Washington. Los científicos que estudian el clima no captaron muchas cosas hace un cuarto de siglo cuando pronosticaron qué tan grave sería el cambio climático. 

Se equivocaron al pronosticar lo intensos que serían los incendios forestales, las sequías, las precipitaciones y los huracanes. Se equivocaron sobre qué tanto se derretirían las capas de hielo en la Antártida y Groenlandia, contribuyendo al incremento del nivel de los océanos. Se equivocaron sobre la gran cantidad de problemas de salud pública y de seguridad global. 

El calentamiento global es mucho peor, más extenso y avanza mucho más rápido de lo que se creía en un principio, afirman actualmente los científicos. 

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Negociadores internacionales se reunirán la próxima semana en Polonia para analizar cómo incrementar el combate al cambio climático en lo que se conoce como la Conferencia de las Partes. La comprensión mundial del calentamiento global ha cambiado drásticamente desde la primera edición de la conferencia en marzo de 1995. Desde entonces, el mundo se ha calentado, en promedio, 0.41 grados Celsius (0.75 grados Fahrenheit). Pero eso no es todo. 

Ese incremento anual de la temperatura global es ligeramente menor a algunos de los pronósticos de principios de la década de 1990. Sin embargo, más de una docena de científicos dijeron a The Associated Press que, sin los datos disponibles en la actualidad y la mejor comprensión que se tiene del clima hoy en día, los investigadores de hace varias décadas fueron demasiado conservadores y ni siquiera podían estar cerca de percatarse cómo el calentamiento global afectaría la vida diaria. 

Un estudio científico difundido ese mes enlistó las maneras -directas e indirectas- en que el calentamiento ya cambió al planeta y a la sociedad. El total fue de 467. 

En la década de 1990, cuando los científicos hablaban del calentamiento, se enfocaban en el promedio anual de la temperatura global y el incremento en el nivel de los océanos. El problema es que las personas no viven al mismo tiempo en todos los lugares del planeta y no sienten las temperaturas promedio. Sienten los extremos -el calor, la lluvia y la sequía- cuando los afectan en su lugar de residencia durante cierto día o semana, dijo Richard Alley, climatólogo de la Universidad Estatal de Pensilvania. 

“Las generaciones más jóvenes están creciendo sin que exista algo normal”, dijo Kristie Ebi, climatóloga y especialista en salud pública de la Universidad de Washington, quien hizo notar que se han registrado 406 meses consecutivos en los que el mundo ha estado más caliente que la temperatura promedio del siglo XX. 

Más recientemente, los economistas se han unido a la comunidad científica en sus pronósticos de un futuro costoso. El economista de Yale William Nordhaus, quien ganó el premio Nobel de economía de 2018 por su trabajo sobre el cambio climático y temas ambientales, dijo a The Associated Press que sus cálculos muestran que el cambio climático le costaría a Estados Unidos 4 billones de dólares anuales hacia el final del siglo con una proyección razonable de calentamiento. 

La manera en que la ciencia ha mirado al calentamiento global ha ido cambiando durante el último cuarto de siglo debido a un mayor conocimiento, mejores computadoras y observaciones, más datos, y en gran parte debido a que los investigadores analizan más de cerca lo que les afecta más a las personas. A eso hay que añadirle lo que muchos científicos perciben como una aceleración en el cambio climático y el panorama es mucho más sombrío que en la década de 1990. 

En ese entonces, Michael Mann era un estudiante de postgrado que exploraba el calentamiento global. 

“Sinceramente no pensé que a mitad de mi carrera estaríamos viendo los impactos del cambio climático en mi televisión”, ni que fueran tan intensos, dijo Mann, quien ahora es un importante climatólogo en la Universidad Estatal de Pensilvania. Se deja ver en los incendios forestales, en los huracanes cargados de lluvias, las inundaciones, sequías, olas de calor y demás clima extremo, señaló. 

Ahora los científicos entienden mejor cómo los cambios en las corrientes de aire -como la corriente atmosférica polar- y el ciclo de la lluvia, pueden causar más fenómenos extremos. Y un estudio reciente demuestra como el cambio climático está alterando esos factores naturales. 

