Nota del editor: La serie Boricuas en la Luna destaca las historias de los puertorriqueños que han extendido las fronteras de la Isla al establecerse por el mundo, cargando con nuestra bandera, cultura y tradiciones.

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Con apenas 14 años, Lauri Simpson dejó Puerto Rico para probarse que podía abrirse paso en el difícil mundo del modelaje, un entorno en el que al principio no se sentía ubicada. Hoy, con una carrera consolidada, años de experiencia y una trayectoria llena de logros, busca, a través de sus nuevos proyectos, que otros también encuentren la fuerza para perseguir lo que realmente quieren en la vida.

Simpson nació en San Juan, pero creció en Guaynabo, rodeada del cariño de sus padres y hermanos. La mayor de tres, contó a Primera Hora que fue su madre quien, en medio de las inseguridades propias de la adolescencia, tuvo la visión de inscribirla en clases de modelaje.

La decisión de su madre trajo, no obstante, sopresas y buenas nuevas desde el inicio, pues tras completar su primer curso, Lauri y su hermana fueron seleccionadas para participar en un concurso de modelaje en Nueva York.

“Nos mandaron a mí y a mi hermana para competir en el World of Astoria en Nueva York, y de ahí yo gané ese concurso de pasarela, que fue increíble”, recordó emocionada, al rememorar el momento que la impulsó a creer en su potencial.

Ese fue el primer logro de lo que sin saberlo, se convertiría en una carrera profesional. Y con tan solo 14 años, Lauri recibió una oferta para modelar en Japón, una oportunidad que la llevó a vivir su primera gran experiencia internacional pero que también marcó el comienzo de su vida lejos de Puerto Rico.

La guaynabeña empacó sus maletas y partió rumbo a Tokio, Japón, acompañada por su madre y su hermana. Durante el primer mes, relató, la experiencia fue “increíble”: la agencia le proporcionó un apartamento para vivir junto a su familia y la emoción de descubrir una cultura completamente distinta la mantenía fascinada.

“Fue increíble porque la cultura de Japón en 1984… no había casi extranjeros, muy pocos. Entonces era increíble: tú salías a la calle y todo el mundo te miraba o te hablaba. Era una experiencia única”, recordó también.

Sin embargo, tras ese primer mes, su madre y su hermana regresaron a Puerto Rico, y Lauri tuvo que continuar sola. Pasó a vivir en un apartamento junto a otras dos modelos, y ahí comenzaron los verdaderos retos.

Según contó, lo más difícil fue adaptarse a la comida local, que estaba muy lejos de ser el tradicional plato de arroz con habichuelas al que estaba acostumbrada en casa.

“En esa época lo único que encontraba era sushi. Y no era el mismo sushi que venden en Puerto Rico o en Estados Unidos. El de allá era totalmente distinto… al principio no comía nada”, confesó.

Su problema con la comida se volvió tan grave que llegó a desmayarse por la falta de alimentos.

En medio de esa lucha, los encargados de la agencia intervinieron para advertirle que debía comenzar a alimentarse mejor por su salud y también para poder rendir en las exigentes jornadas de trabajo.

“Me tocó adaptarme, porque era eso o nada”, recordó, al mencionar que en esa época no se conseguían los ingredientes necesarios para preparar comida puertorriqueña en Tokio.

Con el tiempo, Japón se convirtió en una gran escuela de vida. “Fue una experiencia de crecimiento”, afirmó, al explicar que además de adaptarse gastronómicamente, aprendió a moverse sola por la ciudad, a usar el tren, a pulir su inglés y a adoptar las costumbres y saludos de una cultura que terminó por marcarla profundamente.

Tras tres meses en Japón, Lauri regresó a Puerto Rico para completar sus estudios de escuela superior. Poco después, en 1986, participó en el certamen de Miss Puerto Rico Universe, una experiencia que describió como profundamente enriquecedora y que, junto con su paso por Asia, ayudó a moldear la disciplina que la caracteriza.

Aunque no obtuvo la corona, el destino le tenía preparada otra oportunidad: un año después, representó a la Isla en el Miss Universe, celebrado en Singapur, tras ser seleccionada luego de que el certamen se adelantara de julio a mayo. Con apenas un mes de preparación, Simpson aceptó el reto de llevar la banda de Puerto Rico al escenario internacional.

Laurie Simpson quedó cuarta finalista en 1987. (Captura)
Laurie Simpson quedó cuarta finalista en 1987. (Captura)

“Yo estaba en esa búsqueda de probarme a mí misma, de volverme mi mejor versión”, recordó. “Y dije: bueno, la única forma de vencer un miedo es agarrar al toro por los cuernos. Competí, y fue maravilloso, porque aprendí muchísimo”.

La mayor enseñanza, explicó, fue la disciplina que exigía el certamen: practicar pasarela, mejorar la dicción, ejercitarse, alimentarse de forma saludable y mantener una actitud enfocada en superarse cada día.

Aunque no trajo la corona a Borinquen, Lauri logró posicionarse como cuarta finalista en el certamen de Miss Universe, una experiencia que, como es característico, le abrió las puertas al mundo.

Su carrera la llevó a vivir temporadas en Francia, Italia y Colombia, donde exploró diversas facetas artísticas: desde las pasarelas y la música, hasta la actuación en telenovelas como Julius. Con cada paso, se demostró a sí misma que había superado los miedos de su adolescencia y alcanzado el sueño de convertirse en todo lo que alguna vez imaginó.

Con el tiempo, Lauri decidió alejarse de la vida pública para concentrarse en su familia, su entonces esposo y sus hijos. Sin embargo, tras atravesar un divorcio, encontró una nueva pasión en el mundo del bienestar y el ejercicio. Comenzó a certificarse en distintas disciplinas y, casi sin proponérselo, creó una comunidad con la que ahora busca inspirar a otros a descubrir su fuerza interior.

Lauri Simpson
Lauri Simpson (StyleLuxuryPhotography)

“Cuando no nos adaptamos va a ser difícil que podamos avanzar en la vida. Entonces, yo creo que uno de los regalos más grandes, que fue muy difícil a los 14 años, pero que creo que me formó, fue Japón”, rememoró sobre la época en la que todo comenzó.

Ahora, radicada en Dubái desde hace un año, Lauri lanzó su marca de ropa LS Lauri Simpson, una línea que busca resaltar la belleza femenina sin sacrificar la comodidad, promoviendo así el autocuidado. Simpson asegura que mantiene viva su puertorriqueñidad a través de la música que escucha y de la cocina, donde no faltan platos típicos como el tradicional arroz con habichuelas boricua. Aunque actualmente está concentrada en sus proyectos —entre ellos, un libro que planea publicar en 2026—, tiene entre sus planes regresar a Puerto Rico en el futuro.

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