Los casos de espionaje son práctica común en las películas y series de acción, pero en Puerto Rico ya son una realidad.

Las controversias legales sobre el asunto cada vez son más debido a las nuevas tecnologías que facilitan el proceso. Desde grabadoras de audio, cámaras fotográficas y hasta de vídeo se pueden encontrar en el mercado con fácil acceso y con el fin de mantener la seguridad. Sin embargo, este término ha servido de excusa para muchos que, en los últimos años, se han visto envueltos en disputas legales tras irrumpir la privacidad de otras personas, por lo general en probadores y baños públicos.

En Puerto Rico, los artículos para espiar se pueden conseguir de forma fácil y sin restricciones ya que, según Josean Martínez, gerente general de la tienda especializada en estos artículos Spy Gallery, “mientras la grabación no tenga audio es más difícil considerarla como parte de una técnica de espionaje”.

“En nuestra tienda se le indica al cliente hasta donde llega la línea de lo que es legal, pero después de que esta persona salga de aquí es responsable del uso que le dé al artículo”, expresó Martínez.

Por su parte, aseguró que el uso de esta tecnología es tan común que a diario se venden en su tienda, ubicada en Plaza las Américas desde el año 2009.

Lo que a simple vista parece un bolígrafo, podría tener una cámara oculta, y los espejuelos, enchufes y relojes despertadores pudieran estar almacenando imágenes.

En Spy Gallery hay a la venta una amplia gama de artefactos tecnológicos con cámaras ocultas cuyos precios comienzan en $119.95 y podrían ascender hasta los $600, de acuerdo a las especificaciones.

Un bolígrafo similar al que el dermatólogo Ángel Rivera de los Ríos alegadamente utilizó para grabar a una empleada en el baño de su consultorio podría rondar entre los $289.95.

La gran mayoría de estos equipos almacenan en una memoria externa (SD) la cual puede ser transferida a una computadora. Sin embargo, la duración de su batería podría ser uno de los factores de desventaja para estos productos.

Detectar a un espía no es tarea fácil, incluso para Martínez, quien tiene experiencia con cámaras ocultas por más de 20 años, pero asegura que no hay crimen perfecto y muchos de sus compradores se delatan al momento de elegir el producto que comprarán.

“Muchos no nos indican para que lo van a usar, pero nosotros nos damos cuenta por los detalles que nos dan en la búsqueda de elegir el perfecto”, añadió Martínez.

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