El mayor cambio en la ciencia durante el último cuarto de siglo es “que ahora podemos atribuirle a la actividad humana los cambios en las temperaturas globales e incluso algunos eventos extremos”, dijo Robert Watson, excientífico de la NASA que encabezó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas de 1997 a 2002. 

Con un mejor conocimiento y herramientas, los científicos pueden entender mejor eventos extremos como los huracanes y sequías, y pueden desarrollar complejas simulaciones por computadora que atribuyen los extremos al calentamiento relacionado con el hombre a consecuencia de la combustión de carbón, petróleo y gas natural, indicó Watson. 

Los científicos atribuyen a la actividad humana eventos extremos al comparar lo sucedido en la vida real con las simulaciones sin gases de efecto invernadero provenientes de los combustibles fósiles. Llegaron a la conclusión de que el cambio climático ha causado más lluvias en huracanes como Harvey, María y Katrina, por mencionar algunos. 

Los estudios han demostrado que el cambio climático ha empeorado las sequías, los aguaceros y las olas de calor, como la que registró Rusia en 2010, en los que han muerto miles de personas. Y han relacionado el cambio climático con la creciente cantidad de tierra consumida por los incendios forestales en el oeste de Estados Unidos, algo que no era considerado un problema climático importante hace un par de décadas, señaló Phil Dennison, experto en incendios de la Universidad de Utah. 

Desde la contaminación en el ambiente a causa de los incendios forestales, que provocó que las personas del norte de California utilizaran mascarillas, al incremento en los ataques de asma que han llevado al hospital a un gran número de niños, los expertos en salud señalan que el cambio climático está afectando el cuerpo de las personas. 

“Estamos viendo sorpresas”, dijo la profesora en salud pública Ebi. “Estamos pronosticando cambios y los estamos viendo antes de lo previsto”. 

Eso incluye la aparición de mosquitos en Canadá transmisores de enfermedades que sólo se veían en las latitudes tropicales y una bacteria de aguas cálidas detectada en mariscos en Alaska, indicó. 

Renee Salas, doctora de emergencias del Hospital General de Massachusetts, quien escribió un capítulo en el informe anual sobre los efectos de salud a causa del clima para la publicación médica Lancet, dijo que no se trata de estadísticas abstractas, sino de pacientes reales. 

“Cuando tuve que decirle a una madre que necesitaba hospitalizar a su hija de 4 años por un ataque de asma, su cuarta visita en una semana, realmente lo primero que se me vino a la mente fue el cambio climático, porque sabía que su enfermedad se debía al aumento en los niveles de polen”, dijo Salas. 

Las enormes capas de hielo en el oeste de la Antártida y Groenlandia se están derritiendo mucho más rápido de lo que los científicos calculaban hace 25 años. 

La Antártida ha perdido casi 3 billones de toneladas de hielo desde 1992, suficiente para cubrir Texas con un grosor de casi 4 metros (13 pies), reportaron los científicos en junio pasado. Durante ese mismo periodo, Groenlandia ha perdido más de 5 billones de toneladas. 

El derretimiento en la Antártida y Groenlandia durante los últimos años “literalmente duplicó nuestros cálculos del aumento del nivel del mar para final del siglo”, dijo Mann. 

Aquellos que no son expertos y rechazan la ciencia convencional a menudo se refieren a los científicos como “alarmistas”, aunque la mayoría de los investigadores afirman que intentan mantenerse alejados de los peores escenarios. Por naturaleza, los científicos señalan que son sumamente conservadores. 

En casi todos los casos, cuando los científicos se equivocaron en algo, fue por subestimar el problema y no por exagerarlo, dijo Watson. 

Pero hay peores escenarios. Se les llama puntos de inflexión, después de los cuales el cambio se acelera de manera irreversible. Las capas de hielo se desploman. Se registran cambios masivos en las corrientes oceánicas. Extinciones en todo el mundo. 

“A principios de la década de 1990 solo teníamos algunas pistas de que podíamos llevar al sistema climático por encima de estos puntos de inflexión”, dijo Jonathan Overpeck, decano ambiental en la Universidad de Michigan. “Ahora sabemos que en realidad podríamos estar atestiguando el inicio de una extinción masiva que podría provocar la desaparición de la mitad de las especies del planeta”.