De Caguas a Hollywood: boricua triunfa en la animación junto a veteranos de Disney y Netflix
José Rodríguez Romero supervisó la película “Jesús: Luz del mundo” así como de otras famosas producciones.
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Nota del editor: La serie Boricuas en la Luna destaca las historias de los puertorriqueños que han extendido las fronteras de la Isla al establecerse por el mundo, cargando con nuestra bandera, cultura y tradiciones.
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Era algo que hacía desde pequeño siempre que en su mano tenía un lápiz y donde dibujar. A veces eran dinosaurios, a veces el monstruo verde Hulk, su superhéroe preferido por la anatomía.
Hoy día, a sus 36 años, el cagüeño José A. Rodríguez Romero, radicado en Texas, ha logrado su mayor sueño: trabajar mano a mano con animadores de Disney de Hollywood. Previo a este hito, ya ha sido pieza clave para la producción de películas para Netflix y Paramount Pictures.
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Tan reciente como el pasado jueves, 11 de septiembre, estrenó en Caribbean Cinemas la película animada 2D “The Light of the World”, traducida a “Jesús: Luz del mundo”, del estudio creativo sin fines de lucro The Salvation Poem Project y supervisada por el boricua, cuya trama narra cuando el discípulo Juan, conoció a Jesús. La historia cuenta, a través del punto de vista de Juan, la vida, muerte y resurrección de Jesús.
“La película más reciente ‘Jesús: Luz del mundo’ para mí, personalmente, fue un momento súper grandioso”, admitió el artista a Primera Hora.
“Al trabajar en una película como la de ‘Jesús: Luz de mundo’, no solamente (es) una película 2D, sino fue desarrollada y fue creada y dirigida por veteranos de Disney y pude trabajar cercanamente con ellos y ahí fue que me percaté, yo de repente, uno está luchando tratando de llegar a la industria, trabajando en cada producción sin detenerse un momentito y decir ‘contra, llegué’. Yo, en mi mente, todavía soy el muchacho de Caguas y, de repente estoy trabajando con gente que ha trabajado artísticamente en películas que eran mi sueño y, pues, tener ese momento, estar ahí, para mí es un honor bien grande”, añadió.
¿Cómo lo logró?
Rodriguez Romero tomó sus primeros pasos en el arte de manera autodidacta. No fue hasta que tenía 11 años que comenzó a aprender formalmente a través del municipio de Caguas.
“Eso siempre fue lo mío”, afirmó. “En la escuela el promedio era regular en matemáticas, ciencia, pero para mí el arte siempre fue donde pude hacerlo mejor, el mejor trabajo. Siempre fue algo que me apasionaba. Empecé bien sencillo, pintando con lápiz en papel. Yo dibujaba lo que sea, empezando como cualquier niño”, relató el hombre quien se crio en la urbanización El Retiro.
A los 11, también, ganó una competencia de dibujo de cómics.
“Yo compraba cómics ahí (en el antiguo Metro Cómicos de Caguas) y yo copiaba las páginas. El personaje favorito mío era Hulk, por la anatomía y a través de eso pude aprender por sí solo la anatomía hasta que pude, por fin, aprenderlo de manera formal”, recordó.
Creció enamorado de las películas 2D “la animación de mi tiempo”, particularmente de “Prince of Egypt” de DreamWorks, al igual que las de Disney, “Pocahontas”, “Aladino” y “La bella y la bestia”.
“Ese encanto de algo dibujado a mano, con intención, con arte, eso siento que la moda de ahora es algo que la gente añora sin decirlo…y yo tengo un interés bien grande ahora en la animación 2D”, aseguró.
Aunque la animación era su pasión, desconocía que podía perseguirlo como carrera universitaria. Pero, al graduarse de la Baldwin School of Puerto Rico, en Guaynabo, y matricularse en el 2007 en la Savannah College of Arts And Design, hizo de su talento en su carrera profesional.
“Era algo que me apasionaba siempre. Al graduarme de la escuela superior, decidí, si tengo este talento, pues quiero usarlo, meterme y estudiar y enfocarme en esto, concentrarme en esto. Al empezar en Savannah, Georgia, ahí fue que me enteré que la animación era una concentración, no sabía que existía. Yo iba a entrar por arquitectura. Pero, cuando entré y vi que había animación, yo dije ‘esto es lo que yo siempre quise hacer, son las cosas que hacía desde niño’”, comentó al señalar que sus inspiraciones incluyeron el arte de Genndy Tartakovsky, creador de “Dexter’s Laboratory”; Hanna-Barbera, creadores de Scooby Doo; y “todo lo que era Marvel”.
