interés por los fenómenos síquicos, utilizó este término en su libro “L’Avenir des Sciences Psychiques”, basado en uno de los ensayos que escribió mientras estudiaba en la Universidad de Chicago. Pero, aunque el significado literal del concepto es “ya visto”, en la actualidad también se utiliza para referirse a la sensación de “haber vivido” (“déjà vécu”) o “haber sentido” (“déjà senti”).

Una sensación extraña

El sicólogo y autor del libro “Psicomeditación”, Roberto Tirigall, explica que “alrededor de un 70 por ciento de las personas ha tenido alguna vez la sensación de un “déjà vu”. Por lo general, este fenómeno se caracteriza por una serie de manifestaciones comunes. En la mayor parte de las ocasiones, el “déjà vu” tiene una duración de unos segundos. Sin embargo, puede parecer más prolongado debido a la sensación de incertidumbre que invade a la persona. Durante la experiencia, no se trata de recordar solamente un rostro o un lugar en específico. Lo que nos resulta familiar es la situación por completo, incluyendo personas, palabras, olores y gestos, por mencionar algunos elementos.

Además, resalta el hecho de que, aunque la vivencia nos parece conocida, nos resulta imposible identificar en qué momento del pasado supuestamente la vivimos. Incluso, al momento de experimentar el “déjà vu” algunas personas se cuestionan si también podrán reconocer lo que va a suceder después. Pero, por lo general, no sucede así.

Motivo de estudio

La realidad es que el fenómeno del “déjà vu” ha sido motivo de investigación durante décadas. Pero según menciona Tirigall, aun en la actualidad no se ha encontrado una explicación definitiva para tal experiencia. Áreas como la sicología, siquiatría, parasicología y neurología son sólo algunas de las que han presentado diversas posturas respecto a esta vivencia.

Entre la diversidad de teorías está la que postula que se debe a una anomalía de la memoria, lo que da la impresión de que se está recordando algo pasado, cuando no es así. Pero también hay quienes concluyen que esta vivencia es producto de un sueño que se ha tenido. Pero más allá de las posibles explicaciones, todo parece indicar que todavía habrá que esperar por años de investigaciones que permitan llegar a una conclusión concreta.

Posibles teorías

Si bien existen diversas posturas que intentan explicar el fenómeno del “déjà vu”, el sicólogo y escritor Roberto Tirigall aclara que todavía se trata de un tema que está bajo investigación. A continuación, el experto en conducta humana explica algunas de las teorías más conocidas.

Memoria holográfica

En el campo de la sicología y la siquiatría hay quienes postulan que este fenómeno se debe a una alteración de la memoria. Otros estudiosos establecen que se trata de una especie de falsa memoria. Este concepto fue propuesto por Elizabeth F. Loftus, de la Universidad de Washington. La falsa memoria consiste en recordar algo del pasado lejano como si hubiese ocurrido ayer mismo, cuando en realidad jamás ocurrió. Pero en la actualidad, una de las teorías más conocidas es la del siquiatra holandés Herman Sno. Según su planteamiento, nuestros recuerdos se acumulan agrupados en forma de hologramas (conformando una totalidad). Por ejemplo, la persona vive una experiencia determinada. La guarda en su memoria. Posteriormente, un detalle de una nueva experiencia (un gesto, un color, etc.) provoca que se despierte por completo el recuerdo pasado, creando la impresión de que la escena completa ya se ha vivido.

Soñar despierto

El campo del psicoanálisis describe al “déjà vu” como resultado de soñar despierto. Es decir, de la ensoñación diurna. Se trata de una manifestación de fantasías del inconsciente, lo que hace pensar al individuo que se trata de una experiencia vivida.

Alteración del cerebro

El campo de la neurología plantea que el ser humano dispone de dos sistemas neurológicos de memoria: la corta (que se relaciona más con el presente) y la larga (de sucesos que pertenecen al pasado). A nivel cerebral, la experiencia del “déjà vu” se da como consecuencia de un solapamiento de ambas memorias (que se sobrepone una a la otra). Cuando eso sucede, las dos memorias funcionan inadecuadamente, provocando un orden erróneo de la percepción que en ese momento se está teniendo. De este modo, se produce la idea de que ya se vio ese lugar o se vivió la misma experiencia.

Producto de ciertos trastornos

Se ha observado que el fenómeno del “déjà vu” es muy común en personas con episodios de ansiedad y en pacientes de esquizofrenia. Pero también se observa con mayor frecuencia en quienes padecen de epilepsia de tipo temporal. Precisamente, en estas personas se produce una descarga eléctrica del cerebro en la zona temporal (a los lados). Esta descarga intensa genera una alteración, llevándolos a vivir un “recuerdo” erróneo.

Fenómeno precognitivo

La parasicología estudia el “déjà vu” como un fenómeno extrasensorial. Lo define como resultado de la precognición (conocer con anticipación), que en ocasiones se puede dar en un sueño (precognición onírica). La persona sueña alguna situación y luego sucede. De ahí que experimente la sensación de que ya lo vio o lo vivió. Hay quienes explican este fenómeno como una experiencia profética o una visión.

Vidas pasadas

Muchos creyentes de la reencarnación relacionan la experiencia del “déjà vu” con el hecho de tener recuerdos espontáneos de una vida pasada. En términos generales, el individuo no es capaz de recordar por completo su existencia anterior, pero sí puede experimentar el recuerdo ocasional de alguna encarnación remota, lo que le produce familiaridad con ciertos lugares y situaciones, entre otras.