Grabaciones revelan una batalla inesperada entre ratas y murciélagos en cuevas urbanas
Advierten conducta de los roedores plantea una posible amenaza para el hombre.

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Un video captado en una cueva del norte de Alemania muestra una escena inusual: una rata parda salta al aire y atrapa a un murciélago en pleno vuelo. Lo que parecía un hecho aislado resultó ser parte de un patrón más amplio que está alterando las relaciones entre estas especies en entornos urbanos.
El hallazgo, reportado por National Geographic el 7 de noviembre de 2025, proviene del trabajo de la investigadora Mirjam Knörnschild, jefa del Laboratorio de Ecología del Comportamiento y Bioacústica del Museo de Historia Natural de Berlín.
Su equipo registró con cámaras infrarrojas cómo ratas invasoras cazaban y almacenaban murciélagos en dos cuevas del norte de Alemania, ambas consideradas refugios esenciales para la hibernación de estas especies.
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“Encontramos más de 50 cadáveres de murciélagos guardados por las ratas. Comprendimos que no era un evento aislado”, dijo Knörnschild. El estudio concluye que las ratas, oportunistas y adaptables, representan una amenaza creciente para los murciélagos que viven en ciudades.
Según Raina Plowright, profesora de Salud Pública y de Ecosistemas en la Universidad de Cornell, este fenómeno también plantea riesgos para los humanos. “Las ratas prosperan en entornos modificados por el ser humano y pueden servir como puente para virus que pasen de la fauna silvestre a las personas”, explicó a National Geographic.
Los investigadores estiman que incluso una pequeña población de ratas podría matar miles de murciélagos cada año. Ante ello, recomiendan medidas como contenedores de basura a prueba de roedores, el sellado de entradas a cuevas y campañas para evitar la alimentación de fauna urbana.
En Israel, otro estudio del Laboratorio de Murciélagos de la Universidad de Tel Aviv, dirigido por Yossi Yovel, observó interacciones similares entre murciélagos frugívoros egipcios (Rousettus aegyptiacus) y ratas negras (Rattus rattus). Las cámaras mostraron que las ratas no solo roban la fruta de los murciélagos, sino que también atacan a sus crías.
Las grabaciones revelaron que los murciélagos modifican su comportamiento según la estación y la abundancia de alimento: en invierno evitan a las ratas, pero en primavera algunas colonias responden con agresión cuando la competencia aumenta. “Los murciélagos evalúan cuándo huir o pelear. No actúan solo por miedo”, explicó Yovel.
Estos hallazgos, coinciden los expertos, ilustran cómo la urbanización intensifica los encuentros entre especies con estrategias de vida opuestas: los murciélagos, sensibles a las alteraciones ambientales, y las ratas, altamente resistentes y dependientes de la actividad humana.
Aun así, no todas las especies de murciélagos resultan víctimas. En Costa Rica, Knörnschild y su equipo documentaron a los murciélagos espectrales (Vampyrum spectrum), los más grandes de América, cazando ratas y compartiendo las presas entre miembros de la misma familia. Las observaciones incluyeron comportamientos sociales complejos, como saludos colectivos con las alas antes de alimentarse.
“Son animales muy sociables y gentiles, pero capaces de aplastar los huesos de las ratas que capturan. Podría decirse que hay una especie de justicia natural”, comentó la investigadora.
Según el reportaje original de Mary Bates para National Geographic, los científicos coinciden en que proteger a los murciélagos no solo es vital para su supervivencia, sino también para mantener los servicios ecológicos que ofrecen: control de plagas, polinización y dispersión de semillas.
Su desaparición, advierten, tendría consecuencias profundas para los ecosistemas y las ciudades que ambos —ratas y murciélagos— comparten cada vez más.

