Nueva Orleans. La canción “Me liberé” de El Gran Combo de Puerto Rico anunciaba desde lejos la presencia de boricuas en el gazebo 8 de Lafreniere Park en Metairie, Louisiana.

Una bandera de la Isla en la entrada de la estructura le daba la bienvenida a cada puertorriqueño que llegaba con su picadera.

Hasta allí llegó Juan López Torres con un enorme caldero de arroz con gandules. Su papá, del mismo nombre, llevó cuajitos con guineítos en escabeche. Tampoco faltó en la mesa de los piscolabis sandwichitos de mezcla, mollejitas en escabeche, chips y papitas.

El encuentro del pasadía familiar boricua estaba pautado para la 1:00 p.m., pero como buenos puertorriqueños, la mayoría llegó cerca de las 2:00 p.m.

Entre besos y abrazos, sus rostros demostraban la contentura de compartir entre compatriotas y sentir que un pedazo de la Isla estaba con ellos.

“La mayoría de ellos yo los conocí cuando tenía el restaurante, todos me apoyaban”, comentó López Torres sobre sus panas que llegaron hasta el parque, la gran mayoría con camisas alusivas a Puerto Rico.

No había pasado ni una hora cuando varios sacaron panderos y una trompeta y se pusieron a tocar clásicos navideños populares en las parrandas.

“El jolgorio” fue el primero que se escuchó y que fue disminuyendo la timidez de algunos invitados que se encontraban sentados.

Luego, con más ánimo y aplaudiendo, siguieron con la plena “Cortaron a Elena”.

El ambiente se tornó tan boricua que, si no fuese porque la temperatura de 50 grados azotaba con un buen frío, cualquiera pensaría que el compartir era en el Parque Luis Muñoz Marín en San Juan o el Robert Junghanns en Bayamón.

Entre los presentes estaba Tony Dizant, un músico puertorriqueño que lleva 27 años en Nueva Orleans. En esta ciudad tiene una orquesta de nombre Rumba Buena en la que toca la trompeta y también canta.

“Ni Katrina me sacó de aquí”, dijo bromenado Dizant para referirse a la catástrofe causada por el huracán en el 2005.

El trujillano, que estudió en la Escuela Libre de Música de Hato Rey, relató que aunque extraña cosas de la Isla se siente cómodo en Nueva Orleans.

“Aquí tengo todo, mi familia, todas mis amistades, tengo una carrera hecha”, expresó el músico, quien trabaja un disco sobre los huracanes Katrina y María, y espera presentarlo en Puerto Rico.

Dizant no puede ocultar su alegría cuando habla de que estará compartiendo tarima con El Gran Combo en el Festival de Jazz y Herencia de Nueva Orleans, que este año será dedicado a la Isla.

Otro de los que rápido agarró un pandero y comenzó a formar la rumba fue Ignacio Chacón, un boricua de Guánica que lleva 36 años viviendo en Nueva Orleans. A pesar de que lleva más de tres décadas fuera de la Isla, de donde salió a sus nueve años, lleva a su tierra en la sangre y en el corazón.

“Me considero muy puertorriqueño”, expresó Chacón con firmeza.

Para mantener su puertorriqueñidad viva, Chacón tiene la orquesta Tr3ces del Sur que toca música del ayer, bachata, merengue, salsa y hasta baladas.

También por ocho años mantuvo un programa de radio en la Universidad de Loyola que se llamaba “Despertando la tradición” y donde realizó parrandas en vivo que se escuchaban a través del mundo.

Además de músico, Chacón trabaja como maestro en el sistema escolar de la Parroquia Jefferson, ayudando a niños de la comunidad hispana a que aprendan inglés.

En el grupo de boricuas resaltaba el ánimo, entusiasmo y alegría de Helga Enid Padilla, oriunda de Caguas. En Puerto Rico se desempeñaba como estilista, pero ahora se destaca como la primera mujer puertorriqueña en ser Dj en Louisiana.

Hace 13 años llegó a Nueva Orleans junto al padre de sus hijos para trabajar en los esfuerzos de recuperación de los estragos causados por el huracán Katrina en 2005.

Allá también labora como soldadora en una refinería petrolera, andamiera y promotora de eventos.

De Puerto Rico, Padilla extraña muchas cosas, entre estas, el estilo de vida que tenía.

“Aquí todo es bien diferente, la forma de vivir, de relacionarse con las personas, disfrutar en la calle, aquí vivimos como encerrados”, relató la mujer, que en el ambiente musical se hace llamar Baby H La Bori.

“Es un poquito complicado criar los hijos aquí, no es como en Puerto Rico. Es como más miedo, no podemos tener a los nenes afuera jugando hasta las 6:00 de la tarde”, enfatizó.

La fiesta boricua siguió por par de horas con salsa y merengue de fondo y con una bulla grabada por Primera Hora para resaltar la presencia de puertorriqueños en Nueva Orleans.

“¡Yo soy boricua, pa’ que tú lo sepas!, ¡Yo soy boricua, pa’ que tú lo sepas!, ¡Yo soy boricua, pa’ que tú lo sepas!”, coreaban con gran entusiasmo.