Una vez se graduó en el 2011, sometió el cortometraje que diseñó para su tesis universitaria “The Innocents”, una adaptación de la historia “Los Inocentes” de Pedro Juan Soto, a festivales de cine en Puerto Rico y Estados Unidos. A consecuencia, fue seleccionado en ocho: Minneapolis Underground Film Festival (2011), Heritage Film Festival (2011), SCADanimate (2011), NYLA International Film Festival (2012), Miami Short Film Festival (2012), Cinefiesta International Film Festival (2012), Puerto Rico International Film Festival (2012) y Hearts & Minds Film Festival (2012).
Luego, trabajó por un tiempo en Puerto Rico, pero, ya para 2013, se mudó a Texas para trabajar como gerente de producción asociado en filmes como “Rumble” (2021) y “The Monkey King” (2023), así como en la serie “Super Giant Robot Brothers” (2022) y los cortometrajes “Best Fiends: Temper’s Adventure” (2019), “Best Fiends: The Immortal Cockroach (2019)”, “Best Fiends: The Fight Before Christmas (2019)” y “Best Fiends: King Slug Industries (2020). Ahora, trabaja a cuenta propia como supervisor de películas animadas.
“Cuando yo estaba trabajando (en Puerto Rico), era un desafío porque era difícil poder trabajar donde no existía una industria de cine animada en Puerto Rico. Sí hay industria de cine, porque siempre hay incentivos que ofrecen creo que es de un 20 por ciento en las producciones siempre y cuando parte de la producción sea hecha y contratada en Puerto Rico. (Pero), si no me equivoco, ese 20 por ciento no aplica para películas animadas. Así que, por esa razón creo que no ha habido mucho incentivo para fomentar esa industria en Puerto Rico que creo que tiene mucho potencial. Creo que Puerto Rico tiene mucho talento. Todo ese talento se podría quedar en Puerto Rico si hubiera algún tipo de incentivo de la industria que pudiese fomentar el talento que ya existe en la Isla”, opinó.
Además de su carrera profesional, es padre de un hijo, quien pronto cumplirá 4 años, una bebé de 9 meses y está casado con la bayamonesa Nilsa Celeste Corsino Rodríguez.
“Tenemos mucho que decir”
Como la mayoría de los isleños que tienen que acudir al exilio, Rodríguez Ramos anhela regresar a Puerto Rico. Tener a su familia cerca y la vida simple, como el comprar pan en la panadería, el sabor del café boricua, bucear en nuestras aguas, bañarse en los ríos y “la gente, esa calidad de la gente”, es lo más que extraña.
Desafortunadamente, la realidad de la industria no le permite sostenerse en la Isla, pese a que localmente reconoció que existe mucho talento.
“Yo creo que Latinoamérica tiene mucho más que dar en eso y yo creo que Puerto Rico no se queda atrás y yo sigo buscando en los Estados Unidos y, según voy trabajando en distintas producciones, yo voy conociendo a otros boricuas también…algunos de Camuy, algunos de Bayamón que también se tuvieron que ir de la Isla para trabajar en esto”, expresó.
“Me encantaría volver a Puerto Rico un día. Si la industria fuera un poco distinta en la Isla, un sueño mío siempre ha sido tener mi propio estudio de animación en la Isla, ser la primera y poder atraer el talento que está en los Estados Unidos hacia Puerto Rico de nuevo. En este momento, volvería a dar charlas, para poder inspirar a la juventud con el mismo sueño que yo. Creo que estoy en ese punto de mi carrera (en la) que puedo aportar y dar de vuelta a la juventud que también se inspire en esto. Tenemos mucho que decir, tenemos mucho que dar y tenemos una cultura bien exquisita”, continuó.
Esperanzado con la nueva cepa
Rodríguez Ramos está seguro de que, con el impulso adecuado, la industria de animación puertorriqueña tiene un futuro brillante.
Por eso, instó a la nueva generación de artistas a que se inspiren en nuestra cultura y, así, creen de manera “genuina”.
“Si el arte de animación o los cómics, o los efectos visuales, o videojuegos es algo que les apasiona, busquen contenido dentro de tú misma cultura, porque no hay nada más único que algo que sea genuino y uno puede buscar afuera de otras culturas, que siempre es bueno, pero la raíz, el buen arte se nota y se siente cuando es genuino y cuando la gente se inspira a través de cosas vividas, cosas de la Isla que ninguna otra persona puede vivir menos los jóvenes de la Isla, pues ahí se crea lo bueno y se puede crear algo que no se ha visto antes”, exhortó.
¿Eres o conoces de algún boricua que vive fuera de la isla y quiere contar su historia? Escribe a historiasph@gfrmedia.com.