El exmanejador del Bosque Seco de Guánica, Miguel Canals Mora, enfatizó que el desarrollo en la playa Las Pardas en Guánica es posible, pero acorde con el entorno y la conservación de los recursos y especies de flora y fauna existentes en el lugar.

“Nosotros entendemos que el área puede ser desarrollada. No nos oponemos al desarrollo responsable. En este caso, es un desarrollo irresponsable”, sostuvo el biólogo, al observar los árboles que fueron derrumbados por maquinaria pesada, en vías de hacer una exploración de suelo que según aseguró, puede realizarse de una manera más digna. También advirtió que en ciertos puntos, las escorrentías cargarían sedimento hacia los arrecifes de coral, especie que comenzó a ser restaurada con la siembra de bancos submarinos, hace una década.

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Al aclarar que un megaproyecto hotelero no es cónsono para el ambiente natural del lugar, el director de Asuntos Ambientales de la organización Vive Borikén indicó que “creo que aquí se pueden llevar a cabo una serie de actividades ecoturísticas e inclusive, algún tipo de proyectos de pequeñas hospederías, como se hace en St. Just. Cabañas, que sean más ecoamigables, áreas de acampar, turismo de naturaleza. Y eso es lo que queremos, ofrecer alternativas y saber qué es lo que están proponiendo. Si lo que proponen es lo mismo que en el 2001, un proyecto hotelero, eso no es aceptable. Ni para el entorno social económico ni ambiental del lugar”.

El asesor de protectores de cuencas en comanejo con el Bosque Seco de Guánica advirtió que los proponentes del nuevo desarrollo “se basan en que hay una aprobación de un proyecto del 2001, una declaración de impacto ambiental (DIA) que está completamente obsoleta, se ha querido utilizar para dar estos permisos”.

Observó, además, que “esto es una fragmentación de proyectos y ya hay jurisprudencia en el tribunal Supremo en el caso del Corredor del Noreste que lo impide”. Originalmente había la intención de construir una villa marina, 350 apartamentos, 100 habitaciones de hotel, 150 villas, 60 mil pies cuadrados destinados a espacio comercial, 1,500 estacionamientos, muelles pequeños para barcos trasbordadores y ferries para llevar pasajeros a Cayo Aurora, entre otras cosas, y se esperaba cuatro mil vehículos pudieran transitar al día por la carretera PR 325, por el sector Guaypao del poblado Ensenada, y el posible desplazamiento de la comunidad, indicó Canals Mora.

Canals Mora indicó que “si el proyecto es viable o no, eso es otro cantar porque ahí entran otros elementos culturales socioeconómicos, además de los biológicos que además nos preocupan, porque un hotel con todo incluido, la gente no sale de aquí para nada. Eso se discutirá en una vista pública si se hace, que yo espero que sí. Y se haga una nueva declaración de impacto ambiental”.

Área de rica diversidad biológica

Inmerso en el área boscosa en controversia, el biólogo mencionó que “solo con observar la diversidad en unos 30 metros, podemos ver especies endémicas que donde único las hay es en Puerto Rico. El albarillo, allá arriba tenemos un buen ejemplar de roble, diferentes especies de poleo, aceitillo, conocido como Satinwood, que es uno de los árboles más valiosos que podemos tener en Puerto Rico y que tiene un valor altísimo en el mundo, y en Puerto Rico está prohibida su deforestación”.

Mientras se desplazaba por uno de los caminos abiertos por la maquinaria de la compañía proponente, el experto también identificó un palo de vaca, la uverilla (familia de la uva de playa), tachuelo, tea y palo de hierro, descrito como una de las maderas más duras del mundo. “Hemos caminado 15 pasos y hemos encontrado todas estas especies. Y esto no se consigue en un bosque estadío de 15 ó 20 años, sino que es un bosque maduro. Y una pájara boba que está cantando ahora. La diversidad tanto de aves, de fauna y flora, es similar a la del Bosque Seco. Aquí habita el guabairo pequeño de Puerto Rico y estamos en plena época de guabairo. Para mi es inconcebible que se le haya permitido llevar a cabo esta actividad de deforestación cuando el guabairo anida en el suelo, ya establecieron sus nidos. Yo estoy seguro que aquí murieron pichones de guabairo, porque compañeros que hicieron censos nocturnos vieron guabairos en estos caminos”, detalló.

El lagartijo de bosque seco, -especie amenazada, cuyas poblaciones principales se encuentran en estas áreas del Bosque Seco de Guánica-, lagarto azul turquesa, aves nativas como el Come Ñame, que es endémica; el carpintero de Puerto Rico, el pájaro bobo, el San Pedrito, especie endémica y única en el mundo, son parte de la comunidad. “Sin contar las aves migratorias, porque esto es como un oasis de aves que provienen del norte, de Búfalo, de las Cataratas del Niágara, que vienen en invierno y luego regresan. Nosotros las anillamos en Puerto Rico y luego los biólogos allá  de esa diáspora las identifican”, agregó el conocedor.

Canals Mora mencionó la Mitracarpus Maxwelliae,  una yerba pequeña endémica cuyas únicas poblaciones están en Las Pardas y una pequeña en la playa Manglillo, “que inconcebiblemente, es la única especie que el DRNA y Fish and Wild Life le está dando atención”.

“Hay unos biólogos que se supone que están llevando a cabo la monitoría para cuando se dé esta destrucción, y que inicialmente se supone que se abra una brecha a machete y se inspecciona. Eso nunca se hizo. Ahora, después de que vieron el daño hecho, aparecieron el domingo para parecer como que estaban haciendo los trabajos. El daño está hecho. No están haciendo su función, no están cumpliendo con los reglamentos del Departamento de Recursos Naturales. Aquí se cometió un crimen ambiental que ha sido permitido por las agencias”, sentenció el consultor.