Nota del editor: La serie Boricuas en la Luna destaca las historias de los puertorriqueños que han extendido las fronteras de la Isla al establecerse por el mundo, cargando con nuestra bandera, cultura y tradiciones.

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¿Por qué? ¿Habrá una explicación de nuestras acciones? ¿Qué provoca que los seres humanos a actuar o pensar de la manera en que lo hacen?

La trujillana Yashica Reyes Marrero siempre ha sido de “naturaleza curiosa”, esencia alimentada por el deseo latente de conectar y conocer culturas distintas.

Esta hambre la llevó a ser, en su familia, de la primera generación en poseer grados universitarios en psicología, convertirse una cuatrilingüe e introducir a Ankara, Turquía, la cultura puertorriqueña.

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“Ha sido una experiencia con sus altas y sus bajas, pero a la vez muy gratificante. Por ejemplo, entrar a la universidad por primera vez, no tenía una guía, no tenía a quién seguir para que me dijera cómo era el proceso. Así que, fue muy cuesta arriba, pero lo logré”, celebró la psicóloga, de 37 años, en entrevista con Primera Hora.

“Mis papás (Héctor Reyes y Lourdes Marrero) me ayudaban, pero ellos tampoco tenían conocimiento de entrar a la universidad. Así que, para mí, haberme graduado de la universidad...no fue tan solo mi logro, fue el logro de ellos, porque ellos estuvieron ahí apoyándome, mi mamá haciéndome mi cafecito a las dos de la mañana porque yo tenía que seguir leyendo, mi papá dándome masajes en la espalda, porque no podía yo con los espasmos. Eso es, para mí, yo haberme graduado, ellos se graduaron también. Ellos tienen su diploma conmigo”, reiteró al también agradecer a su abuela paterna, Isabel Alemán, por ser “los pilares” en su búsqueda de conocimiento continuo.

Por año y medio, la boricua ha sido profesora en la institución pública de la Universidad de Ciencias Sociales de Ankara. Específicamente, está en la división de inglés de la Facultad de Idiomas Extranjeras, mientras colabora con la escuela preparatoria en español.

“Para mí, lo más importante más allá de enseñar el idioma (de inglés), es que estoy en la Universidad de Ciencias Sociales; así que, es en el área donde yo me especializo. No es tan solo enseñarles a los estudiantes a hablar inglés, es hablar inglés y, por ejemplo, escribir un ensayo, pero enfocado en las ciencias sociales”, detalló la docente, quien además del inglés y español, domina el italiano y turco.

Su vida en Turquía

A diferencia de Estambul, que algunos, quizás hasta Napoleón Bonaparte, lo han considerado “la capital del mundo”, Ankara es mucho menos internacional.

Los angloparlantes e hispanohablantes son la gran minoría en la capital turca. Esto, más el físico puramente boricua, hace que Reyes Marrero sobresalga entre sus colegas.

“Yo soy una típica boricua de pelo rizo así con la maranta, con un color que, en Puerto Rico soy considerada blanca, pero aquí soy trigueña. En ese aspecto, no me puedo esconder”, describió.

La comunidad latina, aunque escasa, son diplomáticos, que trabajan en las embajadas.

“Un sábado cualquiera en Puerto Rico, uno se va a La Placita de jangueo. Aquí me voy a la embajada de Alemania”, subrayó.

Aunque no hay muchos latinos en el lugar, ha creado muy buenas amistades con los turcos, a quienes describió como los puertorriqueños por su calor humano y afabilidad.

“Mi mamá me dijo ‘ya yo entiendo por qué tú estás tan feliz aquí’”, recordó tras la visita de sus padres.

Los turcos se han enamorado del idioma español, por lo que escuchan desde reguetón hasta los éxitos de Elvis Crespo.

Una de sus amigas es maestra de salsa y bachata, quien gracias a Reyes Marrero aprendió de la bomba y plena.

Son curiosos, también, de su comida y hasta cómo la puertorriqueña utiliza ambos apellidos, tanto de su padre y madre.

“¿Cómo yo les explico lo que es una yuca, una yautía, si ellos no tienen eso aquí?”, cuestionó jocosamente.

La psicóloga igualmente ha aprendido a acoplarse a vivir en un país musulmán, siempre con el fin de respetar sus costumbres, como el cubrirse la cabeza al visitar las mezquitas, vestir decorosamente, respetar el Ramadán y evitar sentarse al lado de hombres en transportación pública.

