Buscan desarrollar tratamientos contra larga lista de enfermedades utilizando las vacunas de ARNm
Sin embargo, esta semana el secretario de Salud de Estados Unidos canceló proyectos de investigación financiados por el gobierno.

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Las llamadas vacunas de ARNm salvaron millones de vidas durante la pandemia de COVID-19, y ahora los científicos están utilizando esa tecnología galardonada con el premio Nobel para intentar desarrollar vacunas y tratamientos contra una larga lista de enfermedades, incluidas el cáncer y la fibrosis quística.
Sin embargo, esta semana el secretario de Salud de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr. —crítico de las vacunas desde hace tiempo—, canceló proyectos de investigación financiados por el gobierno por un valor de 500 millones de dólares, con los cuales se iban a desarrollar nuevas vacunas de ARNm contra enfermedades respiratorias que podrían desencadenar otra emergencia sanitaria.
Eso preocupa a expertos en enfermedades infecciosas, quienes señalan que el ARNm permite una producción más rápida de vacunas que los métodos de fabricación más antiguos, ganando tiempo valioso si surgiera otra pandemia.
El usar tecnología más antigua para atacar una cepa de influenza pandémica requeriría de 18 meses con el fin de “producir suficiente vacuna para vacunar sólo a aproximadamente una cuarta parte del mundo”, expresó Michael Osterholm de la Universidad de Minnesota, experto en preparación contra pandemias. Pero usar la tecnología de ARNm “podría cambiar eso drásticamente, de modo que al final del primer año, podríamos vacunar al mundo”.
Cómo funciona la tecnología de ARNm
Tradicionalmente, la fabricación de vacunas requería el cultivo de virus o partes de virus llamadas proteínas —a menudo en enormes tanques de células o, al igual que la mayoría de las vacunas contra la influenza, en huevos de gallina— y luego purificarlas. Inyectar una pequeña dosis en una vacuna entrena al cuerpo a reconocer una infección real en caso de que ocurra, de modo que esté listo para combatirla.
Pero esa tecnología requiere de mucho tiempo. Usar el ARNm es un proceso más rápido.
La “m” significa mensajero, lo que quiere decir que el ARNm lleva instrucciones para que nuestros cuerpos produzcan proteínas. Los científicos descubrieron cómo aprovechar ese proceso natural fabricando ARNm en un laboratorio.
Toman un fragmento de ese código genético, el cual porta instrucciones para fabricar la proteína que quieren que la vacuna ataque. El inyectar ese fragmento le da instrucciones al cuerpo para que se convierta en su propia minifábrica de vacunas, produciendo suficientes copias de la proteína con el fin de que el sistema inmunológico la reconozca y reaccione.
Las vacunas contra el COVID-19 no son perfectas
Años de investigación muestran que la protección que proporcionan las vacunas contra el COVID-19 —tanto las hechas con ARNm como las fabricadas con tecnología tradicional— disminuye con el tiempo. Las vacunas proporcionan la protección más fuerte contra infecciones graves y la muerte, incluso si las personas se infectan de todas formas.
Pero eso es una característica común tanto con el coronavirus como con la influenza, ya que ambos virus mutan continuamente. Esa es la razón por la que se nos dice que nos vacunemos contra la influenza cada año, utilizando vacunas hechas con métodos tradicionales, no con ARNm.
Las vacunas actuales contra el COVID-19 hechas con ARNm por Pfizer y Moderna pueden ser actualizadas más rápidamente cada año que los tipos tradicionales. Hoy en día, varias empresas aprovechan esa ventaja para desarrollar otras vacunas con esa tecnología.
Las vacunas tradicionales no son el único uso del ARNm
Osterholm considera que unas 15 vacunas para enfermedades infecciosas podrían beneficiarse de la tecnología de ARNm, pero ése no es el único potencial. Muchas terapias para enfermedades se enfocan en proteínas, lo que hace del ARNm una técnica potencial para desarrollar nuevos tratamientos. Los investigadores ya están probando una vacuna terapéutica basada en ARNm para el cáncer de páncreas. Las enfermedades genéticas son otro objetivo, tales como una terapia experimental inhalada para combatir la fibrosis quística.