Estas son las dos peores formas de morir
Ambas combinan sufrimiento extremo.
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Roger Byard, el experto apodado “Doctor Death” con décadas de trabajo en salas de autopsia y escenarios criminales, describió que “peor” no siempre significa lo más espectacular, sino aquello que suma dolor, pánico y la sensación de impotencia ante la falta de ayuda.
Sostuvo que ser enterrado con vida y sufrir una hemorragia por várices tras una herida mínima figuran entre los desenlaces más terribles: el primero por la asfixia consciente y la desesperación; el segundo, porque suele ser evitable si se actúa de inmediato.
Sobre el entierro en vida, subrayó “se trata de una muerte lenta y angustiosa”. La víctima permanece consciente mientras el aire se agota, sufre la opresión del entorno y comprende, segundo a segundo, lo que está ocurriendo.
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Ese componente de lucidez, remarcó, vuelve el proceso especialmente cruel. No solo hay asfixia progresiva, también un terror creciente por la imposibilidad de moverse, pedir auxilio o revertir la situación.
La otra forma que ubicó entre las peores es el desangrado por várices. Explicó “un corte diminuto (incluso producido por un rasguño o un picotazo) puede perforar una vena varicosa y desencadenar una hemorragia rápida”.
El riesgo aumenta si la persona entra en pánico y sigue de pie o caminando. En esos casos, la pérdida de sangre se acelera y, sin intervención adecuada, el desenlace puede llegar en cuestión de minutos.
El especialista insistió en una pauta básica de primeros auxilios: ante una lesión en una pierna con várices, hay que acostarse de inmediato, presionar firmemente la herida y elevar la extremidad. Esa maniobra, dijo, suele marcar la diferencia.
Por eso considera tan devastadoras estas muertes: en el entierro en vida, por la conciencia del propio final; en la hemorragia varicosa, por lo innecesario del resultado cuando existe una respuesta simple y rápida.
El mensaje de fondo fue preventivo. Invitó a no subestimar riesgos cotidianos (desde pequeñas heridas hasta situaciones de confinamiento) y a priorizar la acción correcta antes del pánico.
A su juicio, entender estos mecanismos salva vidas: reconocer señales de peligro, aplicar medidas inmediatas y buscar atención médica sin demora puede evitar tragedias que, lamentablemente, él ha visto repetirse.