Sin embargo, en su casa, que comparte con su perrita “puertorriqueña y trujillana” Brandy, se come comida de la Isla, con sazón nuestro, y suena la distintiva voz de Raymond Arrieta, en su programa cómico “Raymond y sus amigos”.

“Yo vivo enamorada de Turquía. Todo es bello, me encanta la comida, pero hay días que la islita (hace mucha falta). De verdad que no hay forma. Uno sale de Puerto Rico, pero Puerto Rico no sale de uno”, aseguró al adelantar que regresar a vivir en la Isla está en sus planes futuros.

Sus raíces

Reyes Marrero nació y se crió en Trujillo Alto y es la segunda de tres hermanas.

Cursó en el Colegio Santa Cruz, donde su padre también estudió y, precisamente, donde nació su interés por la psicología cuando una consejera estudiantil, de la Universidad de Puerto Rico (UPR), les otorgó un examen para determinar habilidades que podrían determinar su profesión ideal.

“Entre las opciones, me salió ciencias sociales. Yo, una adolescente de entre 16 a 17 años que apenas conozco qué es psicología, qué es sociología, antropología, hice mi investigación qué eran estas cosas. Claro, en el 2005, 2004, no había Google, no había ChatGPT, así que yo iba a la biblioteca del pueblo a buscar información”, narró al recordar que su papá le recomendó leer de Sigmund Freud.

Por eso, ingresó a la UPR, en el recinto de Carolina, y comenzó a cursar su bachillerato en psicología en 2006. Durante su tiempo en ese recinto, fue parte de un intercambio estudiantil con la Universidad de Salamanca, en España, donde aprendió italiano.

“Siempre he tenido esa curiosidad por los idiomas”, admitió la tetralingüe.

Al regresar a la Isla, terminó sus estudios en el 2011 en el recinto riopedrense. Como estudiante, participó de AIESEC, programa que traía a estudiantes de diferentes países para completar sus internados en Puerto Rico. Igualmente, estudiantes de la UPR viajaban al extranjero para sus respectivos internados.

“Era todo un proceso cultural. Nosotros recibíamos a esos estudiantes y teníamos un hospedaje y todo. Todo era dirigido por estudiantes. Así que, también yo trabajé en ese proceso de tener esa dinámica de conocer a estudiantes de otros países desde muy jovencita”, relató.

Al graduarse, trabajó en empresas privadas en la Isla antes de trasladarse a Florida, en Estados Unidos, en 2017 donde trabajó con el Departamento de la Familia del estado.

“Ahí también (en Florida) tuve esa exposición de trabajar con inmigrantes de diferentes países. Así que, siempre he tenido ese interés para lo que es la psicología, el trabajo social, salud mental, pero de igual forma unido a lo que son los idiomas y las culturas”, detalló.

En 2020, comenzó a cursar su maestría en trabajo social, nuevamente en la UPR, recinto de Río Piedras. Durante su último año, fue la única puertorriqueña entre 2,000 alumnos de todo Estados Unidos, en recibir el Critical Language Scholarship Program (CLS Program) que envía a estudiantes a distintos países para aprender idiomas pocos comunes en la nación americana.

“Entre las opciones que habían, estaba el idioma turco y ahí es que comienza esta nueva travesía en cómo llega a Turquía”, dijo al confesar que, en aquel momento, su conocimiento del país mediterráneo era “básico”, pese a que en ella reinaba la curiosidad de aprender más de lugar.

Así, viajó a Ankara, la capital de Turquía, por dos meses para tomar clases del idioma.

“Esa beca no es tan solo ir a la universidad, sino es tener toda una experiencia de inmersión de la cultura. Yo tenía que reunirme todas las semanas y reunirme con mi compañero de lenguas en el cual yo tenía que practicar el idioma, que es un nativo. Era una chica turca. Pero, yo llego a Turquía sin saber nada de turco y llego a mi primer día de clases y mi profesora está hablando 100% en turco, así que fue un proceso muy difícil. Luego me tengo que reunir con esta chica, pero ¿cómo hablo con ella, si yo ni le podía decir ‘hola, mi nombre es Yashica?’”, rememoró entre risas.

Al cabo de los dos meses y ya que dominaba tres idiomas, se lanzó al reto de aprender el idioma completamente en suelo turco. De ahí, lo demás es historia.

¿Eres o conoces de algún boricua que vive fuera de la isla y quiere contar su historia? Escribe a historiasph@gfrmedia.com.